Puente entre continentes y unión de culturas. Son algunas de las descripciones más habituales de Las Palmas de Gran Canaria, una ciudad cosmopolita que destaca por su carácter abierto y su rica historia. Testigo vivo de ella es el barrio fundacional de Vegueta, núcleo del nacimiento de la ciudad en 1478, cuyas calles resguardan sus más de cinco siglos de historia. En ella es posible adentrarse con un recorrido por edificios coloniales, antiguas ermitas, preciosas plazas y monumentos emblemáticos. ¿Cuáles son los imprescindibles en una escapada a la ciudad?
Plaza de Santa Ana: el corazón de Vegueta
El alma del barrio se encuentra sin duda en la plaza de Santa Ana, uno de los puntos clave de la ciudad, con la Catedral de Santa Ana en uno de sus extremos y las Casas Consistoriales enfrentadas en el otro. Esta distribución de la plaza, con el poder religioso y el legislativo frente a frente, sirvió como modelo para la organización de numerosas urbes en el otro lado del Atlántico.
La catedral, que comenzó su construcción en el siglo XV, reúne en su fachada multitud de estilos arquitectónicos, como gótico tardío, neoclásico y barroco, recuerdo de los siglos que tardó en erigirse. Desde la altura de sus torres se puede apreciar una de las mejores vistas de la ciudad.
De Canarias a América
Poco después de la fundación de la ciudad, durante el primer viaje de Cristóbal Colón hacia América, el navegante paró en la entonces llamada Real de Las Palmas para arreglar una de sus carabelas. Hoy en día, la Casa de Colón recuerda este primer contacto con la ciudad, que pasaría a convertirse en una de las paradas más habituales en los viajes a América. Aunque el actual museo reciba el nombre de “Casa de Colón”, el edificio era realmente el hogar del entonces gobernador, que acogió a Colón durante su estancia. Su reconocida portada verde que mira a la popular Plaza del Pilar Nuevo, donde cada domingo se celebra un coqueto mercado de artesanía, es una de las más fotografiadas de la capital.
A su lado se encuentra la pequeña Ermita de San Antonio Abad. Construida en el siglo XVIII, ocupa el lugar de la primera ermita de Las Palmas de Gran Canaria, reconocida por ser el lugar donde Cristóbal Colón se adentró a rezar. El edificio actual, una construcción sencilla de piedra, alberga en su interior un impresionante retablo barroco.
Pero estos no son los únicos enclaves del barrio de Vegueta que rememoran la histórica relación de la ciudad con el continente americano. Al otro lado de la Plaza de Santa Ana se encuentra la preciosa Plaza del Espíritu Santo. Las palmeras conviven en ella junto a un drago y una araucaria, en representación del hermanamiento entre Canarias y América. Arropado por ellas se erige el templete de piedra dibujado por Ponce de León.
Encanto colonial en cada esquina
Más allá de enclaves históricos y edificios ya emblemáticos, Vegueta rezuma encanto en cualquier recoveco. La calle de los Balcones, muy cerca de la Plaza Santa Ana, es una de las más representativas de la zona, escoltada a ambos lados por sus preciosas fachadas, entre ellas la de entrada al impagable Centro Atlántico de Arte Moderno, el CAAM. Es otro de los ejemplos de un diseño arquitectónico muy reconocible en otras ciudades internacionales posteriores.
Además de contemplar los edificios y pasear sobre los adoquines de Vegueta, el barrio es también el lugar perfecto para descubrir el ambiente siempre lleno de vida de la capital. El Mercado de Vegueta o el Museo Canario son solo algunas de las paradas imprescindibles.