Con las vacaciones de Semana Santa y de verano en un horizonte todavía lejano, son muchos los que necesitan unos días de desconexión para, justamente, volver a conectar consigo mismos. Situado a solo media hora de Barcelona, Dolce Sitges, el hotel de cinco estrellas con espectaculares vistas al Mediterráneo, se perfila como un destino en el que activar el “modo off” es muy sencillo. Los motivos, a continuación.
Por su spa, el más grande de Sitges
Se acerca el esperado Carnaval de Sitges, uno de los más famosos de España, si no el que más. Ya sea antes de la fiesta para coger fuerzas o bien después para reponerlas, una visita al spa de Dolce Sitges es un plan infalible para acabar con la tensión y con el estrés acumulados durante las primeras semanas del año. Dolce Vital Spa, diseñado para nutrir cuerpo y alma, es el espacio de wellness más grande de Sitges. En él, los visitantes podrán olvidarse del mundo en su zona de aguas, compuesta por una gran piscina interior climatizada, jacuzzi, sauna finlandesa, baño de vapor y solárium con vistas panorámicas al mar.
En sus ocho cabinas, tres de ellas dobles, el equipo de Dolce Vital Spa imparte rituales estacionales adaptados a cada estación, pues la piel necesita de cuidados diferentes en función de la época del año. Masajes completos de ELEMIS, exfoliaciones con polvo de diamante, terapias reparadoras de mano o hidrataciones faciales son solo algunas de las opciones para tejer puentes con el bienestar de uno mismo.
Por el entorno natural en el que se enmarca
El hecho de que el hotel se encuentre en la cima de una colina, alejado del bullicio de la ciudad y junto al Club de Golf Terramar, ya dice mucho de la calma que se respira en el ambiente. Su situación atesora también otro codiciado privilegio, que no es otro que una magnífica panorámica de Sitges y el Mediterráneo, visible desde buena parte de las habitaciones, spa, restaurantes y jardines.
Por su oferta gastronómica gourmet
La gastronomía de Dolce Sitges evoca los sabores más característicos del Mediterráneo en sus tres restaurantes, Restaurant Esmarris, Restaurant Terrassa La Punta y Restaurant Verema. Cualquier comida o cena en el hotel tiene todo lo necesario para transportar a los comensales a un mundo en el que el ingenio y la creatividad están muy presentes a través de una materia prima de temporada y de proximidad que garantiza su frescura y alta calidad.
En el menú degustación del Restaurant Esmarris de esta temporada (59 € por comensal, IVA incluido y bebidas aparte), la crema tibia de remolacha con otras en escabeche ligero, notas cítricas e hinojo o el besugo con caldo dashi ligeramente ahumado, algas y pétalos de chalota encurtida prometen ser un auténtico festín para los paladares más curiosos y exigentes.