En una superficie de 30 kilómetros cuadrados, Macao alberga a casi 600.000 habitantes, pero fueron más de 30 millones los visitantes que se acercaron en 2016 a esta antigua colonia portuguesa. Aunque la mayor parte de su turismo procede de Asia, cada vez son más los viajeros llegados de todas partes del globo. Baste comentar que desde hace más de diez años Macao supera a Las Vegas en cuanto a volumen de juego. Hablamos de unas cifras astronómicas: en 2016 se registraron apuestas por valor de 28.000 millones de dólares, lo que deja muy atrás los cerca de 6.000 millones registrados en la capital del juego de Nevada.
El juego en Macao ha sido legal desde 1850 y el Bacará es su favorito (acapara el 90% del volumen de juego), aunque el poker se ha ido haciendo con un espacio muy importante dentro de la oferta de los casinos. Desde hace algunos años, las grandes salas internacionales han añadido la parada de Macao a su calendario de grandes eventos en vivo y jugadores de la talla de Bertrand "ElkY" Grospellier la reivindican como una de las mejores del mundo.
Si nos alejamos de las luces de los casinos, podremos disfrutar de la amalgama de culturas resultante de su etapa como colonia portuguesa, una situación que se mantuvo hasta 1999. La tradición cantonesa abraza las costumbres lusas y nos permite comer en Lai Heen, un restaurante de cocina tradicional -pero cuyas mesas disfrutan de las vistas de la planta 51 del lujoso hotel Ritz Carlton - y cenar en el O Santos, un local que hará las delicias de los amantes del frango a grelha que se acerquen hasta la Rua do Cunha.
Tras la cena, toca disfrutar de la vida nocturna. Preguntes a quien preguntes, el primer
Tras la cena, toca disfrutar de la vida nocturna. Preguntes a quien preguntes, el primer nombre que vas a escuchar es el del Club Cubic. Treinta mil metros cuadrados repartidos en dos plantas y la única (por el momento) barra de champán Perrier-Jouët de toda Asia, lo convierten en uno de los locales más exclusivos del Continente.
Si el vértigo no te supone ningún problema, no te pierdas las vistas de la ciudad que ofrece la Macao Tower. El sitio perfecto para disfrutar de una bebida con calma y dejar el ajetreo de sus calles 338 metros más abajo. Para los amantes de los atardeceres idílicos, el Sky 21 permite combinar la luz del ocaso con el encendido de la iluminación de los complejos hoteleros y los grandes casinos.
Para acabar nuestra jornada, es obligatorio pasarse por The House of Dancing Water, un espectáculo en el que el agua es el protagonista principal. Piensa en algo parecido a las fuentes del Bellagio, pero más ambicioso. Hay que recordar que The House of Dancing Water está considerado el espectáculo acuático más importante del mundo y que se celebra en un complejo abierto 270 grados que cuenta con una piscina sobre la que se ejecutan acrobacias imposibles que dejan al visitante con la boca abierta.
Macao tiene un espíritu especial, fruto del crisol cultural de una sociedad que ha sido capaz de amalgamar el lujo y la modernidad con la tradición y el respeto por su identidad. Busques lo que busques, Macao tiene mucho que ofrecer.