Durante los meses de julio y agosto, las temperaturas se incrementan llegando a extremos, en ocasiones, incómodos, sin embargo, existen lugares en España que gozan de un clima privilegiado con temperaturas agradables durante todo el año y que permiten disfrutar de la playa y de su oferta de ocio sin excesivo calor. Es el caso de Las Palmas de Gran Canaria, una ciudad que mantiene una temperatura media de 22 grados centígrados durante el año gracias a fenómenos meteorológicos como los vientos alisios y la panza de burro.
Panza de burro es el término con el que se suele aludir en Las Palmas de Gran Canaria al cielo nublado o mar de nubes que puede verse durante muchos días del estío. Nubes que engañan en cuanto al clima, que sigue siendo el cálido propio del verano, y que, desde luego, no impide las numerosas actividades deportivas y de ocio que se pueden practicar en la ciudad durante todo el año, y al aire libre.
La panza de burro es, en ocasiones, un argumento que se suele contraponer de forma equivocada a la condición de mejor clima del mundo del que disfruta la capital grancanaria. Clima catalogado así en un estudio de la Universidad de Siracusa (EEUU) publicado en el año 1996 por la revista Consumer Travel . Entonces ya se destacaba la temperatura media anual que tiene la mayor ciudad de Canarias: 22 grados centígrados
Este cielo que cubre la urbe en el estío es también un manto protector contra el elevado calor que se suele dar en las principales zonas turísticas de Canarias, como el Sur de Gran Canaria: de hecho, la temperatura en la ciudad puede rondar los 30 grados cuando en el área de Maspalomas supera los 40.
Por este motivo, no es extraño encontrar en Las Palmas de Gran Canaria en estas jornadas a numerosos visitantes alojados en el Sur, que buscan un alivio en la oferta cultural, de ocio o restauración que ofrecen enclaves como Vegueta o Las Canteras, en donde también se puede disfrutar con este clima igualmente apto para playa, y para practicar distintos deportes en la arena o en el mar, o, simplemente, pasear al aire libre.
Los vientos alisios, que soplan desde el noreste, son los culpables de esta acumulación de nubes a baja altura contra las áreas de las Islas. La ciudad, enclavada de forma estratégica en este contexto, puede beneficiarse de esta pantalla solar natural, que rebaja los efectos del calor más intenso del verano.
En invierno, y gracias al efecto de los alisios, Las Palmas de Gran Canaria mantiene esa misma temperatura anual, propia de la primavera, con cielos despejados. Es esa constante de los 22 grados la que ha justificado las diferentes alusiones a la capital grancanaria como la ciudad con mejor clima del mundo.