El barrio de Born puede presumir de ser uno de los lugares más agradables de Barcelona para pasear y rendirse al placer de comer.
Café Kafka es uno de los espacios más cosmopolitas de la zona, entre new yorker y parisien, ofrece al visitante una memorable experiencia ganada día a día por su buen hacer y trato exquisito.
Fiel a su espíritu de bistró hay clásicos que quiere mantener a pesar de las temporadas. Son sus grandes estrellas que lo representan, platos con los que se identifica y que solicitan los amantes del lugar. Platos como la celebrada tortilla de patatas baveuse, sus sashimis de salmón o atún rojo o sus pastas y arroces hechos al momento. Otros, sin duda, se actualizan en función de la estación y los productos disponibles ya que la cocina de Café Kafka se caracteriza por preservar siempre su máxima calidad.
El nuevo chef Maykel Bustamante y su “segundo de a bordo” Sonia Cirac elaboran una cocina que no atiende a complicaciones, porque lo exquisito no debe serlo; una cocina fácil de entender, fresca y saludable.
¿Y qué más fresco y más fácil para elegir que un típico carrito de fruits de mer que además de las mejores ostras, ofrece mejillones buchot, Stone King Crab y marisco del día?
Para este invierno que empieza el chef nos propone gran variedad de platos. La nueva carta permite más que nunca compartir entrantes: crackers de anchoa, cangrejo ruso, láminas crujientes de berenjena a la miel, el clásico escargot de Borgoña, ancas de rana, costillitas de cabrito lechal, blinis de salmón, ceviches y tartars; le siguen grandes propuestas como el tagliatelle con crema de mascarpone, trompetas de la muerte y brandy; platos “de cuchara” como el estofado de rabo de buey o de jabalí; el rodaballo salvaje; segundos para compartir como el arroz caldoso de bogavante… la carta da realmente para elegir entre un amplio abanico de sabrosas propuestas pero si hay un nuevo plato estrella esta temporada este es el Tomahawk: una opción magnífica presentada espectacular, sobre una losa caliente de piedra, sal y ramas secas de bosque. Es un costillón de lomo alto de vaca vieja de más de un kilo, un aromático deleite para los amantes de la carne, que pueden decidir el punto de cocción y disfrutar de un plato que difícilmente encontrarán en ningún otro lugar de la ciudad.
Y los postres, algo a lo que nadie debería renunciar en Café Kafka, la esencia del verdadero bistrot, la gourmandise: postres caseros, tartas cocidas en su horno y una cuidada selección de quesos ingleses, holandeses, españoles y franceses.
Y es que el savoir faire de Café Kafka, hace que el visitante se sienta como en casa.