El Alentejo es tradición, enogastronomía y belleza rural… pero también un destino perfecto para los adeptos del dark tourism o “turismo oscuro”. Las tres capillas recubiertas de calaveras y huesos escondidas en esta región constituyen una visita tan singular como escalofriante durante la época más terrorífica del año. Rodeados de atmósferas pesadas y mucha historia, estos lugares no dejarán indiferente a nadie.
Un osario con más de 5.000 calaveras en Évora
Reconocida como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, Évora guarda en su centro histórico monumentos tan fascinantes como su Capilla de los Huesos, un osario de estilo manuelino edificado en el Convento de São Francisco. Quienes atraviesan el umbral de la puerta son recibidos por una tétrica advertencia: "Nosotros los huesos que aquí estamos, por los vuestros esperamos". En su interior, un gran osario conformado por ocho pilares y paredes revestidas por más de 5.000 calaveras e incontables huesos cuidadosamente dispuestos estremecen a los visitantes. Al levantar la mirada, la idea de la muerte también saluda a los curiosos desde los motivos que adornan las bóvedas.
Esta capilla que despierta el interés de tantos visitantes se construyó con una doble función: por un lado, servía de reflexión acerca de la frágil existencia humana en contraposición a la vida eterna del cristianismo. Por otro lado, la cripta tenía un sentido práctico, pues durante el siglo XVII los cementerios de la ciudad y de la iglesia del convento comenzaron a quedarse sin espacio, impulsando esta iniciativa de tres frailes franciscanos.
Además de esta célebre capilla, Évora cuenta con otros tesoros arquitectónicos de visita obligada, como el Templo Romano de Évora, uno de los vestigios romanos más importantes y fotografiados del país. La ciudad es, además, un codiciado destino gastronómico con decenas de reconocidos restaurantes que basan sus cartas en la tradición alentejana: platos protagonizados por el cerdo, el pan, el aceite de oliva o los maravillosos pescados y mariscos traídos de la costa.
La conmemoración de una catástrofe en Campo Maior
En la frontera con España, a menos de media hora en coche desde Badajoz, se encuentra la pequeña villa de Campo Maior, punto de peregrinación para todos los aficionados del turismo oscuro. Su Capela das Almas, que puede encontrarse junto a la Iglesia de Nossa Senhora da Espectação, presenta un interior recubierto por los huesos de los fallecidos por una tragedia que asoló la localidad en 1732: una explosión del depósito de pólvora local. En su particular arquitectura destacan las diferentes tramas y formas que conforman los restos óseos, incluyendo un esqueleto expuesto en su totalidad.
Tras visitar este peculiar recordatorio de la historia de Campo Maior aún quedan algunos puntos de interés por recorrer en la villa, como la iglesia de San Juan Bautista, dedicada al patrón del pueblo y recubierta de mármoles negros y blancos en su interior.
Un pequeño recinto abarrotado de huesos en Monforte
A algo más de 30 minutos en coche desde Campo Maior se encuentra la Capilla de Huesos de Monforte. Aunque sea la más reducida de las tres, pues mide apenas cuatro metros cuadrados, no deja de causar impresión a todo aquel que la visite: las filas de calaveras pulcramente colocadas enmarcan el pequeño altar con un efecto sobrecogedor. Situada junto a la iglesia Matriz de la villa, se calcula que la capilla contiene los restos de más de 600 fallecidos.
Los viajeros que deseen seguir explorando Monforte tienen una cita obligatoria en el castillo de la localidad, desde el cual puede verse todo el bello entorno que la rodea. En sus cercanías también podemos encontrar Portalegre, conocida por su larga tradición de tapices artesanales.