El hotel Britania, nido de espías durante la segunda guerra mundial; el tradicional, pero desconocido barrio de Vila Berta; la Fundación Ricardo Espiritu Santo Silva que posee maravillosas colecciones de cerámica y pintura; son algunos de los rincones con encanto de la capital portuguesa,
El atractivo turístico de Lisboa es de sobra conocido por escuchar fados en la Tasca do Chico, por recorrer sus calles en el emblemático tranvía número 28, por subir al elevador de Santa Justa, para terminar la tarde degustando unos pasteles de Belem, entre otros muchos lugares que caracterizan a la ciudad.
Pero existe otra Lisboa no tan conocida, que puede ser muy interesante para los que deciden visitarla y que no pueden perder la ocasión de conocerla. Por ejemplo, el hotel que durante la segunda guerra mundial fue el centro de espías de uno y otro bando, al ser Portugal un país neutral en el conflicto, el Hotel Britania, de la cadena Hoteles Heritage Lisboa, que en aquellos años se llamaba Hotel do Império, sus habitaciones y salones, e incluso su barbería, acogieron, a principios de los años 40, a muchos de estos personajes que ocupan hoy un lugar en las leyendas de los agentes secretos que intervinieron en la guerra.
El Museo Escuela de Artes Decorativas alberga la Fundación Ricardo Espiritu Santo Silva que se encuentra en el Palacio Azurara, en un barrio antiguo de la ciudad de Lisboa. Este museo cuenta con importantes colecciones de mobiliario, telas, vajillas de plata, cerámicas y pinturas que van desde el siglo XV al XIX, recreando el ambiente de una casa aristocrática portuguesa. Pero lo más desconocido es que las personas pueden visitar los talleres, en donde podrán ver a los artesanos trabajar y restaurar piezas muy antiguas.
El barrio de Vila Berta fue construido, a principios del siglo XX, por la burguesía Lisboeta y aún conserva los elementos arquitectónicos y culturales de la época. Es como una máquina del tiempo, que transportará al visitante a los tradicionales edificios, de hace más de cien años, que conforman estas calles y que curiosamente se accede por un túnel, desconocido totalmente por los turistas.
Donde hoy se encuentra el Solar do Castelo, perteneciente también a la cadena Heritage Lisboa, se construyó, en la segunda mitad del siglo XVIII, un palacete en el lugar de las antiguas cocinas de los Palacio Real, pasando a conocerse como Palacete de las Cocinas (Palacete das Cozinhas). Se caracteriza por su patio noble y sus jardines, además esta construcción posee vestigios medievales que pertenecieron a dependencias del Palacio, como es el caso de la cisterna que está en óptimas condiciones, a pesar del paso de los siglos. Su ubicación es inmejorable, ya que es el único hotel dentro del Castillo de San Jorge.
En palabras de Diogo Laranjo, Director General de Hoteles Heritage Lisboa, “existen multitud de lugares en Lisboa que son la historia viva de una ciudad, que deberían ser vistos por los más de 4,5 millones de personas que la visitan al año”. Y añade: “Todos los hoteles de esta cadena están ubicados en edificios con historia y de gran valor arquitectónico. Pertenecen a la Asociación Historic Hotels of Europe, que agrupa a todos aquellos hoteles europeos que han sabido representar la historia y el legado cultural de cada uno de sus países”