La época más mágica del año está a punto de comenzar, invitando a poner en pausa nuestra rutina diaria para entregarnos a la ilusión de las celebraciones navideñas. Incluso si nuestras vacaciones no son muy largas, es un momento idóneo para hacer una escapada que nos permita disfrutar de lo mejor de la estación en compañía de nuestros seres queridos. El Alentejo, región portuguesa limitante con España y de fácil acceso en coche, concentra actividades culturales, exquisita gastronomía y una tradición que ha resistido con éxito el paso del tiempo. Durante estas fechas señaladas, no hay nada como emprender un corto pero intenso viaje en el tiempo para vivir unas auténticas fiestas a la alentejana.
Disfrutar del ambiente navideño en los pueblos
Luces, motivos navideños y olor a canela invaden las empedradas calles alentejanas, que se visten de gala para la ocasión. Aquí, lo mejor es perderse para dejarse sorprender por la combinación de patrimonio histórico y tradición que caracteriza a estas localidades, cada una de las cuales elabora su propia programación con actividades, cabalgatas y teatros dirigidos a despertar el espíritu navideño. Las veladas transcurren animadas por grupos de cante alentejano y música folclórica, que versionan los clásicos villancicos con instrumentos tradicionales como la “ronca”, similar a la zambomba.
No solo el interior se transforma para la fecha, pues también las localidades de la costa alentejana se preparan para las fiestas más emocionantes del año. Quinta da Comporta ofrece actividades especialmente diseñadas para los niños en su programa navideño, mientras que Sublime Comporta ya tiene todo a punto para unas celebraciones repletas de experiencias gastronómicas y de bienestar de alto nivel.
Adquirir un regalo artesanal único en los mercados navideños
¿A quién no le gusta pasear entre iluminados puestos repletos de curiosidades? En el Alentejo, cada pueblo tiene su propia versión del mercado de Navidad. Son especialmente recomendables el de Marvão, inspirado en la época prerromana, o el de la cercana y encantadora Portalegre. Las moderadas temperaturas invernales permiten pasar una tarde agradable degustando pequeñas delicias regionales, curioseando entre los artículos y eligiendo el regalo perfecto entre los productos artesanales de la región. Si se busca una pieza única, puede elegirse entre cerámicas de todo tipo y arte elaborado con corcho, mientras que los más gourmets se sorprenderán con la calidad y los sabores de los quesos de Serpa y Nisa, las mermeladas caseras, el aceite de oliva de almazaras locales y, cómo no, la amplia selección de vinos.
Celebrar en compañía de alentejanos las costumbres de la región
Aunque cualquier punto de la geografía alentejana tiene mucho por ofrecer a sus visitantes, es obligatorio detenerse en la bella Monsaraz, cuyas calles se convierten en el escenario de pasajes religiosos protagonizados por más de 40 personajes a tamaño real elaborados artesanalmente con cerámica y ropajes. El castillo del pueblo se sitúa en el epicentro de este particular Belén con la instalación de la escena del nacimiento, si bien merece la pena subir para maravillarse con sus vistas al lago de Alqueva. Para pasar la Navidad en este escenario natural único marcado por extensiones de prados y viñedos, la cercana herdade (“granja”) de São Lourenço do Barrocal tiene programas especiales con planes como degustar cocina típica elaborada con productos frescos locales, catas de vinos y actividades con los más pequeños, aprendiendo a decorar galletas navideñas o dando paseos en carros tirados por caballos.
Por su parte, el Hotel Évora también ofrece visitas al Belén de Monsaraz, además de otros planes especiales como visitas guiadas al centro de Évora, cuyos monumentos pueden ser vistos ahora bajo una nueva luz festiva. Similarmente, M’AR de Ar incluye en su programa navideño entradas a los principales puntos de interés de esta ciudad nombrada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, además de cenas de Nochebuena y comidas de Navidad.
Resulta igual de imprescindible la visita a Beja, donde cada año los vecinos se transforman en personajes bíblicos que conforman un curiosísimo Belén viviente. Si se desea extender aquí la estancia para experimentar la hospitalidad alentejana, existen en sus inmediaciones alojamientos como la Herdade da Malhadinha Nova, que organiza programas de varios días con todos los elementos y planes obligatorios durante las fiestas.
Quienes tras su visita tengan algo de frío, encontrarán la solución en las asombrosas hogueras que se prenden en las plazas centrales de los pueblos en la noche del 24 de diciembre. Este espectáculo de varios siglos de historia tiene, además de cierta belleza, una razón: dar calor al recién nacido niño Jesús. Para quienes lo prefieran, también existen explicaciones más místicas que aluden el poder purificador del fuego, que ayuda a los asistentes a comenzar el nuevo año dejando atrás todo lo viejo.
Probar su gastronomía maridada con un buen vino
Es obligatorio culminar el paseo invernal calentándose ante la lumbre con un humeante plato tradicional de la región. Si se quiere experimentar la costumbre alentejana de Nochebuena, como plato fuerte debe elegirse un austero guiso o sopa de cazón, merluza o bacalao recién llegados del litoral. La comida de Navidad, en cambio, habitualmente está presidida por asados de cordero, cerdo o pavo, siempre maridados con los célebres vinos que producen las tierras del Alentejo. Los postres harán las delicias de los más golosos: dulces rellenos de boniato y el Bolo Rei, el Roscón de Reyes portugués.