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Semana del Arte de Taiwán en Madrid: un puente cultural entre Oriente y Occidente
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Semana del Arte de Taiwán en Madrid: un puente cultural entre Oriente y Occidente

jueves 13 de marzo de 2025, 09:58h

La Semana del Arte de Taiwán en Madrid se ha consolidado como un evento clave en el calendario artístico de la capital española. Celebrada en paralelo a ferias como Art Madrid y Hybrid Art Fair, esta iniciativa busca dar visibilidad a la riqueza y diversidad del arte taiwanés contemporáneo, ofreciendo una plataforma para el diálogo intercultural y la exploración de nuevas formas de expresión.

En su edición de 2025, el evento ha traído a la ciudad una cuidada selección de artistas que han presentado propuestas innovadoras en pintura, fotografía, caligrafía y performance. Desde la técnica de “trazos arrugados” del pintor TENG Pu-Chun hasta la poesía visual de Ching Chwang HO, la muestra ha permitido al público madrileño sumergirse en la sensibilidad y profundidad del arte de Taiwán.

Más que una exposición, la Semana del Arte de Taiwán es un espacio de encuentro donde las tradiciones milenarias dialogan con las tendencias contemporáneas, generando un cruce de influencias que trasciende fronteras. La presencia de artistas en eventos en vivo y la interacción con el público han reforzado el impacto de la iniciativa, que se perfila como una cita imprescindible para los amantes del arte y la cultura.

Con cada edición, este evento reafirma el papel de Taiwán en la escena artística internacional y su capacidad para construir puentes con el mundo, mostrando que el arte sigue siendo una de las formas más poderosas de conexión entre culturas.

En la feria Art Madrid, la destacada CHINI Gallery de Taipéi presentó el proyecto "Ethereal Flow" en el stand A11. Esta exhibición reunió las obras de tres reconocidos artistas taiwaneses:

TENG Pu-Chun: Conocido por su innovadora técnica de "trazos arrugados" en la pintura a tinta, sus obras entrelazan paisajes de montañas y árboles, creando vistas de ensueño que reflejan la vitalidad de la naturaleza y la esencia de la vida.

Suling WANG: Sus extensas obras abstractas indagan sobre la patria y la fluidez, utilizando pinceladas fluidas y colores en distintas capas para abordar los entresijos de la cultura oriental y su propia identidad.

CHOU Ching-Hui: Fotógrafo cuyo estilo captura emociones e historias fugaces, explorando la fragilidad y la fuerza del espíritu humano a través de imágenes exquisitas y emotivas.

Paralelamente, en la Hybrid Art Fair, la calígrafa y poeta taiwanesa Ching Chwang HO presentó un proyecto de poesía visual en la habitación 211 del Hotel Petit Palace Santa Bárbara. Su obra combina poesía y caligrafía, fusionando tradición y contemporaneidad. Además, el sábado 8 de marzo, HO colaboró con el bailarín y coreógrafo Taboeh a 'Oebay Tataysi' en la performance "Tinta del Este y del Oeste", que entrelazó caligrafía, poesía y danza contemporánea de manera improvisada, demostrando la sinergia entre ambos artistas.

Estas actividades reflejan el compromiso de Taiwán por promover su cultura y arte en el escenario internacional, ofreciendo al público madrileño una oportunidad única para apreciar la riqueza y diversidad del arte contemporáneo taiwanés.

En la intimidad del trazo: la poesía visual de Ching Chwang HO

En la habitación 211 del Hotel Petit Palace Santa Bárbara, el tiempo pareció ralentizarse. Un murmullo de curiosidad se extendió entre los asistentes que, con el sigilo de quien se adentra en un santuario, ocuparon su lugar en el espacio transformado en galería efímera. Allí, entre muros blancos y una luz tamizada, la calígrafa y poeta taiwanesa Ching Chwang HO desveló su universo de tinta y palabra, uniendo tradición y modernidad en un diálogo fluido entre Oriente y Occidente.

Sobre grandes lienzos de papel de arroz desplegados como pergaminos suspendidos, la caligrafía de HO fluía con la elegancia de un susurro. Sus trazos, a la vez firmes y etéreos, evocaban la cadencia de un poema que se escribe en el aire antes de posarse en la superficie. No se trataba solo de escritura, sino de un proceso de transmutación: las palabras se convertían en imágenes y las imágenes en emociones. Los asistentes no leían los caracteres; los sentían.

A medida que la tarde avanzaba, HO tomó su pincel, empapado en tinta negra, y con un movimiento meditado trazó nuevos versos en vivo. Sus manos parecían danzar sobre el papel, guiadas por la respiración, por un ritmo casi musical. Era un acto de entrega, un instante de comunión con lo efímero, donde cada trazo contenía una historia, un instante atrapado antes de desvanecerse en la inmensidad del tiempo.

El momento cumbre llegó con la intervención del bailarín y coreógrafo Taboeh a ‘Oebay Tataysi’. En una simbiosis perfecta, la poesía de HO cobró vida en el cuerpo del artista, que interpretó con movimientos fluidos y vibrantes la esencia misma de los versos. La tinta se expandía en el papel mientras los gestos de Tataysi evocaban la fuerza de los elementos, el susurro del viento y la profundidad de las raíces ancestrales.

Cuando la última pincelada se asentó y el último movimiento se extinguió en el aire, un silencio reverente lo inundó todo. Luego, el aplauso fue inevitable, pero no rompió la magia, sino que la prolongó en la memoria de quienes fueron testigos de aquella fusión de caligrafía, poesía y danza. Madrid había sido el escenario de un instante irrepetible, un puente entre culturas que, en la habitación 211, se sintió más tangible que nunca.

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