Conocido hasta ahora por sus beneficios nutricionales, este carotenoide responsable del color rojo del tomate ha empezado también a utilizarse en el cuidado de la piel.
De sobra son conocidas las propiedades del tomate para la salud (rico en vitaminas y minerales), pero este alimento estrella de la dieta mediterránea es también un gran aliado para el cuidado de nuestra piel, gracias al licopeno. Este pigmento natural que se extrae directamente del tomate, es el que confiere su color rojo característico, y aunque esté presente en otras frutas y verduras, la mayor concentración se halla en los tomates.
El licopeno es además uno de los antioxidantes más potentes del mercado y protege a las células del estrés oxidativo que producen los radicales libres, responsables directos del envejecimiento; de ahí que el sector de la cosmética haya empezado a aprovechar todas estas propiedades para aplicarlas en sus productos.
Una de las primeras en conseguirlo ha sido Lycolé, una marca española de cosmética natural, integrada dentro de Conesa Group. Actualmente, cuenta con 11 productos en el mercado, entre cremas faciales, contorno de ojos y labios, champú y mascarilla, aunque uno de los productos más demandados es el serum tanto para ella como para él. Además de hidratar y regenerar la piel en profundidad, el licopeno ayuda también a eliminar manchas, a tratar la psoriasis, y a mejorar las pieles atópicas y con acné.