A pocos kilómetros de Barcelona, este municipio cuenta con planes para todos los gustos y un hotel perfecto como base de operaciones, el Arrey Alella by Hotels CMC.
Meca de los vinos blancos de uva Pansa Blanca, Alella es un pequeño municipio del Maresme perfecto para una escapada de fin de semana en pareja o con amigos. Un destino encantador tanto para los amantes del vino como para aquellos que buscan disfrutar de la naturaleza y la cultura catalana.
El municipio cuenta con un alojamiento perfecto como base de operaciones para descubrir todo el territorio. Arrey Alella by Hotels CMC es un cuatro estrellas boutique cuyo tranquilo entorno permite relajarse por completo. El edificio principal del hotel forma parte de la historia de Alella, se trata de Can Balcells una casa de mediados del siglo XIX conocida en el pueblo como “La casa xina”, donde durante años tuvieron su sede las Cavas Signat. Arrey Alella cuenta, además, con una maravillosa piscina perfecta para esos días de verano en clave relax y un restaurante con platos de temporada y menú de mediodía (por tiempo limitado) en el que comer y cenar al fresco en la época estival.
Además de disfrutar del enclave de desconexión que es el hotel, Alella, a solo 15 kilómetros de Barcelona, cuenta con experiencias para todos los gustos.
Para los amantes del mundo del vino
La localización y las características de la DO Alella hace que los vinos producidos sean únicos y singulares. La tierra de la uva Pansa Blanca está ubicada entre el mar y la cordillera del Litoral, tiene un cultivo mayoritariamente orgánico, un clima mediterráneo y la mayoría de las bodegas son pequeños negocios familiares.
Visitas guiadas, picnic o yoga entre viñedos, catas de vino y cava navegando por el Mediterráneo, talleres especializados o experiencias gourmet, son algunos de los planes que pueden disfrutar los amantes del enoturismo en bodegas de agricultura ecológica y tradición familiar. Alta Alella es una de las más punteras e innovadoras, Bouquet de Alella tiene vistas al mar y nació en 2010 en una masía del siglo XV; mientras que Marfil Alella es una bodega modernista diseñada por Jeroni Martorell, discípulo de Antoni Gaudí, que elabora vinos desde hace más de 100 años.
En clave natural
Con el Mediterráneo por un lado y el Vallés por el otro, el Parque de la Cordillera Litoral es un espacio protegido de más de 4.000 hectáreas de superficie. Su enclave privilegiado abre las puertas a espectaculares espacios naturales, que se mezclan en un mosaico visual en contraste con el Mediterráneo de fondo. Entre el mar y la montaña, el parque cuenta con 500 kilómetros de caminos señalizados; recorridos perfectos para respirar aire puro y gozar de unos paisajes que fusionan naturaleza y cultura.
Los diferentes itinerarios cuentan con presencia de dólmenes, restos arqueológicos de la época íbera o ermitas y castillos medievales, que conviven con masías rodeadas de tierras de cultivo. Además, existen una serie de paseos guiados, pensados para toda la familia, que revelan el patrimonio natural y cultural. Incluyen observaciones nocturnas, avistamiento de aves migratorias, paisajes geológicos, flora y fauna, y descubrimiento del patrimonio.
Cultura y fiestas
Alella está llena de historia. Por lo que, además de descubrir el encanto enoturístico o natural, merece la pena conocer su legado patrimonial a través de un recorrido por el casco urbano. La ruta autoguiada tiene una duración de dos horas y visita edificios emblemáticos como la masía Can Lleonart, la iglesia de Sant Feliu, la nave de Can Bragulat que cuenta con una taberna y una tienda de vinos o la Torre del Gobernador, de estilo modernista.
Quienes visiten el pueblo entre finales de julio y principios de agosto podrán hacer parte de la celebración de la Fiesta Mayor de Sant Feliu, con competiciones deportivas, juegos medievales, pasacalles con bandas timbaleras, catas de vino, conciertos y el popular concurso de peras rellenas.