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Semana Santa en Iznájar, una experiencia única en sus calles
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Semana Santa en Iznájar, una experiencia única en sus calles

miércoles 09 de abril de 2025, 09:01h

Este pequeño municipio cordobés acompaña sus desfiles procesionales con representaciones teatrales en las que sus curiosas figuras bíblicas van caracterizadas de la época y con rostrillos intencionadamente grotescos.

Con la llegada de la Semana Santa, el municipio cordobés de Iznájar se transforma por completo y los vecinos y vecinas del pueblo se sumergen de lleno en ella para representar y recrear en vivo la Pasión y Muerte de Jesús. Sus pasos procesionales siempre van acompañados de representaciones teatrales con curiosas figuras bíblicas caracterizadas de la época –la mayor parte de ellos con rostrillos (máscaras) intencionadamente grotescos– que están en camino de ser declaradas bien de interés cultural y en las que los visitantes viven un experiencia auténtica y única. Una Semana Santa repleta de color gracias a ejemplos como los morriones, sombreros altos y repletos de flores que llevan los sayones, y que se contrapone con la tradición histórica más arraigada como la procesión del Santo Entierro en la que se portan 12 calaveras auténticas que se custodian en una casa-cueva durante todo el año.

Los desfiles procesionales de la Semana Santa de Iznájar mantienen intacto uno de los rituales más profundos de la comarca y, por eso, permanece en ellos el tono festivo con el que el pueblo acogía estas escenificaciones de la Pasión. Una de las citas más visuales dentro de esta Semana Grande es la Procesión del Calvario del Viernes Santo. En ella participa de forma muy activa “La Judea”, que representa al pueblo judío. Su comitiva está presidida por Pilatos y su mujer Claudia Prócula acompañados de dos escribas, conocidos popularmente como “Moñitos” y dos criados o “mesillas”. Junto a ellos se encuentran los judíos rasos ataviados con atuendos del siglo XVII como es el morrión de flores de papel y unas rosetas, una blusa de color morada, una capa azul para los “capitanes y jugadores” y roja para los judíos acompañados de un fajín amarillo y sandalias rojas además de sus rostrillos o máscaras grotescas. Una indumentaria similar a la que utilizan los sayones que custodian la imagen de Cristo en todas las procesiones.

En este ambiente de fiesta, lleno de tambores y cornetas, dos jugadores se apuestan la túnica de Jesús a los dados, los centuriones romanos buscan por las calles y prenden al Cirineo, un pregonero judío lee la sentencia de Poncio Pilatos, la procesión de los Apóstoles y de Jesús. Todos ellos están acompañados por los bulliciosos “maladrones” que habrán de ser crucificados junto a Jesús y que escapan constantemente en un empeño desesperado de fuga dando “crucetazos” a todos los que se encuentran delante, persiguiendo a los niños y creando carreras y espantadas por todo el pueblo.

Con la llegada de la noche, este ambiente de bullicio desaparece y da paso a un solemne tono de duelo que acompaña a la Procesión del Santo Entierro. Los judíos se culpan con miedo de la muerte de Jesús, mientras que Pilatos proclama: “Yo me lavo las manos y allá vosotros”. En este desfile procesional también participa la Hermandad de los Apóstoles. Sus hermanos, siempre llevando el orden y el respeto, van ataviados con túnicas, rostrillos, un rosario, una cruz y un texto con palabras tomadas del credo católico. Lo que más llama la atención de esta procesión es que cada uno de los cofrades porta una calavera real que se custodian durante todo el año en una casa-cueva, sede de la Cofradía. Estos doce cráneos salieron a la luz cuando se derrumbó la antigua cripta parroquial en 2007 aproximadamente y, desde entonces, salen en procesión la noche del Viernes Santo.

Otro de los pilares fundamentales de la Semana Santa iznajeña es “El Paso”, una representación viviente de la Pasión y que supone una adaptación de las antiguas representaciones pasionistas conocidas como “El Paso Antiguo”, las cuales estaban caracterizadas por una exagerada mímica y poco texto. Tienen su origen en el siglo XVII y servían para hacer entendibles al pueblo los Sermones de Semana Santa. Esta puesta en escena muestra la Pasión y Muerte de Jesús y a día de hoy ostenta el título de ser la obra pasionista más antigua de la provincia de Córdoba.

Cada año, el salón de Usos Múltiples de Iznájar se encarga de acoger esta cita a la que acuden más de cuatrocientas personas para disfrutar de los quince cuadros escénicos de la obra, comenzando con la Entrada Triunfal en Jerusalén y culminando con su muerte en la Cruz, el Descendimiento y el Santo Entierro. La Asociación Cultural “Hisn-Paso Ashar” se encarga de realizar esta cita que adquiere una dimensión cultural y en la que participan más de doscientos vecinos de Iznájar que, de manera no profesional, trabajan no sólo en la interpretación, sino también en la música, decorados, iluminación, vestuario, maquillaje, peluquería, etc.

La Semana Santa de Iznájar se caracteriza por su singularidad y su defensa de unas tradiciones que, a lo largo de su historia, no siempre fueron bien recibidas por los eclesiásticos. Sin embargo, el pueblo supo mantener viva su identidad y lucharon por conservar lo que les era propio. El resultado es una experiencia pasionista única y que no deja indiferente a todos aquellos que deciden acercarse y formar parte de ella como un vecino más.

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