Existe una noche al año en la que la capital de Mallorca brilla con un aura especial, reuniendo a artistas y galeristas de la isla: la Nit de l’Art. Este 21 de septiembre, Palma vivirá la 28ª edición de un evento que transformará la ciudad en un epicentro cultural abierto a todos, con exposiciones y propuestas creativas en los principales espacios artísticos.
Organizada por la asociación Palma Art Contemporani, la Nit de l'Art contará con una variada programación en lugares emblemáticos como el Casal Solleric, Can Balaguer y la Fundació Miró Mallorca. El Casal Solleric será el escenario de la inauguración de dos grandes exposiciones: 'Interaccions', de Concha Jerez, y 'Un lleuger vol', de Cecilia Paredes. Además, la exposición 'Prender la mirada', con artistas locales como Mati Klarwein y Rafa Forteza, permanecerá en el Casal Solleric hasta el 13 de octubre.
Por su parte, Can Balaguer acogerá instalaciones de Mar Guerrero y Cristina Vinyals, así como la exposición 'Connexió Vostell', un recorrido por la obra del influyente artista alemán Wolf Vostell. Ambas propuestas son una muestra del diálogo entre el arte contemporáneo balear y las influencias internacionales que se entrelazan en la isla.
La Fundación Miró Mallorca también presentará tres exposiciones. Entre ellas destaca la muestra de Laia Ventayol en el Espai Zero, que reúne tanto obras preexistentes como nuevas creaciones. El Auditori se transformará en un espacio de exposición permanente con la proyección de cuatro películas del artista Max de Esteban, mientras que el Espai Cúbic ofrecerá un homenaje a la relación entre Joan Miró y Alexander Calder.
Con todo ello, La Nit de l’Art se suma a otras importantes celebraciones artísticas que han tenido lugar en la isla a lo largo del año, como el Art Palma Brunch, celebrado en marzo, que ofreció una jornada de puertas abiertas en galerías de arte y permitió a los asistentes descubrir el trabajo de artistas emergentes y consolidados. En junio, el Art Palma Summer dio continuidad a esta iniciativa con exposiciones y actividades que mostraron la vitalidad del arte contemporáneo en Palma durante la temporada estival.
Otras paradas culturales en el archipiélago
Además de esta gran cita en Mallorca, la faceta artística del resto de las islas no pasa desapercibida durante el resto del año. Y es que Isla del Rey, una bonita isla ubicada en el puerto de Mahón, es el hogar de Hauser & Wirth Menorca, donde exposiciones de arte, eventos y actividades de aprendizaje conectan con la comunidad local y el paisaje.
Este año, con motivo del centenario del nacimiento de Eduardo Chillida, uno de los escultores españoles más destacados del siglo XX, la galería acogerá hasta finales de octubre la exposición ‘Chillida en Menorca’. En ella se celebra la profunda conexión del artista con la isla a través de una destacada selección de esculturas y obras sobre papel que incluye varias piezas creadas durante sus estancias en Menorca. Con más de sesenta obras creadas a lo largo de medio siglo, desde 1949 hasta el año 2000, la exposición muestra toda la dimensión de la trayectoria del escultor.
Por su parte, en Ibiza, el Museo de Arte Contemporáneo de Ibiza (MACE) es uno de los referentes más importantes, albergando una colección que abarca desde los años sesenta hasta la actualidad, con una especial atención a artistas vinculados a la isla. El museo, situado en el casco histórico de Dalt Vila, ha sido un epicentro para la difusión del arte contemporáneo internacional y local, siendo un lugar clave para los amantes del arte moderno.
Por otro lado, la Sala Barrau, en Santa Eulària des Riu, es otro espacio destacado en la vida cultural de la isla. Dedicada a la obra del pintor Laureano Barrau, la sala ofrece una ventana a la tradición artística clásica en un entorno de gran valor histórico. Esta sala se convierte en un espacio de referencia para los visitantes que buscan sumergirse en el arte de una manera íntima y cercana, conectando el legado de Barrau con el presente artístico de la región.
Por último, el Faro de La Mola en Formentera es un lugar emblemático no solo por su valor histórico, sino también por su transformación en un espacio cultural. Ubicado en el punto más alto de la isla, el edificio acoge exposiciones temporales de artistas contemporáneos, lo que lo convierte en un espacio único que fusiona el arte y la naturaleza.