¿Qué habría pasado si Kostya, tras pegarse un tiro en La Gaviota de Chejov, hubiese sobrevivido?
De esa pregunta parte Rubén Ochandiano en Kostya (el hombre que quiso), un texto que él mismo ha escrito, dirige e interpreta y que el próximo 5 de febrero estrena en Teatro del Barrio.
Rubén Ochandiano se imagina que Konstantin Gavrilovich, veinte años después, es un escritor de mediana edad que reflexiona acerca de su vocación, el arte y los fantasmas que habitan su existencia: su madre, Boris Trigorin y, por supuesto, Nina. La Gaviota, una de las obras que ha inspirado profundamente a las personas creadoras e intérpretes de teatro, también ha tenido una gran presencia en la carrera de Rubén.
Este título que se alejó de las convenciones teatrales del siglo XIX y expuso una mordaz crítica social y existencial, donde los personajes odian su presente, añoran su pasado y temen el futuro, lo leyó “decenas de veces”, lo trabajó en clases de interpretación y tuvo ocasión de verlo representado en el “año 2001 en Nueva York, en el montaje que dirigió Mike Nichols a partir de una adaptación del dramaturgo británico Tom Stoppard. “
Con ese montaje “comprendí por primera vez las bondades de ese texto, lo milagroso que es, a lo que se refería a la gente cuando hablaba de las maravillas del trabajo de Chejov”. Comprendió “toda la poesía, el dolor y la cantidad de capas que esconden las palabras de estos personajes”. Después de aquella revelación, hubo un par de ocasiones “en las que el personaje de Kostya me rozó, en montajes que se llevaron a cabo aquí en España”.
Mientras, él seguía fascinado, obsesionado con la obra. Leyó todo Chejov, viajó por el mundo buscando montajes de sus obras y aunque se enamoró de todos sus textos, seguía especialmente entusiasmado La Gaviota. En 2011, se lanzó a dirigir su propia versión, “tras haberlo leído también en inglés y francés, además de en castellano”. Descubrió “que la mayoría de las traducciones que nos llegan en español pierden la esencia chejoviana, son excesivamente alambicadas, se pierde la capacidad dé sintetizar”.
En Kostya (el hombre que amó), el escritor tiene 45 años. Reflexiona sobre lo que ha sido. Y esto “me sirve para hablar dé de él y de mí. Me sirve para hacer una carta de amor a todo a aquello que sustenta mi vida: mi vocación, el teatro, mi madre, la necesidad de intimidad con el otro”. También sirve “para reflexionar acerca de todo aquello que me inquieta en el funcionamiento del arte, el funcionamiento del teatro, la muerte, el dolor, el suicidio. Cómo existimos a ojos de las otras personas. Cómo a veces es difícil escapar de la imagen que otras personas tienen de mí”.
Sobre Rubén Ochandiano
Rubén Ochandiano de Higes nace en Madrid en 1980. Se forma en interpretación, canto y danza con maestros como Juan Carlos Corazza, Carmen Werner, Michelle Mann o Inés Rivadeneira. Como actor ha trabajado con algunos de los directores de cine más importantes del mundo: Pedro Almodóvar, Alejandro G. Iñarritu, Juan José Campanella, Icíar Bollaín, Gabriele Salvatores o Steven Soderbergh, entre otros. Ha optado, por su labor, a diversos premios, como el Goya al Mejor Actor o el Premio de la Unión de Actores de España. En teatro ha sido dirigido por Miguel Narros, Calixto Bieito, Antonio Mercero o Javier G. Yagüe, entre otros nombres destacados. Como director lleva a escena, en 2011, La gaviota, de Antón Chéjov, y un año después su versión de Antígona de Jean Anouilh; en ambas firma también la adaptación del texto. En 2013 y 2014 escribe y dirige Animal y La evolución. En 2021 estrena El alivio o la crueldad de los muertos, un texto original, en coproducción con los Teatros del Canal de Madrid. Como autor, además de escribir para el escenario o la pantalla, en el año 2012 publica la novela Historia de amor sin título. En 2025 estrenará en cines los largometrajes Zumeca, Daniela Forever, Nora & Ely y Ya no quedan junglas adonde regresar.