Se trata de uno de los pocos lugares del Pacífico que sigue siendo realmente virgen. Atiu se despliega en pequeñas playas de deslumbrante arena blanca, insertadas como pequeños secretos en su costa. No obstante, uno de los atractivos más interesantes de las islas se halla en el interior: Anatakitaki es una extraordinaria cueva considerada tesoro nacional por los ecologistas. Cuenta con tres cavernas, estalagmitas, estalactitas, una piscina natural y una cámara que se alza como una catedral natural.
Las expediciones a ésta y otras cuevas comienzan con una travesía por exuberantes bosques tropicales repletos de helechos gigantes. La calma de esta jungla tropical virgen se ve únicamente interrumpida por la llamada de las numerosas aves autóctonas de Atiu, la más enérgica de las cuales es la del martín pescador azul. Algunas cuevas fueron utilizadas como cámaras sepulcrales y los restos de antiguos habitantes de Atiu, así como sus enseres personales, todavía descansan en sus profundidades. Para conservar la tradición local, se aconseja a los visitantes que soliciten un guía para las expediciones a las cuevas, ya que se encuentran en terrenos familiares y debe pedirse autorización.
Los visitantes que quieran entretener la jornada pescando, están en el lugar ideal. Siempre que la marea y el tiempo lo permitan, aquellos que se apunten a las excursiones de pesca en arrecife podrán aprender a pescar al estilo local. Los guías también mostrarán cómo transformar la captura en una exquisita comida isleña. Solicitándolo de forma especial, se puede realizar una salida de pesca de altura. Este tipo de salidas ofrecen el añadido de poder ver Atiu desde el mar, una experiencia emocionante.
Por otro lado, Atiu destaca como productor de un delicioso café gourmet. Los granos de café arábica se cultivan orgánicamente y se recogen de plantaciones que crecen en los ricos suelos de la meseta central. La Atiu Coffee Factory organiza visitas a sus plantaciones que terminan con una degustación de café en la galería Atiu Fibre Arts.
Pero Atiu permite también la degustación de otro elixir algo más controvertido, la cerveza. Se dice que la tradición tumunu nació cuando misioneros abstemios ilegalizaron la elaboración y el consumo de cerveza casera entre los lugareños. Los hombres locales, decididos a disfrutar de esta bebida social, desacataron las normas y comenzaron a elaborarla en secreto. Existen clubs sociales, normalmente en el interior, en los que se sirve esta bebida. Disponen de normas muy claras de conducta y cada sesión se abre y se cierra con una oración. Los visitantes son muy bien recibidos.
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