“Y yo te buscaré en Groenlandia…”
Lo dice la canción de Zombies.
Y en Groenlandia, con mucho frío, también se celebra la Navidad.
La Navidad en Groenlandia tiene un encanto único y está profundamente influenciada por la cultura inuit y las tradiciones danesas
Eso sí una Navidad un tanto especial…
La Navidad en Groenlandia tiene un encanto único y está profundamente influenciada por la cultura inuit y las tradiciones danesas, ya que Groenlandia es un territorio autónomo, con su propio primer ministro, pero dentro del reino de Dinamarca.
La Navidad es especialmente festiva en Groenlandia. Se celebra con muchas velas y una gran cantidad de estrellas navideñas características de color rojo anaranjado que se pueden ver en casi todas las ventanas.
En los pueblos, las velas se encienden en los árboles de Navidad el primer domingo de Adviento, lo que da lugar a un ambiente extra acogedor para la mayoría de las familias con la elaboración de adornos navideños, comida y dulces navideños.
En la mayoría de las ciudades se erige un árbol de Navidad, que se encargó hace un tiempo y que llegó desde Europa. Luego se reúnen cuando se enciende el árbol de Navidad por primera vez y se cantan canciones.
Espíritu comunitario y sencillez
Familia y comunidad: Las celebraciones son muy íntimas y enfocadas en la familia y la comunidad. Dado que los asentamientos son pequeños, las festividades suelen involucrar a todos los vecinos.
Decoraciones: Las casas se adornan con luces, velas y decoraciones hechas a mano, muchas de ellas con motivos naturales como estrellas y figuras de animales.
Costumbres tradicionales
Cantos y villancicos: Es común que los grupos de personas, a menudo niños, canten villancicos de puerta en puerta. Algunas canciones tienen letras tradicionales inuit.
Quviasukvik: Es una celebración inuit más amplia del solsticio de invierno, que coincide con la Navidad y simboliza el renacimiento del sol después de las largas noches árticas.
Gastronomía navideña
Platos tradicionales: Incluyen alimentos locales como carne de foca, ballena, pescado seco y aves silvestres. También se disfrutan comidas influenciadas por Dinamarca, como el risalamande (un postre de arroz con leche) y galletas navideñas.
Café groenlandés: Es una bebida típica que combina café, whisky, Kahlúa y nata montada, ¡ideal para combatir el frío!
Papá Noel y la conexión con Groenlandia
Se dice que Papá Noel tiene su hogar en Groenlandia, una leyenda que los niños adoran. Algunos turistas visitan el "oficial" buzón de Papá Noel en Nuuk, la capital.
Luz y oscuridad
Durante diciembre, muchas regiones de Groenlandia están en plena noche polar, lo que significa que no hay luz solar. Las luces navideñas y velas se vuelven aún más significativas, creando un ambiente cálido y acogedor.
En resumen, la Navidad en Groenlandia es una mezcla de tradiciones inuit, danesas y locales, con un enfoque en la calidez humana y la conexión con la naturaleza en medio del frío ártico.
UN CUENTO DE NAVIDAD
Navidad bajo las auroras
En un rincón gélido y deslumbrante del mundo, en Groenlandia, se encontraba un pequeño pueblo llamado Illusiarfik, donde las luces de la aurora boreal danzaban cada noche, como si el cielo estuviera celebrando. Los habitantes de Illusiarfik, una mezcla de familias inuit y algunos aventureros europeos, vivían en casas de madera con techos de nieve, rodeados por glaciares y montañas que brillaban como cristales bajo la luz de la luna.
Era la víspera de Navidad, y aunque el sol no salía en estas fechas debido a la noche polar, la emoción iluminaba los corazones de todos. En el centro del pueblo, se alzaba un gran árbol de Navidad decorado con collares de huesos tallados, plumas de aves árticas y pequeños cristales de hielo que reflejaban las luces de los faroles.
Entre los niños, destacaba una pequeña llamada Nuna, una niña de nueve años con ojos tan brillantes como las estrellas y un espíritu curioso. Nuna creía firmemente en los cuentos que le contaba su abuela: historias sobre Qilak, el espíritu de las auroras, que descendía a la Tierra durante la Navidad para regalar bendiciones a aquellos que mostraban bondad y valentía.
Esa noche, mientras todos estaban reunidos en la iglesia del pueblo cantando himnos navideños, Nuna sintió una corazonada y salió sigilosamente al frío. Llevaba puesto su abrigo de piel de foca y un par de botas de reno que su madre había hecho para ella. Seguía el rastro de las luces en el cielo, que parecían guiarla hacia un lugar especial.
Durante diciembre, muchas regiones de Groenlandia están en plena noche polar, lo que significa que no hay luz solar
Después de caminar durante un rato, llegó a una cueva de hielo. Dentro, el silencio era tan profundo que parecía mágico, y en el centro de la cueva había un estanque congelado que reflejaba las auroras como si fueran espejos infinitos. Entonces, apareció Qilak, el espíritu de las auroras, en forma de una figura luminosa con cabello que se movía como las luces del cielo.
—¿Qué te trae aquí, pequeña? —preguntó Qilak con una voz que parecía un susurro del viento.
Nuna, sin miedo, respondió:
—Quiero pedirte un regalo para mi pueblo. El hielo está creciendo más rápido cada año, y los animales están desapareciendo. Necesitamos tu ayuda para que nuestra tierra vuelva a florecer.
Qilak sonrió, impresionado por el deseo desinteresado de Nuna.
—Tu valentía y bondad merecen una recompensa. Pero recuerda, el equilibrio de la Tierra también depende de los humanos. Promete que cuidarás este lugar y enseñarás a otros a hacerlo.
—Lo prometo —respondió Nuna, con el corazón lleno de determinación.
Con un movimiento de su mano, Qilak hizo que la cueva brillara intensamente, y un calor suave se extendió por el hielo. Las aguas comenzaron a descongelarse poco a poco, y Nuna supo que los peces y las focas regresarían.
Cuando Nuna volvió al pueblo, el árbol de Navidad brillaba más que nunca, y la gente se reunió a su alrededor, sorprendida por un aire cálido y agradable que no habían sentido en mucho tiempo. Aunque Nuna no contó toda la historia, sabía que su encuentro con Qilak cambiaría su hogar para siempre.
Desde entonces, cada Navidad en Illusiarfik se celebraba no solo con cantos y decoraciones, sino también con un profundo respeto por la naturaleza y las auroras que danzaban en el cielo. Nuna creció para ser la líder de su pueblo, enseñando a todos que el verdadero espíritu de la Navidad está en proteger y amar el mundo que compartimos.