NO TENGAMOS PRISA…
VEAMOS, CONTEMPLEMOS, DISFRUTEMOS…
“UN DÍA ME DI CUENTA QUE SI NO ME MOSTRABA NADIE ME VERÍA… YO, QUE VIVÍA EN EL LIMBO DE MI INTERIOR” (Mery Dörp-María Escobar)
"Entre paisajes" es una obra de la compañía Mery Dörp, liderada por María Escobar, que se presentó los días 7 y 8 de marzo de 2025 en la Sala Cuarta Pared de Madrid.
Esta pieza multidisciplinar forma parte de la trilogía "El elogio del ahora", siendo su segunda entrega tras "Tempo" (2021).
La obra invita al espectador a un viaje contemplativo, buscando despertar una mirada sensible hacia los misterios de lo cotidiano y reivindicando la lentitud en una época caracterizada por la hiperproductividad.
La Sala Cuarta Pared, que celebra su 40º aniversario, fue el escenario elegido para esta propuesta que busca ofrecer una experiencia sensorial y reflexiva al público.
La dirección, dramaturgia y coreografía estuvieron a cargo de María Escobar, quien también interpretó junto a Fátima Cúe y Eva Viera.
Bajo la tenue luz de la Sala Cuarta Pared, Entre paisajes desplegó su universo de contemplación y belleza efímera. María Escobar, en complicidad con su equipo artístico, llevó al público a un espacio donde el tiempo se dilata y la mirada se detiene en lo aparentemente insignificante. La pieza, que forma parte de la trilogía El elogio del ahora, se presentó los días 7 y 8 de marzo de 2025, consolidándose como una experiencia sensorial y emocional que desafía la velocidad del mundo contemporáneo.
A través de una puesta en escena que entrelaza cuerpo, imagen, sonido y luz, la obra invita a recorrer paisajes internos y externos, donde la quietud se vuelve una forma de resistencia. Fátima Cúe y Eva Viera, junto a Escobar, dieron vida a un ritual escénico que no solo habitó el escenario, sino también la imaginación de los espectadores. La música original de Erissoma y la iluminación diseñada por Sergio García envolvieron la escena en una atmósfera de ensoñación, donde cada detalle se convirtió en un eco del presente.
La obra reivindica la lentitud, el asombro por lo cotidiano y la necesidad de reconectar con el tiempo natural de las cosas. En un mundo donde lo fugaz domina, Entre paisajes propone un paréntesis, una pausa necesaria para redescubrir la riqueza de la percepción y la memoria. Con una sensibilidad que desafía lo convencional, María Escobar y su equipo han tejido un espectáculo que no solo se observa, sino que se siente, se respira y, sobre todo, se vive.
Sin embargo, Entre paisajes no es una obra de fácil acceso para todos los públicos. Su ritmo pausado y su carácter contemplativo pueden desafiar la paciencia de quienes buscan una narrativa más estructurada o convencional. La apuesta por la lentitud es, sin duda, su mayor virtud, pero también su principal desafío: la obra exige una disposición activa del espectador, quien debe entregarse sin reservas a su propuesta estética.
En términos visuales y sonoros, la pieza es impecable. La escenografía minimalista y el uso del vídeo-arte aportan capas de significado a la experiencia, permitiendo lecturas abiertas e interpretaciones personales. No obstante, en algunos momentos, la reiteración de ciertos gestos y dinámicas escénicas puede generar una sensación de estancamiento, lo que podría haberse resuelto con una mayor variación en la composición dramatúrgica.
En definitiva, Entre paisajes es una obra que desafía la percepción y propone una forma distinta de habitar el teatro. No es un espectáculo para espectadores pasivos, sino una invitación a la inmersión, a la contemplación y a la escucha profunda. Con una sensibilidad que desafía lo convencional, María Escobar y su equipo han tejido un espectáculo que no solo se observa, sino que se siente, se respira y, sobre todo, se vive.