Se ofrecerán ocho funciones del 4 al 12 de abril
LOS REPARTOS CUENTAN CON ALGUNAS DE LAS VOCES QUE TRIUNFAN EN LA LÍRICA INTERNACIONAL; LOS COMPONEN, ENTRE OTROS, JUAN JESÚS RODRÍGUEZ, SAIOA HERNÁNDEZ, LUIS CANSINO, CARMEN SOLÍS, VANESSA GOIKOETXEA, MARÍA LUISA CORBACHO, ALEJANDRO DEL CERRO, SIMÓN ORFILA, ALBA CHANTAR, BELEM RODRÍGUEZ MORA O FRANCESCO PIO GALASSO
Se presentó en rueda de prensa la vuelta de “Juan José” a los escenarios del coliseo de la plazuela de Teresa Berganza…
Sorozábal denominó su ópera ‘Juan José’ con el subtítulo de «drama lírico popular», aclarando que lo de «popular» se refiere a lo proletario y no a lo folclórico.
Estrenada en versión de concierto en 2009 en el Auditorio Kursaal de San Sebastián cuando se cumplían 41 años de su composición en 1968, el estreno absoluto de la versión escénica, dirigida por José Carlos Plaza, tuvo lugar varios años más tarde, en febrero de 2016, en el Teatro de la Zarzuela de Madrid, tal como en su momento informamos en INOUT VIAJES.
En ambos casos, el éxito fue incontestable. Ahora, rebasado ya el medio siglo desde que el Maestro donostiarra la concibiera, se presenta, también en el recinto madrileño, la primera reposición de aquella sobrecogedora producción. Con libreto del propio Pablo Sorozábal basado en la obra homónima de Joaquín Dicenta, quien a su vez se había inspirado en un hecho real, y con dirección musical del Maestro Miguel Ángel Gómez-Martínez, que cumple así de nuevo el deseo expreso del músico de que fuera él y no otro quien se encargase de hacer sonar la partitura, en esta ocasión el público podrá volver a estremecerse en las 8 funciones programadas entre los días 4 y 12 de abril.
La historia de ‘Juan José’ transcurre en los barrios bajos de ese Madrid de antaño, un mundo dominado por una injusticia social extrema que divide a la gente entre los que tienen y los carentes de lo imprescindible, y donde a causa del analfabetismo y la incultura afloraban las miserias humanas, los rencores, los miedos, las traiciones y desconfianzas, la violencia más extrema e irracional, repitiéndose todo de padres a hijos en una espiral sin fin.
Gran valor musical y dramático
Es el escenario de estas artes negras el Madrid de las recónditas tabernas de olor amargo y personajes marginales que ya afloraban tres décadas antes en la ópera ‘Adiós a la bohemia’ (1933) del propio Sorozábal y con libreto de Pío Baroja. Ambas obras resultan claras transmisoras de un profundo pesimismo vital, lejos de cualquier romanticismo popular y próximas las dos (mucho) a un naturalismo sencillo; como si de una auténtica crónica de bajos fondos se tratara.
La historia sombría y visceral de ‘Juan José’ va unida en este caso al lenguaje musical moderno con el que Sorozábal edificó la obra; una partitura personal, densa, evasora de lo fácil, fieramente contemporánea hasta concebir un discurso teatral continuo donde el compositor logra dar una vuelta de tuerca a su música y de paso al género.
Y para que esto surta el efecto que en su día deseó Sorozábal, vuelve a hacerse cargo de la dirección musical el Maestro Miguel Ángel Gómez-Martínez, quien considera ‘Juan José’ una obra de “grandísimo valor musical y dramático”, a quien en su día, allá por los últimos años setenta del pasado siglo, fue el propio músico quien lo eligió personalmente para que asumiera la responsabilidad de ponerse al frente de la orquesta después de verle y escucharle dirigir ‘Un ballo in maschera” de Verdi en Berlín. Diferentes vicisitudes hicieron que la obra no pudiera estrenarse entonces, pero al cabo de los años (casi cincuenta) pudo sonar finalmente en el teatro tal y como el propio Sorozábal había querido: con Gómez-Martínez en el foso. Y volverá a hacerlo este mes de abril de nuevo en el Teatro de la Zarzuela con la Orquesta de la Comunidad de Madrid, Titular de este recinto.
En el núcleo de la miseria
En esta producción, el director de escena José Carlos Plaza, muy de acuerdo con la historia que concibió Dicenta y recogió Sorozábal muchas décadas después, nos sumerge en el núcleo mismo de la miseria y el analfabetismo. Asegura Plaza que al haberles impedido el acceso al conocimiento, estas personas “son incapaces de discernir o reflexionar sobre lo que les pasa y sus causas, y eso les ha convertido en bestias”. Y añade que “como los animales, sólo sienten sensaciones primarias: dolor, hambre, frío, enfermedades, agresividad, odio... Los conceptos «moral» o «ética» han dejado de tener sentido alguno”.
Y como afirmó José Carlos Plaza, en la rueda de prensa de la presentación de 2016, la actual situación, muy parecida a la que se refleja en esa ópera, y era para estar horrorizado ante la falta de cultura: "A los políticos les da miedo decir la palabra cultura".
Y ya se sabe que sin cultura es más fácil manejar a la gente y "podrán hacer lo que quieran con esta sociedad".
El montaje cuenta con dos repartos de voces que el público aficionado siempre quiere escuchar, algunas de las cuales triunfan en los teatros más reconocidos del mundo. Así, los papeles principales estarán interpretados por los barítonos Juan Jesús Rodríguez y Luis Cansino, las sopranos Saioa Hernández y Carmen Solís, o Vanessa Goikoetxea y Alba Chantar, las mezzosopranos María Luisa Corbacho y Belem Rodríguez Mora, el tenor Alejandro del Cerro, el bajo Simón Orfila o el también tenor Francesco Pio Galasso, entre otros.
A través de los elementos siniestros que conforman el decorado de Paco Leal, iluminado por él mismo, se combinan la realidad y el sueño en un mismo espacio, de tal manera que a la postre todo resulta violento y grotesco. Y ahí, en lo más profundo de lo que somos, aparecen las bestias en las que (¡quién lo hubiera dicho!) llegamos a transformarnos. Esta oscuridad a la que todos estamos expuestos y que Plaza nos revela, es pues, y aunque nos pese, un retrato vivo de la realidad. Un entorno “desgraciadamente no muy lejano”.
Para conseguir este efecto sórdido y lúgubre necesario para la credibilidad de puesta en escena, es también crucial el asombroso trabajo que el maestro de maestros Pedro Moreno realiza con el vestuario —para cuya confección y acabado ha contado con la colaboración de varios talleres especializados—, las pinturas desasosegadoras de Enrique Marty que forman parte misma de la escena, y el muy estudiado movimiento escénico trazado por Denise Perdikidis, que llenan la escena de una realidad asfixiante. La dirección de la reposición corre a cargo de Jorge Torres, brillante colaborador habitual de Plaza. Al reparto principal se unirán asimismo un cuerpo de baile de ocho bailarines y ocho actores figurantes.