El ¿bailarín? ¿bailaor? artista ISRAEL GALVÁN estrena DREAM en el Teatro Español y allí estará desde el 17 al 26 de mayo…
Un espectáculo que nace desde una premisa de performance…
Dream quiere decir sueño…
Sí es Sueño y las letras son un anagrama de Madre…
me gusta soñar y me acuerdo mucho de cuando sueño que vuelo
Y esa confusa y radical mezcla de sensaciones puede asemejarse a un sueño o a una madre. O, quizás, a una pesadilla.
¿Qué hay de sueño y que hay de madre?
Pues a mí me gusta soñar y me acuerdo mucho de cuando sueño que vuelo y sueño también las imágenes que se le puede quedar a la gente cuando sueña en el recuerdo, que luego no se sabe si las han visto porque, verdaderamente, cuando soñamos nos parece la realidad y sufrimos. Y la madre es la que te vela ese sueño y te despierta (dice entre sonrisas)
Quizá no es teatro, ni danza ni flamenco, pero es todo ello al mismo tiempo…
¿Ha sido un trabajo complicado?
La verdad es que no, muchas veces intentar ir a lo obvio es bueno, no hay que esconder lo obvio y así sin miedo y sin querer intentar sorprender, solamente las cosas que te salgan, que tu veas, que tu creas y defiendas, y ha sido una cosa de muchas ideas y solo coger las que se vean mejor y se puedan defender.
Una vez que alguien me dice algo y lo conecta me pongo en funcionamiento y ya hasta que se saca adelante
DREAM es de Israel Galván y de Natalia Menéndez (Actriz, directora, dramaturga y gestora teatral).
¿De quién parte la idea, de Natalia Menéndez o tuya?
Viene de ella y luego la hemos trabajado los dos.
¿Y cuánto tiempo ha costada sacarla adelante?
Ha sido un trabajo por periodos, por lo que no puedo decir exactamente cuánto tiempo nos ha costado. Me lo dijo hace unos dos años o año y medio y una vez que me habla se conecta algo y lo vas trabajando. Aunque ahora estemos en la última etapa, en la sala de ensayos, pero una vez que alguien me dice algo y lo conecta me pongo en funcionamiento y ya hasta que se saca adelante.
¿Pero cómo se llega hasta esa sala de ensayo?
Pues se llega con la edad, porque ya tengo una edad, son cincuenta años ya, y ya se va buscando otras cosas escondidas del cuerpo, los nuevos formatos, los nuevos climas… yo hace unos años no hubiera hecho un espectáculo que se llame Madre, entonces era tirarte al vacío y luego te das cuenta que te ayuda porque te despierta alguna cosa maternal que tiene uno dentro. Cuando se baila… yo cuando bailo atravieso una línea y ahí tengo la imaginación y me creo totalmente lo que hago y puedo ser cualquiera. Se me vienen a la cabeza montones de imágenes y tengo la oportunidad de viajar y entrar en un mundo nuevo. Porque creo que cuando se hace algo se busca también un microsistema, una vida nueva que te saca del mundo.
Israel es hijo de los bailaores sevillanos José Galván y Eugenia de Los Reyes, y desde los cinco años vive de manera natural los ambientes de tablaos, fiestas y academias de baile a los que acompaña a su padre. Pero no es hasta 1990 que encuentra su vocación por el baile.
Has dicho que no te gusta bailar y eres un bailaor…
La cosa más sencilla como es la relación madre-hijo provoca unas sensaciones que no hay que irse más lejos
Porque bailaba de chico y la verdad es que ya no sé hacer otra cosa y de donde estoy ya no me puedo salir y mi trabajo es bailar.
Entonces tu futuro será seguir bailando, coreografiando, producir…
La verdad es que siempre voy cambiando. Me gusta también como va cambiando mi cuerpo, escucho mi cuerpo y es bonito bailar con edad, porque yo no quiero bailar como antes. Yo, cada dos años, quiero cambiar de bailar porque me canso de verme bailar siempre igual, siempre lo mismo. En este caso utilizo la palabra baile más bien como una transformación, porque más que bailar lo que me gusta es transformarme.
Enrique Morente dijo de ti que eras el bailaor joven más viejo, ¿eso es bueno o malo?
Me lo dijo porque era el primer espectáculo que hice, y le llamé para que me hiciera alguna música para la metamorfosis de Kafka en el 2000. Él me vio bailar en el 98, me acuerdo, yo bailaba Los zapatos rojos, que era mi primera obra, por decirlo así, y le dijeron, que, como era muy jovencito, era muy moderno cuando me vieron bailar, y él se dio cuenta que yo cogía fotos de bailaores antiguos y por eso dijo: “pero si baila muy viejo”. Los críticos de flamenco, en aquella época se creían que las posturas de Vicente Escudero eran cosas de danza contemporánea, como fotos de Rubén Bilbao, de El Lamparilla, se creían que eran cosas de danza contemporánea, pero no, era el flamenco antiguo, primitivo.
A propósito de eso que dices ¿quiénes son tus influencias?
Mis primeras influencias son mi madre, mi padre y luego he tenido unos maestros, unas columnas como Mario Maya, Soler y luego uno ya va cogiendo influencias de otro tipo, de otros bailes, porque ves baile en el cine, incluso ves baile en toda la gente que no baila…
Que le dirías a la gente para que vinieras a ver DREAM
Que lo vea y como es un sueño que les guste y si no les gusta se pueden quedar dormidos (dice entre risas)
Es que el espectáculo que presentas es una cosa de sensaciones y de emociones
Es que creo que al final la cosa más sencilla como es la relación madre-hijo provoca unas sensaciones que no hay que irse más lejos, no es un espectáculo muy enrevesado, porque al final una nana te mueve lo más profundo.
Israel Galván, ¿bailaor? ¿bailarín? Artista de emociones, de sensaciones, por eso no le gusta bailar pero le gusta sentir, convertirse en madre, en hijo, o en los dos a la vez, y confunde y nos confunde porque no sabemos a quién vamos a ver, si al artista bailaor, al artista bailarín, al hombre madre o a la madre hijo…
Simplemente hay que verlo, sentirlo y disfrutar o soñar…