El sonido de las olas del mar Mediterráneo, los aromas a playa y a bosques de Calella de Palafrugell serán la ambientación perfecta para la cena-tributo que recibirá el chef francés -pero catalán de adopción- Jean Louis Neichel, con motivo de reconocer su gran aportación a la cocina catalana. La cita será el próximo 2 de septiembre, y el lugar, el Hotel Alga 4*, ubicado a dos pasos de la playa de Port Bo, y propiedad de la familia Nicolazzi desde el año 1960.
Este merecido tributo gastronómico nace de la mano de los chefs Pere Malagelada (El Càntir del Hotel Alga 4*) y Jordi Morillo, discípulos de Neichel (de hecho, Morillo fue jefe de cocina de su restaurante homónimo durante casi una década). Los dos, con la colaboración del jefe de cocina del hotel, Adrià Pastells, y la participación del propio Neichel, se encargarán de elaborar y servir un ágape único, muy gastronómico e histórico. De hecho, el menú “Tributo a JL Neichel” está inspirado en los platos más emblemáticos de la cocina del chef galo.
La idea es, según Morillo, “rendirle un homenaje gastronómico, una cena que será un reencuentro de amigos y de gente que lo aprecia y que, como yo, quiere recordar que él es el ‘MAESTRO’, con mayúsculas”. El cocinero catalán añade que, “tendríamos que tener más Neichel en activo, para que la juventud aprendiese cómo es trabajar con tenacidad y disciplina, y aprender a cocinar reaprovechando, porque de esto sabía y sabe mucho”.
Un menú 100% Neichel
La cena-tributo estará protagonizada por un menú gastronómico. Se iniciará con un Gazpacho de melocotón (o sandía) y gambas de Palamós, uno de los platos que Neichel adaptó de forma visionaria hace tres décadas. El propio chef alsaciano recuerda que eliminó el sabor fuerte del ajo, y lo suavizó con fruta, “para adaptarlo a los paladares de mis comensales, gente que quería comer bien, pero no sabores potentes”, recuerda.
El segundo plato será la mítica Lubina Mario, que Neichel tituló así ahora hace 41 años en honor al nacimiento de su hijo. Se trata de un plato que permaneció en su carta durante décadas. Una lubina con salsa de mostaza y alcaparras, que irá acompañada con pasta Spätzle, típica de Alsacia. Seguidamente, se servirá un Lomo de Cordero con costra de hierbas aromáticas con parmentier de ceps, también una de las especialidades más demandadas por los clientes del restaurante Neichel durante años.
Pero seguramente, lo que más identificarán sus comensales es el carro de postres. No en vano, Neichel fue el primer cocinero en introducirlo en un restaurante de forma magistral. En esta ocasión, se ofrecerán en mesa un surtido de los dulces que más perduraron en la carta del establecimiento, como ahora un marqués de chocolate y moka, un bavarois de frambuesas, un helado clásico de vainilla y Grand Marnier y la clásica tarta fina de manzana, una especialidad que Neichel cocinaba en honor a su madre.
Neichel, pionero de la revolución gastronómica catalana
Jean Louis Neichel (Estrasburgo, 1948) es ya más catalán que alsaciano, no en vano, ha pasado más años de su vida en Cataluña que en Francia. Apasionado de la cocina mediterránea y de la despensa catalana, fue el encargado de traer la “nouvelle cuisine”. Fue también pionero al ser propietario de su propio restaurante; fue precursor de los carros de licores, postres y quesos; y revolucionó el sector de la alta gastronomía poniendo de moda los menús degustación.
Formado en las mejores cocinas de Francia, Suiza, Bélgica y Alemania, aterrizó en la cocina de El Bulli en 1975 de la mano de su propietario, el dr. Schilling. Un año después, consiguió la primera estrella Michelin, que conservó hasta que se marchó a abrir su propio restaurante. Desde 1981 y hasta enero de 2016, y con la ayuda de su mujer Evelyn Fuertes, continuó revolucionando la cocina catalana en su establecimiento homónimo, ubicado en el barrio de Pedralbes (Barcelona). Neichel siempre tuvo estrella Michelin, y durante 19 años, dos.
El chef, siempre humilde pero transgresor, reconoce no ser amante de los homenajes, pero sí de los reencuentros con amigos, como ve él la próxima cena-homenaje. Y es que, a pesar de que está retirado de los fogones profesionales desde hace siete años, dice que no pasa ni un día sin hacer algo relacionado con la cocina y la gastronomía. Y cuando mira atrás solo ve agradecimiento: “tuve la suerte de trabajar en la mejor época de la gastronomía en Cataluña, la época en la que Carmen Casas, Néstor Lujçán y Luis Bettonica escribían por primera vez de algunos cocineros que denominaban revolucionarios, y entre ellos, estaba yo. Todos aquellos fuimos pioneros y empezamos a hacer cosas diferentes en la cocina, que después otros, muchos de ellos discípulos nuestros, han acabado desarrollando de tal manera que hoy Cataluña es un referente de la cocina mundial”.