El norte de la península de Qatar guarda uno de sus mejores secretos: un desierto de piedra caliza poco concurrido, ideal para los viajeros que amen salirse de la ruta.
En él se encuentra una de las instalaciones de arte público más importantes del país, obra de Richard Serra: East-West/West-East
No por tener un tamaño reducido se guardan menos tesoros. La península de Qatar, cuya extensión equivale aproximadamente a la región de Murcia, contiene numerosos atractivos para el viajero que son auténticas joyas dignas de admiración, más allá del arte de su capital. A menos de una hora de Doha, al norte, Zekreet es perfecto para aquellos que disfruten saliéndose de la ruta convencional y descubrir gemas secretas todavía bien ocultas.
Zekreet es de esos parajes que destacan la belleza natural del desierto con identidad propia a modo de tierra árida dorada. Se debe al capricho de la roca caliza que lo conforma y del viento, que ha ido erosionándose en el tiempo creando curiosas formas y un paisaje que bien parece de otro planeta. Así, los robustos acantilados son capaces de dejar a quien los visita con la boca abierta y con un carrete fotográfico bien cargado para las redes sociales.
Un kilómetro de arte público
El compromiso y la pasión de Qatar por el arte -y en concreto sus muestras de arte público- llegan hasta un recóndito desierto de la mano de Richard Serra. En Zekreet se encuentra la obra East-West/West-East, una escultura formada por cuatro placas de acero, cada una de 14 metros de alto, que se extienden a lo largo de un kilómetro de largo, dejando una impresionante panorámica para el viajero, especialmente al atardecer.
Y es que para esa sensación de aislamiento y paso del tiempo en el desierto que quería trasmitir Serra, el escultor examinó la topografía del terreno para realzar el vasto y desolado espacio de este. El resultado es este espectacular y, aunque contemporáneo, atemporal pieza de arte público.
Otro de los lugares en los que experimentar una naturaleza que apenas te esperas en Qatar es la playa de Zekreet, donde esas caprichosas formaciones calizas llegan hasta el mar. La playa se encuentra lejos de cualquier asentamiento, por lo que en su visita uno debe esperar una escapada tranquila para disfrutar de uno mismo y los suyos. Además, es ideal para acampar por la noche para disfrutar del cielo estrellado del desierto.