Una maravilla arquitectónica y cultural, la zona antigua de Palma de Mallorca es indispensable en cualquier visita a la capital balear.
De trazado medieval, se trata de uno de los cascos antiguos mejor conservados del mediterráneo y de Europa. Cada calle y cada pequeño callejón es un tesoro que esconde puertas abiertas y patios de antiguas casas señoriales —llamadas casals—, edificios modernistas, comercios emblemáticos, museos y galerías de arte moderno.
Aunque lo mejor es perderse por sus callejuelas, divididas en Palma Alta y Palma Baja, y dejarse seducir poco a poco por sus encantos, hay varios sitios del casco histórico que nadie debería dejar de conocer. Desde la Seu y sus precioso Parque del Mar hasta Es Baluard, un templo del arte contemporáneo en la ciudad, estos cinco son imperdibles.
Catedral de Mallorca y Parc de la Mar
Este impresionante templo a orillas del mar es conocido como la catedral de la luz y está considerado como uno de los más espectaculares ejemplos del gótico mediterráneo. Esta obra maestra arquitectónica, construida entre los siglos XIII y XVI, es un símbolo emblemático de la ciudad y alberga invaluables tesoros artísticos en su interior, ya que cuenta con intervenciones de genios como Gaudí o Miquel Barceló. Sin olvidar el mayor rosetón de estilo gótico del mundo, con más de 1.000 piezas de vidrio o las vistas de la ciudad que pueden apreciarse de sus afamadas terrazas. Justo enfrente de la catedral se encuentra el Parc de la Mar, uno de los principales parques urbanos de Palma y que supone la perfecta fusión entre la tierra y el mar.
Casal Balaguer
Los patios de Palma son verdaderos oasis de tranquilidad y belleza en medio del bullicio del casco histórico. Estos encantadores espacios interiores, típicos de la arquitectura mallorquina, están adornados con exuberantes jardines, fuentes y elementos decorativos tradicionales. El Casal Balaguer cuenta con uno de los patios más bellos y mejor conservados de la ciudad, y es el único que mantiene el mobiliario original. Además, cuenta con un regalo extraordinario que suma emoción a la visita, las pinturas impresionistas expuestas de Antoni Gelabert. Este palacio renacentista, construido en el siglo XVI, alberga exposiciones de arte contemporáneo y actividades culturales, convirtiéndose en un espacio dinámico que combina la historia con la creatividad.
Es Baluard
El arte moderno y el contemporáneo tienen en Palma uno de sus principales referentes del país: Es Baluard. Sus estancias ofrecen una exposición permanente con cerca de medio millar de obras; además, acoge numerosas muestras temporales y actividades relacionadas con el arte y la cultura. Ubicado en el Baluard de Sant Pere, cuenta además con vistas al Paseo Marítimo y es el lugar donde mejor se observa la antigua muralla que rodeaba la ciudad. El museo, fundado en 2004, alberga una importante colección de obras de artistas locales e internacionales, como Picasso, Barceló y Tápias, así como exposiciones temporales que exploran diversas corrientes artísticas y tendencias contemporáneas.
Gran Hotel
Palma cuenta también con un legado arquitectónico de diversos estilos, entre los que destaca el modernismo. Un movimiento artístico que tiró de nuevas formas y colores para romper con el clasicismo imperante a principios del siglo XX. La fachada del Gran Hotel, con sus detalles intrincados y su elegancia atemporal, es un testimonio de la grandiosidad y la opulencia de la época modernista. Situado en pleno centro de la ciudad, se trata de una de las primeras construcciones modernistas de la ciudad (1903), proyectado por el arquitecto Lluís Domènech i Montaner. Su interior es visitable ya que es la sede actual del CaixaForum de Palma; hasta el 25 de agosto de 2024, contará con la exposición del pintor modernista Hermen Anglada-Camarasa.
Can Vivot
Esta
casa señorial mallorquina que se conserva intacta desde su última reforma de 1683 a 1711, cuenta con un espectacular patio barroco, con un rico empedrado y una escalera imperial con dos accesos que se encuentran en el rellano del piso superior. Sus orígenes se remontan al siglo XIV, tiempos de los que todavía se conservan elementos arquitectónicos en la fachada y en los bajos de gran parte de la casa. Situado en la calle de Can Savellà, muy próximo a la iglesia de Santa Eulalia, este palacio fue declarado monumento histórico-artístico nacional y más tarde bien de interés cultural. En esa misma calle también pueden admirarse otros de los mejores patios de Palma, como Can Catllar de Llorer o Can Juny.