Toda estrategia nutricional equilibrada y responsable debe ir acompañada con la toma de un buen complemento multivitamínico.
Las vitaminas y los minerales regulan el metabolismo, facilitan la liberación de energía y garantizan que se lleven a cabo funciones importantes en la síntesis de los huesos y los tejidos.
Las vitaminas A, E y C, el zinc y el selenio poseen potentes efectos antioxidantes contra los radicales libres. Además, son indispensables para prevenir muchas enfermedades graves como el cáncer, el alzhéimer o las enfermedades cardíacas, entre otras que verá más abajo.
Sin embargo, una buena parte de la población española no consume la cantidad diaria recomendada (CDR) de vitaminas, minerales y otros nutrientes, según la Fundación Española de la Nutrición. Además, esos nutrientes no son siempre de la mejor calidad, especialmente en el caso del zinc, el ácido fólico o la vitamina D -este último caso afecta particularmente a personas mayores de 50 años-.
Hace unos años se publicó una síntesis general de todos los estudios realizados a nivel internacional sobre multivitaminas. Ese informe concluía que, como medida preventiva, todos los adultos deben tomar multivitamínicos a diario para prevenir ciertas enfermedades cardiovasculares, el cáncer o la osteoporosis.
El especialista en nutrición más reconocido del mundo, el profesor Walter Willett, director del Departamento de Nutrición en la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard, considera que una “pirámide alimentaria” completa y capaz de optimizar la salud debería incluir la toma diaria de multivitaminas.
Esta recomendación es válida para cualquiera, pero es todavía más valiosa para aquellos con mayor riesgo de déficit debido a diversas circunstancias:
- Personas de avanzada edad, deprimidas y/o cansadas.
- Quienes evitan ciertos alimentos a causa de una alergia o régimen.
- Enfermos o personas que toman algún medicamento, sobre todo estatinas (tratamiento anticolesterol), anticonceptivos, antihipertensivos, anticoagulantes y antiepilépticos.
- Personas estresadas o que viven en un entorno contaminado.
- Deportistas, embarazadas y niños.
- Personas que apenas toman o que toman mucho el sol.
Drástico empobrecimiento nutricional
Los efectos combinados de la agricultura intensiva, la selección de variedades de crecimiento rápido, el agotamiento de los suelos y el consumo de alimentos altamente modificados provocan un drástico empobrecimiento de nuestra alimentación.
Además, muchas vitaminas y nutrientes esenciales están mucho más presentes en alimentos que no consumimos regularmente (hígado, cerebro, riñones…).
La investigadora francesa Nicole Darmon ha calculado que es posible cubrir los aportes nutricionales recomendados sin tomar multivitaminas… ¡pero siempre que coma vísceras, marisco, pan integral, nueces y otros frutos secos y añada a su dieta una gran cantidad de frutas y verduras frescas -por ejemplo, una mujer necesita 1,25 kg al día-! (4)
Una recopilación de estudios americanos, canadienses e ingleses publicados en los últimos 15 años ha medido la pérdida de nutrientes de los alimentos en las últimas décadas:
- Una manzana, por ejemplo, contenía en otro tiempo 400 mg de vitamina C, mientras que hoy sólo aporta 4 mg -es decir, 100 veces menos-.
- Lo mismo ocurre con la vitamina A, que ha desaparecido completamente de las patatas y las cebollas.
- Y también pasa con el calcio y el hierro, cuyo contenido descendió en un 80% en los vegetales que se estudiaron.
Alimentarse de forma saludable es esencial, pero no basta para garantizar los aportes necesarios de vitaminas. Algunas de estas sustancias, como la vitamina C, por ejemplo, se conservan mal debido a lo sensible que es a la luz, al oxígeno o al calor (al cocinar el alimento).
(Extraído de https://www.saludnutricionbienestar.com/)