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El legado británico de la historia de Menorca
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El legado británico de la historia de Menorca

jueves 14 de diciembre de 2017, 12:58h
  • Legado británico en Menorca

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    Boinder

  • Legado británico en Menorca

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    Fuerte de Marlborough

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    Iglesia de la Concepción

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    Lloc de San Antoni

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    Lloc de San Antoni

  • Legado británico en Menorca

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    Obelisco Kane

  • Legado británico en Menorca

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    Reloj público de Mahón

  • Legado británico en Menorca

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    Son Granot

  • Legado británico en Menorca

    Legado británico en Menorca
    Torre de La Mola

Toda tierra esconde detrás siglos de historias, batallas y contiendas. La isla de Menorca es un destino donde la cultura se ve marcada por la influencia británica, que dejó sus huellas con numerosas palabras de origen inglés incorporadas a la lengua local, estilos arquitectónicos todavía presentes, retazos gastronómicos, danzas y juegos infantiles, entre otros muchos aspectos. Menorca también ha heredado las fortificaciones, construidas por los británicos para proteger la isla de los constantes ataques piratas que asolaban el Mediterráneo durante la Época Moderna.

Ya sea a pie, haciendo senderismo, running, bicicleta o a caballo, residentes y turistas pueden descubrir la historia del pasado menorquín a través de la “Ruta Británica y Fortificada de Menorca”: Un itinerario que atesora simbólicos lugares que aún hoy se conservan en buen estado ofreciendo una amplia visión sobre la cultura y la vida en la isla siglos atrás.

Tradición y cultura inglesa en la isla

Durante el siglo XVIII, Menorca se incorporó a la Corona inglesa y, desde entonces, ha guardado una fuerte influencia británica en muchos de sus aspectos culturales, así como en sus enclaves, estilos arquitectónicos, gastronomía e incluso palabras, que han pasado a formar parte de la lengua menorquina. Algunos ejemplos de palabras de origen inglés: Bótil de Bottle (botella), Faitim de fight him (juego del ‘pilla-pilla’), Xubec del to bed (siesta) o Mèrvil de Marbels (canicas).

Así pues, todavía puede observarse cómo algunas casas de la isla conservan los miradores (balcones acristalados llamados boinders, probablemente del inglés bow window) o, por ejemplo, las ventanas con cierre de guillotina. Productos tan arraigados a Menorca como la ginebra, fabricada por los artesanos de Mahón, también tienen su origen en los ingleses. Otros platos típicos menorquines como la “greixera dolça” (una especie de pudin), el “brou de xenc” (caldo de carne de vaca/buey) o los “piquéis” (pepinillos y alcaparras en adobo), son derivados de platos de la cocina inglesa.

Entre los espacios que conservan toda la tradición y estilo británico destacan:

Fuerte Marlborough: Fue construido por los británicos entre 1720 y 1726 y debe su nombre al duque de Marlborough, John Churchill, el general británico más destacado de la época. Su función era la de proteger el puerto de Mahón y, aunque fue derruido en parte por los españoles, se volvió a reconstruir años después.

Isla del Rey: También conocida como The Bloody Island, es un pequeño islote ubicado entre Mahón y Es Castell que construyeron los británicos en un hospital militar durante el siglo XVIII. Previamente, se dice que allí llegó por primera vez Alfonso II en 1287, de ahí el nombre de la isla.

Camino d’en Kane: Richard Kane fue un militar irlandés que gobernó en Menorca entre 1712 y 1717. Su principal contribución fue elaborar una red de caminos que facilitase tanto la comunicación militar como agrícola entre Ciutadella y el Castillo de San Felipe. El camino que todavía hoy lleva su nombre se extiende desde Mahón a Mercadal.

Sede del Gobierno Militar: Durante años fue la casa del Rey, pero los británicos la convirtieron en Palacio del Gobernador. Su interior todavía conserva las principales características: Un porche en la planta baja y una galería corrida en el primer piso que da acceso a todas las estancias. Actualmente se utiliza como sede del Gobierno Militar en Menorca.

Una isla muy bien protegida durante los siglos de conflicto

Menorca se convirtió, por su situación geográfica, en un blanco claro en las continuas invasiones piratas al Mediterráneo durante la Época Moderna. Los propietarios rurales comenzaron construyendo torres para proteger a la población. Años después, durante el siglo XVI, Menorca también se vio envuelta en un conflicto entre Imperio español y el otomano, lo que dio lugar a la construcción de atalayas y torres de aviso marítimo. Ya durante la etapa de dominio británico, ya se construyeron importantes fortificaciones para protegerse del enemigo.

La mayoría de dichas construcciones se conservan en buen estado:

Murallas – Bastión del Gobernador: Fue construida en Ciudadela en el siglo XIV para proteger la medina islámica. En el siglo XVI quedó en muy mal estado por el saqueo turco y durante el siglo XVII se construyó una nueva muralla adaptada a las necesidades del momento. Actualmente se conservan dos baluartes: El de Sa Font y del Gobernador.

Torre d’en Quart: Supone una construcción poco común en la isla, puesto que no está lindando con la costa. Fue el dispositivo de defensa en las zonas más vulnerables a los ataques piratas.

Torre de la Princesa: Ubicada en el acantilado de La Mola, fue construida para evitar desembarcos enemigos en Es Freus. En sus inicios, se almacenaba la pólvora y víveres en la planta baja y en la planta media se guardaba la guarnición, mientras que en la terraza se disparaba el cañón y se defendía el acceso. Hoy día sirve como museo gracias a la voladura sufrida por un rayo.

Lazareto: Fue construido en el siglo XVIII como espacio sanitario por la peste bubónica procedente de Oriente y el norte de África. Allí se llevaba a los pacientes en cuarentena. En la actualidad, está declarado como Bien de Interés Cultural y alberga reuniones y congresos nacionales e internacionales. También es lugar de visita para locales y turistas con el fin de mostrar una parte más de la historia menorquina.

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