Dejó su nombramiento como “Hijo predilecto” de Mieres, una multa por una canción en 1975 y su “amnistía” y la autorización para cobrar los derechos en España del asesinado Víctor Jara
El cantautor Víctor Manuel formará parte de la Caja de las Letras en los próximos días, tras haber entregado al director del Instituto Cervantes, Luis García Montero, un legado que resume su larga trayectoria vital y musical.
El acto se celebró en Avilés (Asturias) como cierre del segundo día de la Reunión Anual de Directores del Cervantes, y continuó con una actuación acústica ante un público entregado que llenaba el auditorio del Centro Niemeyer.
El artista asturiano (Mieres, 1947) quiso dejar lo que resumió como “cuatro cosines”: tres partituras y “unos papelinos que encontré por casa” después de rebuscar, según explicó ante casi un millar de asistentes.
Las partituras son tres: la música de la canción “Asturias”, con letra de Pedro Barcia, que igual vale hoy, dijo, “para manifestarse o para un festejo”; la de la célebre canción “Sólo pienso en ti”, basada en una historia real y que sirvió para dar visibilidad a la discapacidad; y la de “Soy un corazón tendido al sol”, con la que en 1979 recibió el Premio Revelación “cuando ya muchos me daban por amortizado”.
El primero de los documentos o “papelinos” fue aquel que le comunicaba el nombramiento como “hijo predilecto” de su Mieres natal en 1989, con el que “esponjóseme el alma”. Contó con 14 votos a favor y tres en contra. “Y sé quiénes son”, apostilló entre risas.
También donó la multa que en diciembre de 1975 le pusieron en Pamplona por la letra de la canción “Qué será lo que todos piden”, que pedía amnistía. No la había enviado previamente a la censura porque sabía que no la aprobarían. La multa ascendía a 150.000 pesetas de entonces, equivalentes a unos 25.000 euros de hoy. Ocho meses después, el Gobierno Civil de Navarra le declaró “amnistiado” de la sanción (documento que también legó). “A mí pillóme la amnistía también, ahora que se habla tanto de estes coses”, afirmó.
Asimismo legó, un documento en el que Joan, la viuda de Víctor Jara, le autorizaba a cobrar los derechos que generase en España el cantautor chileno Víctor Jara (1932-1973), asesinado en Santiago tras el golpe de Estado.
Por último, la aprobación de una prueba deportiva en 1963 para jugar al fútbol, porque él quería ser futbolista: era lo que más le gustaba en su niñez.
Sobre el gran escenario del auditorio, y con una fotografía de la Caja de las Letras como telón de fondo, García Montero reiteró el “gran honor” de recibir este legado, que se suma a los que en las anteriores Reuniones Anuales de Directores dejaron Ángela Molina (en San Sebastián en 2022) y Miguel Ríos (en Granada, en 2023).
Tras recibir este legado “a distancia” de Víctor Manuel, Luis García Montero lo dejará guardado, a su regreso a Madrid en los próximos días, en la caja número 1634 de la antigua cámara acorazada de la sede del Instituto Cervantes. El destino final del legado será la Biblioteca Patrimonial del Instituto.
Actuación acústica
Tras entregar el legado, el cantante, compositor y productor musical, cuyo nombre completo es Víctor Manuel San José Sánchez, ofreció una actuación acústica en la que repasó los numerosos éxitos de su larga carrera musical, comenzando con piezas tan representativas como “Canción pequeña”, “El hijo de ferroviario” o “He cortado estas flores”
Acompañado al piano por su hijo David San José, y a la guitarra por Ovidio López, recordó algunas de las canciones emblemáticas que han sido hitos en su carrera y que evocan los momentos importantes de su vida: los recuerdos de su madre, sus primeras composiciones, las canciones de "El Presi", "El abuelo Vítor", "Canción para Pilar" (dedicada a su esposa, Ana Belén) y otras que recogen anécdotas curiosas, leyendas populares asturianas…
El Instituto Cervantes y el Gobierno del Principado de Asturias organizaron esta actuación gratuita, un recorrido poético por la vida de Víctor Manuel y de la sociedad española a través de algunas de sus canciones más conocidas.