El vidrio soplado, una asentada tradición en la isla de Mallorca, ha alcanzado renombre internacional gracias a la singularidad de sus piezas artesanales: un reconocimiento mundial que hace escasos días llegó de la mano de la mismísima UNESCO, que la declaró Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. De esta forma, la isla suma un nueva y máxima distinción en ámbito cultural, como también lo es el Canto de la Sibila.
Caracterizadas por vívidos colores en tonos verdes, azules y ámbar, así como por sus formas curvadas y orgánicas que evocan la naturaleza, las creaciones de vidrio sopladas son verdaderamente únicas. La técnica empleada en su elaboración no solo garantiza que cada obra sea irrepetible, imposibilitando la reproducción exacta de dos piezas idénticas; sino que es un espectáculo en sí mismo.
Vidrio soplado, una técnica milenaria
La venerada tradición del vidrio soplado se remonta al siglo II a.C., cuando los fenicios introdujeron este arte en el litoral balear y los artistas autóctonos crearon, con gran imaginación, formas similares a las de la alfarería y lograron el favor de los emperadores romanos, que permitió un gran esplendor de las vidrieras.
Fue más tarde, en los siglos XVI y XVII, cuando los habitantes de Mallorca importaban exquisitos vidrios venecianos con el propósito de estudiar y dominar sus técnicas. Aunque los maestros vidrieros no contaban con la autorización para abandonar Italia para evitar la propagación de los secretos de su oficio, algunos de ellos lograron llegar a la isla mallorquina, contribuyendo así a la influencia y enriquecimiento de la tradición vidriera local y a la evolución que ha habido hasta el día de hoy.
Los máximos y únicos exponentes de vidrio soplado en Mallorca
Pensando en creaciones y pizas de vidrio soplado, en la isla hay dos lugares a visitar y maravillarse con esta técnica ancestral y, en este momento, más que nunca. Son el taller Vidrios Lafiore (en Esporles, cerca de la idílica Valldemossa) y la fábrica-museo Gordiola (en Algaida, a escasos 20 minutos de Palma).
A principios del siglo XVIII llegó a la isla un vidriero apellidado Gordiola que instaló el primer horno de vidrio artístico de Mallorca. Trescientos años después, este apellido se ha postulado como pioneros en la isla seguido de más de ocho generaciones de artesanos y maestros vidrieros. Ahora, Gordiola es sinónimo de tradición, cultura, historia y calidad, donde sus copas y lámparas han tenido la suerte de entrar en casas llenas de renombre, formar parte de rodajes de películas y series de éxito mundial.
Además, ofrece a los visitantes la oportunidad de explorar un museo en su primera planta, que exhibe piezas antiguas, vidrios de diversas partes del mundo y hornos con más de 300 años de historia, donde los vidrieros trabajan diariamente, convirtiendo el vidrio en arte. La fábrica también invita al público a presenciar el proceso de producción, ofreciendo una experiencia educativa que atrae tanto a adultos como a niños.
Lafiore es una marca con base en Mallorca que destaca por su enfoque contemporáneo, utilizando una rica gama de colores y formas que se ajustan a los gustos actuales. Además, tiene un fuerte compromiso por fomentar la sostenibilidad mediante el uso excesivo de material reciclado transformando en objetos con identidad propia. La visita a la fábrica es gratuita en horarios de apertura, y la experiencia del vidrio trata de una visita guiada a través de la fábrica de vidrio y de las técnicas que emplean. Además, los visitantes la oportunidad de poder soplar su propia pieza de vidrio y convertirse en maestros vidrieros por un día.