Algunos de los carnavales más singulares del Viejo Continente se celebran en Valonia donde se viven las tradiciones más particulares con máscaras de nariz roja, puerros bailantes o plumas de avestruz.
Desde hace siglos, las diferentes provincias de Valonia, la región del sur de Bélgica, celebran cada año el carnaval a su manera, siempre con desfiles, disfraces, música y un amplio abanico actividades. Por lo general, el periodo de los carnavales empieza el martes de carnaval y este año, especialmente los más singulares, sucederán entre el 8 y el 13 de febrero de 2024. Estos son algunos de los carnavales con las tradiciones más curiosas que se celebrarán en Valonia:
Carnaval de Binche y sus famosos Gilles (11-13 de febrero)
Reconocido como Patrimonio Inmaterial de la UNESCO, es sin duda la joya de la corona de los carnavales valones y uno de los más espectaculares y antiguos de Europa. En este Carnaval las diferentes sociedades de la ciudad se visten de Gilles, enmascarados con su llamativo y tradicional traje, con colores de la bandera belga: negro, amarillo y rojo. Recorren la ciudad, mientras que sostienen unos palos con los que agitan los espíritus malignos y arrojan naranjas a los espectadores, que son el símbolo de la primavera que llegará próximamente. Como gran curiosidad, tienen una norma: como Gilles y vestidos en su tradicional traje, no tienen permitido abandonar el pueblo de Binche.
Blancs-Moussis en Stavelot (9-11 de febrero)
El carnaval de Laetare en Stavelot es uno de los más famosos de toda Bélgica, en esta festividad se encuentran los auténticos símbolos del folclore valón, los Blancs-Moussis (monjes blancos). Vestidos con una tradicional capa blanca y con una máscara de nariz roja, nacieron de la prohibición que los monjes participaran en la fiesta de carnaval. Los ciudadanos de Stavelot decidieron ayudar a los monjes, y para ello, se vistieron todos de esta particular manera, de forma que nadie podía saber quién se escondía bajo ellas.
De hecho, Laetare significa “¡Alégrate!” en latín, una palabra que quiere dar a entender que el carnaval es una fiesta divertida y que probablemente, el de Stavelot, es uno de los más desenfrenados y divertidos de todo el país.
Estos son los protagonistas del pueblo de Stavelot son los encargados de ir por las calles a bordo de su carroza, para castigar a los pecadores dándoles con vejigas de cerdo como tradición, pero también reparten a la gente confeti y regalan caramelos al público que participa y anima la fiesta.
Malmedy y el gran desfile colorido (10-13 de febrero)
Otro de los carnavales destacados de Bélgica, concretamente de Valonia, es el de Malmedy, en Valonia, y es conocido también como Cwarmê. Se celebra el desfile de la Haguètes, con personas disfrazadas con trajes coloridos y un gran sombrero de plumas de avestruz que, junto a una gran pinza llamada hape-tchâr, atrapan a los espectadores del desfile del tobillo para obligarles a pedir perdón por los pecados o incluso por las tonterías realizadas el año anterior.
Este perdón, que hay que decirlo en valón (Pardon, Haguète, à l' Cawe do Ramon, dju l'frès pus) se reclama a modo de burla y en el caso de la Haguètes, las mujeres reclaman las disculpas de los hombres y viceversa. La quema de la Haguète, nombre que también recibe el muñeco que es la figura más simbólica de este carnaval, marca el final del Cwarmê y del invierno.
Los jorobados en Fosses-la-Ville (10 y 11 de febrero)
En Fosses-la-Ville, el carnaval de los Chinelos es mundialmente conocido por sus disfraces y su desfile de mil y un colores. Los ciudadanos van vestidos con un disfraz de seda y satén. La túnica posee una particularidad: tiene dos jorobas, una en el tórax y la otra en la espalda. Según la leyenda, estos personajes tienen una joroba porque un jorobado rencoroso irrumpió con malicia a las hadas del bosque de la zona; como castigo, le castigaron con una segunda chepa. Se burlaron de él creando la figura del Chinelo.
Los puerros bailarines de fiestas del Laetare de Tilff (10 de febrero)
El Carnaval de Tilff se celebra cada año en la fiesta de Lætare, el cuarto domingo de Cuaresma. El grupo folclórico emblemático da al desfile una singularidad: se disfrazan de puerros y bailan al son de la banda sinfónica de los “Jardineros melómanos” alrededor de un gigante llamado «Djôsèf li r'piqueû». Finalmente, el carnaval termina con una gran hoguera (la Macrâle).
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