Descubrimos el refugio de los chicos de Vicente del Bosque. Se trata de uno de los destinos más “chic” de Francia entre Nantes y Burdeos.
No ha podido elegir mejor la selección española de Fútbol, actual campeona de Europa, para su “concentración” durante la Eurocopa 2016 que tendrá lugar en varias ciudades francesas entre el 10 de junio y el 10 de julio. Los jugadores disfrutarán de los encantos de la isla de Ré, considerada como un pequeño paraíso en el Atlántico francés a mitad de camino entre Nantes y Burdeos, frente a La Rochelle, en el departamento de Poitou-Charentes, separada del continente al norte por el Pertuis Bretón y la Isla de Oléron, y al sur por el Pertuis de Antioquía. Tiene aproximadamente las mismas horas de sol que la Costa Azul. En la isla se siente constantemente una ligera brisa, y la temperatura del agua suele ser fresca.
Los jugadores y el equipo técnico de la Roja estarán alojados en el exclusivo Hotel Atalante Relais Thalasso en la localidad de Sainte-Marie-de-Ré y entrenarán en el estadio Marcel Gaillard de Saint-Martin-de-Ré, la capital de la isla. Para las fechas en que se aloja la selección española no parecen quedar habitaciones disponibles. En otras fechas, la habitación doble cuesta a partir de 120 euros, según el buscador Jetcost
Considerado como uno de los destinos más “chic” de Francia y uno de los más románticos, la isla de Ré desprende algo que la hace muy especial. Tal vez a partir de ahora muchos españoles se animen a conocer el refugio elegido para los chicos de Vicente del Bosque. Sencillez, naturaleza y elegancia caracterizan sus boutiques de decoración y de antigüedades repletas de objetos y muebles de tonos pastel en los que predomina el famoso “gris de la isla de Ré” que también se encuentran en muchas persianas de sus casas. Además del aspecto puramente estético, el estilo “isla de Ré” hace referencia a un arte de vivir lejos de los problemas del día a día. La isla ofrece ese ambiente tan particular, a la vez sencillo y relajante que la convierte en un destino que enamora a sus visitantes. Un paseo por la playa, tomar un helado en la Martinière en el puerto de la capital, Saint-Martin-de-Ré, buscar ocasiones en un mercado, tomar el sol, practicar deportes náuticos, descubrir el encanto de sus callejuelas y de sus muelles repletos de animadas terrazas, restaurantes y hotelitos de lujo hacen de la capital de la isla un lugar especial que invita al paseo. Y también disfrutar de una noche relajante escuchando un concierto, degustar platos de productos frescos... Todo ello define, en gran parte, el espíritu de esta isla que también se percibe paseando por sus calles bordeadas de malvarrosas.
La isla está formada por diez pueblos de casitas blancas y persianas de colores y paisajes en los que abundan los viñedos, marismas y playas salvajes. En cortos paseos a pie o en bicicleta se cruzan los bosques de pinos, sus animadas aldeas de casas blancas con persianas de colores y sus pequeños puertos de pescadores donde se puede parar y disfrutar de sus agradables mercados. En la otra punta de la isla se encuentra el majestuoso faro de las ballenas. Desde lo alto de sus 57m, hay unas vistas impresionantes sobre esta parte del litoral. No muy lejos está otro de sus tesoros, las Salinas. La flor de sal que produce, con una bonita apariencia cristalina, es otro de los símbolos de este lugar. Estos espacios de agua poco profunda constituyen una reserva para pescados y anguilas. Entre las salinas, en islotes o en el flanco de los montículos, las especies protegidas pueden ir a posarse serenamente y anidar; en algunos campos, robustas ovejas de origen escocés, de cabeza negra, siegan concienzudamente los prados al pacer en la hierba salada.
Paraíso de la bicicleta
No sabemos si Vicente del Bosque es partidario de estimular a sus jugadores con paseos en bicicleta, pero sin duda es una de las mejores opciones para quienes visitan la isla. Ecológica y práctica, la bici es muy útil para descubrir la isla con forma de caballito de mar, hacer agradables paseos o visitar sus playas más bonitas. Con una red de pistas para bici de unos 100km, toda la isla de Ré puede ser recorrida en bicicleta. Al ritmo del pedaleo, uno se acerca a las Salinas y su museo para descubrir el alma especial de isleño y marinero que caracteriza a los habitantes de Ré. Cruzando las Salinas de lado a lado, se pueden ver las cabañas de los ostricultores en las que se puede degustar ostras. El paseo cruza la reserva natural de Lilleau des Niges donde pueden observarse, de cerca o de lejos, miles de pájaros poco asustadizos. Siguiendo hacia el norte, está el faro de las Ballenas. Desde lo alto de este precioso faro, construido en el siglo XIX, las vistas sobre la costa de la Vendée, el Pertuis Bretón y la punta del Aiguillon al este y Oléron al sur, son increíbles.
Única por sus dimensiones, una media luna con radio de 1,5 km y más de 14 km de fortificaciones, el recinto urbano de Saint-Martin-de-Ré tenía que proteger al conjunto de la población de la isla en caso de desembarco del enemigo. Edificada entre 1681 y 1685, esta obra maestra de la arquitectura militar del siglo XVII creada por el ingeniero más famoso de Luís XIV, está perfectamente conservada. Las fortificaciones de Vauban de Saint-Martin-de-Ré, están clasificadas como patrimonio mundial de la Humanidad desde 2008 dentro de la red de las 12 obras mayores de Vauban. Hoy en día, las fortificaciones forman parte de la identidad y de la belleza de Saint-Martin-de-Ré.
Durante la Segunda Guerra Mundial, las playas de la isla fueron fortificadas por las fuerzas alemanas con búnkeres, para bloquear una posible invasión marítima, dentro de la cadena de puntos de refuerzo que fue el Muro Atlántico. Muchos de los búnkeres siguen siendo visibles, en estado más o menos abandonado. Varias escenas de la película “El día más largo” fueron filmadas en las playas de la Isla de Ré.
Mención aparte merece la reserva de Lilleau del Niges en unas antiguas salinas. Situada en uno de los principales ejes de migración de Europa, esta reserva natural acoge cientos de miles de pájaros que encuentran allí su refugio: atraídos por una fauna importante que vive en los estanques, algunos aprovechan para hacer su nido y reproducirse. Procedentes de África, Siberia, Groenlandia, Escandinavia o Canadá, más de 300 especies fueron observadas por la Liga de Protección de los Pájaros que, para poder catalogarlas, procede regularmente a su anillamiento.
Como el clima es especialmente suave en invierno, en esa estación hacen escala las barnaclas carinegras, zarapitos cenizos, martines pescadores u ostreros, lo que representa cerca de 40.000 aves. En primavera, es posible observar tarros blancos, zancos blancos, avocetas elegantes, charranes comunes o, si se tiene la suerte, los escasos pechiazules. Al final del verano, las águilas pescadoras, las garcetas comunes y los ibis sagrados levantan el pico, cuando los turistas ya se han ido.
Agua de mar estimulante
La selección española estará alojada en el elegante hotel Atalante Relais Thalasso****, en Sainte-Marie-de-Ré, situado entre cielo y viñedos, en una naturaleza protegida frente al océano. Las habitaciones poseen un balcón o una terraza que ofrecen una vista sobre el mar o las viñas. Todas están equipadas con una conexión wifi gratuita y algunas están climatizadas. El hotel cuenta con 96 habitaciones y un Centro de Talasoterapia de 1700m2 que ofrece sus instalaciones para relajarse, o estimularse, con las beneficios del agua de mar. Sus servicios de alta gama, la calidad de sus tratamientos y la situación excepcional se añaden a una magnífica piscina exterior frente al océano. Además, se puede disfrutar de sus programas de puesta en forma personalizados coordinados por médicos, dietistas, coach deportivos y osteópatas, entre otros, que permiten que cuerpo y mente alcancen una profunda relajación. El Centro propone nuevos tipos de estancias como las «Sensación spa belleza» o las fórmulas «Marin» de un día.
Tampoco sabemos el plan de dieta alimentaria de del Bosque, pero los paladares exquisitos pueden disfrutar de platos de productos de temporada en el restaurante Atalante y sus 2 tenedores Michelin. Frente al mar, el chef Arnaud Thiry propone un menú con sabores locales en el que se suele encontrar pescados frescos de la lonja de La Rochelle o verduras de pequeños productores de la isla.