El origami es una práctica ancestral proveniente de Oriente que ofrece más beneficios de los que imagina. Descúbralos aquí y convierta este pasatiempo en un gran aliado de su salud.
Origami significa “plegado de papel” y su origen se remonta a la China del siglo I, desde donde llegó a Japón y, de ahí, al resto del mundo.
Hoy día es considerado un pasatiempo muy sencillo, pues tan solo se necesita una hoja de papel que se dobla hasta crear la figura deseada. Sin embargo, en la antigüedad solo lo practicaba la nobleza, ya que las clases más pudientes eran las únicas que podían permitirse el lujo de usar papel -un material muy escaso y caro- para formar animales o figuras geométricas de papel mientras se relajaban.
Y es que la también llamada “papiroflexia” (traducción al castellano de origami) siempre se ha asociado a la calma. Solo con paciencia se pueden conseguir bonitas figuras de papel como las que puede ver bajo estas líneas.
Aunque lo cierto es que este pasatiempo también ofrece numerosos beneficios para la salud, como está a punto de descubrir.
Mejora la destreza manual
El plegado del papel favorece la motricidad, la coordinación y la habilidad manual, lo que mejora la destreza de los movimientos de los dedos y las manos. Esta es una de las razones por las que se recomienda inculcar el arte del origami entre los más pequeños, para así mejorar su psicomotricidad.
Pero, por esta misma razón, también interesa a las personas con párkinson o a las personas mayores que han visto mermadas sus capacidades motoras. Además, el hecho de que al final se obtenga una figura, y saber que lo ha hecho uno mismo, estimula la motivación y el querer seguir mejorando.
Mitiga y previene el deterioro cognitivo
La práctica del origami involucra numerosos procesos cognitivos. De ahí que ayude a retrasar el envejecimiento cerebral y, con ello, prevenir el deterioro cognitivo que se produce a medida que se cumplen años.
Pero también ayuda a mitigar la merma neurológica que se produce con la demencia, siendo un buen complemento a los tratamientos farmacológicos. Así lo concluyó un estudio de la Universidad de Granada realizado con adultos que sufrían deterioro cognitivo: el origami mejoró su fluidez verbal, además de la capacidad de aprendizaje y de atención.
Favorece la memoria
La memoria es esencial para la papiroflexia, ya que el papel debe doblarse de cierta manera y siguiendo un orden muy concreto para obtener el resultado deseado. Y el simple hecho de repetir ese proceso una y otra vez, hasta conseguir una figura concreta, estimula las neuronas y mejora la memoria.
Un ensayo realizado con adultos que participaban en un programa de entrenamiento de la memoria confirmó este efecto. Las personas que formaban parte de este programa, y además se apuntaron a un taller de origami, mejoraron mucho más que el resto de participantes.
Estimula la creatividad
De entrada, hay que seguir un orden marcado, bien por el profesor, bien por lo indicado en los libros de origami. Pero a medida que la persona se va familiarizando con las distintas formas que se consiguen, dependiendo de la doblez realizada, puede introducir sus propias variantes.
Así es como se han conseguido crear, gracias a la imaginación de todos los aficionados a este arte, miles de figuras que van más allá de la popular pajarita de papel.
Relaja y aumenta el bienestar
El origami es una técnica manual que exige mucha concentración. Y, precisamente por ello, consigue que uno se olvide del ritmo frenético del día a día para centrarse en el momento presente.
Y esto se traduce, al igual que ocurre con otras técnicas como el mindfulness o las técnicas de respiración consciente, en una menor ansiedad y estrés. En definitiva, es un aliado perfecto a la hora de relajarse.
Desarrolla la tolerancia a la frustración
Es muy difícil que la primera vez que quiera hacer una gruya de papel consiga un resultado perfecto. Lo más probable es que ni siquiera se parezca a un pájaro. Y es que, en el origami, la práctica es la clave.
Pero también lo es la paciencia y constancia si queremos obtener esa figura. Y, asimismo, esa constancia consigue que seamos más pacientes e impermeables a las posibles frustraciones. Ya sea durante la propia práctica del origami o en cualquier otro suceso que experimentemos en el día a día.
Y, por si esto fuera poco, cuando por fin vemos que todo ese esfuerzo ha merecido la pena, nuestra autoestima se va a ver fortalecida, lo que también tiene efectos muy positivos sobre la salud.
Ya ve que es mucho lo que este pasatiempo puede hacer por el cuidado de la salud y el bienestar. Es económico, no requiere de ninguna herramienta más allá del papel y la puede realizar cualquier persona de cualquier edad.
¿Se anima a probarlo?
(Extraído de https://www.saludnutricionbienestar.com/origami/)