Las Galápagos son un tesoro natural único en el mundo. Afamadas por su espectacular biodiversidad y sus bellos paisajes, estas 19 islas e islotes volcánicos son Patrimonio de la Humanidad y constituyen una referencia para la conservación del medio ambiente. Entre encantadoras playas vírgenes, densa vegetación y especies animales protegidas, este es el destino idóneo para los viajeros que busquen experimentar la naturaleza en su máximo esplendor a la par que mantener al mínimo su impacto sobre el entorno. Pero ¿cómo hacerlo?
Maravillarse con las especies autóctonas
Una visita a Galápagos en 1835 supuso el germen de la teoría de la evolución desarrollada por Charles Darwin, que quedó fascinado por la muestra de biodiversidad de la zona y se inspiró en los pinzones de Darwin, unos pequeños pájaros con diferentes formas de pico adaptados a su alimentación, para establecer su tesis. En este santuario natural, proliferan especies tan particulares como los albatros, con una envergadura de hasta 2,5 metros; los pingüinos de Galápagos, que tras adaptarse a las aguas tropicales ostentan el récord de ser los más septentrionales del mundo; o las tortugas gigantes, destacadas tanto por su tamaño como su longevidad.
Los piqueros de patas azules, lobos marinos, aves marinas buceadoras; o las grandes iguanas marinas, son algunos de los otros favoritos de los visitantes. A la hora de observar estas entrañables criaturas, se recomienda especialmente el uso de prismáticos y se insta a respetar las regulaciones del Parque Nacional Galápagos, evitando transformar el entorno y manipulando lo menos posible las piedras, arena o flora.
Elegir bien cuándo venir
Galápagos puede ser visitada en cualquier momento del año, si bien es importante tener en cuenta las estaciones si se desea avistar alguna especie animal específica, puesto que algunas de ellas no habitan de manera permanente las islas. La temperatura más cálida y húmeda se encuadra entre enero y mayo. Entre junio y diciembre se experimentan los climas más fríos y secos, dominando las corrientes acuáticas más frías y, por tanto, atrayendo grandes cantidades de vida marina debido a la proliferación de plancton.
Descubrir a pie y en bicicleta los rincones secretos de las islas
Las Galápagos pueden ser recorridas con calma y ejerciendo un mínimo impacto sobre el entorno a través de sus muchos senderos naturales, atravesando túneles, miradores o volcanes como el Sierra Negra, con una de las calderas más grandes del mundo. En la isla de Santa Cruz, marcada por su impresionante paisaje geológico con túneles de lava, pueden reservarse expediciones centradas en la diversidad y la conservación.
Además de a pie, estos parajes pueden ser atravesados en bicicleta, entrando en contacto con todo lo que tienen por ofrecer las islas en circuitos ciclistas como el del Complejo de Humedales. Para evitar dañar la fauna y flora locales, es importante respetar siempre las señalizaciones y no desviarse de las rutas.
Adentrarse en el fondo marino
Buena parte de la riqueza de Galápagos se esconde en sus aguas cristalinas, y por ello, el buceo y el snorkel son imprescindibles para aquellos viajeros que deseen tener una visión completa de las islas. Galápagos se sitúa en un punto en el que convergen tres corrientes oceánicas, y posee una de las reservas marinas más grandes del planeta. Sus 193.000km² de paisajes submarinos constituyen el hábitat de especies como las mantarrayas, los tiburones tintoreras o un sinfín de coloridos peces. Tortuga Bay o Las Grietas son algunos de los mejores puntos para explorar el fondo marino.
Para quienes prefieran mantenerse sobre la superficie del agua, no puede faltar una travesía en kayak por los manglares y bahías de la zona, procurando perturbar al mínimo las vidas marinas para continuar manteniendo su equilibrio. Las islas cuentan con una variada oferta de tours y cruceros para realizar todas estas actividades con el mayor respeto por el entorno.
Nuevas experiencias: agroturismo
El turismo vivencial vinculado a la actividad agrícola es la propuesta que prepara Galápagos para ofrecer nuevas experiencias a los viajeros. Estas se realizan a través de recorridos para conocer la agricultura bajo prácticas sostenibles en productos de ciclo corto, plantaciones frutales, plantas medicinales, hortalizas, café de Galápagos, entre otros. Además, los visitantes podrán disfrutar la naturaleza, caminar por senderos delimitados y admirar flora y fauna del lugar.
Consejos adicionales antes de emprender el viaje
Para que el viaje sea todo un éxito, conviene tener en cuenta otros aspectos de antemano. En primer lugar, es aconsejable planear con tiempo el itinerario y las excursiones o tours a realizar, teniendo en mente los plazos y métodos de pago. La moneda oficial es el dólar estadounidense, y si bien en la mayoría de los establecimientos se aceptan tarjetas de crédito, es recomendable disponer de algo de dinero en metálico. Por si fuese necesario, en las islas de Santa Cruz y San Cristóbal, además, pueden encontrarse cajeros automáticos.
Por otra parte, se aconseja traer ropa cómoda y ligera, calzado adecuado para caminar y un par de sandalias para los lugares de playa, las ciudades y los barcos. En la maleta no pueden faltar un buen repelente de insectos, crema solar con un factor de protección alto y otros accesorios como gorras y gafas de sol para resguardarse de los rayos UVA. Con el fin de generar la menor cantidad posible de residuos, también es preferible emplear botellas y bolsas reutilizables. Y, por último, ¡prohibido olvidar la cámara de fotos!