NO VA A QUEDAR NADA DE TODO ESTO
(90 AÑOS DE PATRIMONIO GRÁFICO COMERCIAL MADRILEÑO)
Hasta el 10 de marzo de 2024
Un recorrido por 90 años de patrimonio gráfico comercial madrileño, a través de más de 150 rótulos de negocios, así como otros soportes como servilletas, etiquetas y papeles de seda.
La muestra, comisariada por el colectivo Paco Graco bajo el título ‘No va a quedar nada de todo esto’, ocupa la planta 4 de CentroCentro, donde se exponen neones, cajas de luz, banderines, vidrios, y gráficas en distintos materiales que se han usado a lo largo de los años como latón, acero o madera. Todos ellos, ejemplos de gráficas comerciales de los últimos 90 años, con muchas piezas de los años 60 y de los años 80 del siglo XX, y algunos de ellos muy antiguos, como la primera puerta de ‘La Moda’, de principios del siglo XX, o la Fca de Jabones de la calle Delicias 26, anterior a la guerra civil.
Se exhiben rótulos muy reconocibles de Madrid, como el de Casa Benítez de Huertas, la sala Canciller de Ventas, Fajas Ruiz de Sol, Casa Poli del Barrio de Salamanca, la cafetería Somosierra de Bilbao, la pastelería Kayto de Vallecas, la Tienda ORTE del Barrio Quintana o la cafetería Zahara de la Gran Vía, todos ellos recogidos por el colectivo a lo largo de los últimos siete años. Así como ejemplos de gráficas en otros soportes, la Colección de servilletas de bar de Felipe Hernández, la colección de bolsas de Martín Sobrados de la Plaza, cedidas a Paco Graco, o conjuntos de etiquetas de precios y de sedas de envolver.
Desde 2017, Paco Graco recoge gráficas comerciales de los muchos negocios que van cerrando en Madrid, con la finalidad de “protegerlos y recuperarlos (ya sean feos, bonitos, históricos, recientes, de cualquier material), con el objetivo de algún día lograr un museo permanente de rótulos de Madrid y de otras provincias”.
Esta muestra, que cierra una tetralogía iniciada en 2019, “no es una exposición dedicada a la celebración de la excelencia en el diseño de los rótulos de antaño; no es un lugar para llorar los comercios desaparecidos, no es un cementerio de una ciudad que ya no existe. Es un espacio creativo nuevo y actual donde los rótulos dialogan entre ellos y con la calle, y que tiene como objetivo generar una conversación intergeneracional para hablar del pasado, el presente y el futuro”, explica el colectivo.
Paco Graco es hoy es un proyecto de Alberto Nanclares, Mercedes Moral, Guillermo Borreguero y Zuloark. En 2019, promovió junto a otros proyectos similares de España y Portugal la fundación de la Red Ibérica en Defensa del Patrimonio Gráfico, que agrupa a más de 40 nodos en 30 ciudades, con el objetivo de intercambiar experiencias y hacer fuerza conjunta en la protección de este patrimonio.
MADRID DESDE EL BAILE
‘Madrid desde el baile’, (hasta el 21 de enero de 2024), una exposición comisariada por Massimiliano Casu que recorre la vinculación entre el baile y la ciudad de Madrid desde la prehistoria hasta nuestros días.
A través de fotografías, audiovisuales, publicaciones, materiales de archivo, instalaciones, instrumentos musicales, incluso una pista de baile, la muestra propone, “un paseo zigzagueante por siglos de producción cultural y política, una mirada sobre una ciudad que se ha construido a paso de pavanas, zarabandas, chotis, rigodones, himnos techneros y reguetones”, explica el comisario. “Una historia apócrifa de la ciudad, hecha por gente común y relatos ordinarios, pero tan determinante para nuestras vidas como la historia oficial”.
Gracias al diseño expositivo, a cargo de Casa Antillón, la planta 5 de CentroCentro se convierte en una calle más de la ciudad proponiendo un camino que arranca con una reproducción de la pintura rupestre del panel 1 de la Cueva de los Aljibes, en Manzanares el Real, la pintura más antigua conservada en la Comunidad de Madrid y que representa, según la hipótesis, una escena de baile ritual. Tras abordar la universalidad del baile, también el de plantas, animales y autómatas, el camino continúa por algunos de los lugares que en últimos 500 años no sólo han sido epicentros del ocio popular, sino verdaderos laboratorios donde se ha cocinado la política y la cultura. Así, el visitante se puede acercar a las calles donde en el XIX sonaban las canciones de moda tocadas por los organillos del taller de Apruzzese, a los Campos Elíseos de Madrid o las noches de baile en Jardín Paraíso; a los alrededores de la Ermita de San Antonio de la Florida, Virgen del Puerto, el Manzanares y la Pradera de San Isidro; o a salones de la nobleza y del proletariado, discotecas, clubes, afters y antros de la picardía, de la frivolidad y de las disidencias contemporáneas.
La exposición aborda el baile desde diferentes perspectivas, convertidas en secciones. El baile como campo de batalla, como territorio de controversia, siempre objeto de la atención de mentalidades o medidas represoras y estigmatizantes que lo han vinculado a la peligrosidad social. Una sección que reúne historias desde el siglo XVI hasta la actualidad. El baile como herramienta para reproducir el orden constituido o subvertirlo completamente, con ejemplos de su rol en procesos de construcción comunitaria y en las luchas civiles y contraculturales. El baile como modelo de auto-organización, capaz de activar la construcción de comunidades y redes de colaboración, de resolver conflictos e impulsar acuerdos. El baile como herramienta de producción del espacio público, una sección que reúne ejemplos de la capacidad de exploración, deriva, construcción y ocupación creativa del territorio urbano propia de las comunidades de baile en calles, plazas, jardines, merenderos, descampados. Un apartado está dedicado a las infraestructuras para el baile, salones, salas, discotecas, clubes, antros, y las posibles asociaciones de cada una con los distintos tejidos sociales de la ciudad. Y, por último, el baile como laboratorio creativo, como fuerza creadora de mundos donde se construyen nuevas maneras de relacionarnos, nuevos imaginarios estéticos e iconográficos.