Pocos veranos van a tener un sabor tan francés como el de 2024. Además de que, como cada año, el país vecino celebra el 14 de julio su fiesta nacional (que conmemora la toma de La Bastilla) y su Tour de Francia, la prueba ciclista más prestigiosa del mundo, su capital también acoge los Juegos Olímpicos desde el 26 de julio. Y qué mejor manera que conocer la auténtica esencia gala que trascender las pantallas y las retransmisiones para empaparse, con los sentidos, de uno de sus pilares: su centenaria cultura gastronómica, que cimienta la cocina moderna y contemporánea. Lafayette, uno de los (pocos) espacios netamente franceses en Madrid, continúa abierto durante todo julio para convertirse en una embajada de la cocina gala más sabrosa y auténtica. Por supuesto, su terraza ajardinada, con aire acondicionado para refrescar los días sofocantes que aguardan, es otro atractivo indiscutible de esta antigua lechería de Chamartín que cuenta con un Sol Repsol.
Para estas semanas de canícula, el restaurante cuenta con opciones exquisitas en las que el producto es el gran protagonista de un recetario clásico al servicio del mejor sabor. Así, para estos días, destacan propuestas de entrantes como el gargouillou con vinagreta de mostaza (la histórica ensalada de Michel Bras adaptada al gusto hispano), la terrina de foie, hecha en casa y servida con higos confitados, una nueva e infalible guarnición, o las ostras al natural o con distintos aliños, como su salsa bearnesa o al kir royal, uno de los cócteles clásicos netamente francés. Y cómo no, la ratatouille con espuma de ave, indispensable del imaginario galo.
Entre las propuestas principales, del mar son indispensable su raya a la meunière, la lubina con tapenade verde de manzanilla (un giro al clásico, que emplea aceitunas negras) y la merluza Lorraine, inspirada en la quiche más universal. Y para los amantes de la carne, un novedoso lomo de corzo en civet y, por supuesto, el steak tartar más tradicional. De postre, el sablé de limón o la versión de la tarta Tatin de Lafayette son dos cierres dulces ideales para estos días de calor estivales.
Una bodega regida por un enamorado del vino francés y de Jerez
Al frente de Lafayette, incombustible desde 2008, está el fundador del restaurante y jefe de sala, Sébastien Leparoux. En su cava solo hay vinos y espumosos de dos nacionalidades: franceses y de Jerez, un estilo de elaboración que apasiona al maître. Gran connoisseur de los vinos galos, atesora referencias de pequeños y grandes châteaux, etiquetas de proyectos disruptivos y de imprescindibles de su país y los ofrece a sus comensales a precios realmente razonables, ya que Leparoux, divulgador del vino, tiene auténtica alergia a los ‘rejones’ en las botellas.