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Lugares y paisajes inolvidables para descubrir el País Cátaro
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Lugares y paisajes inolvidables para descubrir el País Cátaro

lunes 06 de mayo de 2024, 08:43h

¿Sabías que al otro lado de la frontera hay una isla casi inhóspita que puedes recorrer sólo en bicicleta o a pie, que cuenta con el único refugio de costa del Aude? ¿Qué aquí hay algunos de los campos de lavanda más extensos de Europa? ¿Qué cerca de Carcassonne puedes visitar viñedos sobre las dos ruedas? o ¿Recorrer a pie una ruta romana con fósiles vivientes en poco más de una hora? Descubre 5 lugares inolvidables en el País Cátaro.

Los paisajes infinitos y el único refugio costero del Aude

A un paso de casa, en el paraje natural de Port-la-Nouvelle, se extiende un lienzo de paisajes infinitos acuarelados con las aguas del Ayrolle, los lagos de la Narbonnaise, el estanque de Bages y Sigean, y el canal de La Robine. La isla bonita de Sainte-Lucie recoge a lo largo de sus 250 hectáreas un mosaico de playas salvajes en la Vieille Nouvelle; dunas que van y vienen al son de la tramontana; salobres y humedales; un bosque de pinos carrascos que huele a mil y una plantas aromáticas; la riqueza de una fauna emplumada y peluda; y, el único refugio costero del litoral del Aude.

Y es que la que fuera puerto comercial en la antigüedad, es ahora una isla bonita apta sólo para caminantes y amantes de las dos ruedas; que hasta el 2 de noviembre ofrece dos circuitos de 3 y 7 quilómetros donde pasear; y que forma parte de los 70 km de la ruta del Sendero del Antiguo Golfo y de los 250 km del GR 367, más conocido como el Camino Cátaro.

Su refugio costero que antes hizo de monasterio, convento, finca agrícola y pabellón de caza, se alimenta hoy con paneles solares y es como un refugio de montaña pero en el litoral; con guardias que te dan la bienvenida y donde puedes compartir cena con otros huéspedes.

Los campos de lavanda más extensos de Europa

Otro de los lugares míticos del Aude, de obligada visita entre el 1 de mayo y hasta el 30 de septiembre, es el antiguo municipio de Villasavary. En esta tierra cátara fortificadas bajo el vizcondado de Carcassonne, que se alza frente a las tierras del conde de Toulousse y de los poderosos señores de Laurac, resulta un placer contemplar los extensos campos de lavandas. El icono floral del sur de Francia se despliega en el corazón de las colinas de Besplas, en una tierra insospechada de azul lavanda.

La suavidad, la fragancia y ese azul violeta intenso propio de los campos de lavanda impregnan cada paso de la visita guiada que tiene lugar en la finca de Marie-Ludovie, en Villasavary. Ha llegado el momento de cerrar los ojos y relajarse entre campos violetas. Más tarde, llegará el momento de participar en talleres de destilado de flores y de fabricación de esos aceites esenciales que se desarrollaron nada más ni nada menos que en la Edad Media.

El pueblo circular y los viñedos del Minervois en bicicleta

Poblado desde el neolítico y originalmente propiedad de los condes de Carcasona (no en vano se encuentra a unos 15 km de la ciudad medieval), Laure-Minervois es una pequeño pueblo circular del suroeste de Francia, que cuenta con un excepcional patrimonio arquitectónico, además de muchos viñedos. Es aquí, donde Joan Fournil demuestra que es posible pasar de la viña al sillín sin transición alguna; y, de esta forma, este apasionado de los viñedos, invita a visitantes y deportistas a recorrer los viñedos del Minervois sin bajarse de la bicicleta.

Los muros de piedra seca, los intrigantes capiteles y los senderos de garriga son el telón de fondo de esta original y refrescante salida, que termina con una exploración de las bodegas de la finca propiedad de Fontanille-Haut. Es el turno de dejar la bicicleta y pasar a descubrir los néctares de la finca acompañados de productos locales.

Recorrer la historia en la ruta de senderismo de Le Pla y Venténac a Fitou

En Corbières-Minervois, al lado de Narbonne, empieza la histórica ruta del Sendero de Pla y Venténac. Con 4,3 km y una hora y 15 minutos de duración, recorre la antigua “Via Somitia” en Fitou. Se trata del eje comercial que unía Italia con España, construida por los romanos en el siglo I a.C. y de la que quedan algunos testimonios como paisajes en terrazas, recintos pastorales, mojones y capiteles. Las rocas de color rosado emergen entre la vegetación, recordando que la zona se dedicaba antaño a la extracción de yeso.

Hoy, vides y almendros crecen en el Pla de Fitou, enclavado en una cuenca donde una red de estanques alberga una rica flora y fauna, protagonizada por los triops. Se trata de auténticos fósiles vivientes cuya morfología externa ha sufrido pocas modificaciones durante más de 220 millones de años. La particular historia y geología de esta zona de humedales se pueden descubrir a lo largo de un sendero accesible entre el mar y la garriga, donde se puede admirar la fuente des Douaniers, así como el panorama único sobre las Gourgues de Ventenac.

Viajar en el tiempo en el Museo Narbo Via de Narbonne

La experiencia por el país cátaro tiene como colofón final Narbo Martius, hoy en día conocida como Narbonne. La ciudad monumental fue fundada en el siglo II a.C. y, gracias al comercio, floreció hasta convertirse en una suntuosa localidad. Restaurando la prosperidad de la primera capital de la Galia a través de más de 950 hallazgos arqueológicos, el museo Narbo Via, situado en la entrada este de Narbonne, se organiza en torno a su extraordinaria muralla lapidaria, columna vertebral del museo y monumental obra de arte.

Desde las primeras décadas de la ciudad hasta su evolución bajo la influencia del cristianismo y los visigodos, pasando por su intensa actividad portuaria, el recorrido cronológico ocupa más de 2700 metros cuadrados de un espectacular edificio dominado por la madera y el hormigón.

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