Llegado el verano, son muchos los viajeros que rehúyen del habitual turismo de sol y playa y se lanzan en busca de otras opciones libres de salitre y arena. La región del Alentejo, además de poseer una magnífica costa, ofrece un repertorio muy variado de planes de interior para pasar unas vacaciones diferentes. A continuación, cinco ideas para disfrutar de la zona sin multitudes ni agobios, aprendiendo del tranquilo modo de vida que caracteriza al Alentejo:
Descubrir los secretos de la gastronomía alentejana con una clase de cocina
Los viajeros más gourmets quedarán encantados con la gastronomía alentejana, tradicional y basada en productos frescos y de temporada. Además de probar sus platos más representativos, como el cerdo a la alentejana o las migas, la visita a la zona es una oportunidad ideal para conectar de otra manera con la cultura del Alentejo y aprender los secretos de su tradición culinaria en clases de cocina guiadas por locales. En Herdade da Malhadinha Nova, la experiencia abarca mucho más que la simple preparación en la cocina, pues se involucra a los aprendices de chef en otros procesos como la recolección de los ingredientes que se emplean en las recetas.
Glamping para conectar con la tierra y desconectar del día a día
Los horizontes alentejanos, de amplios paisajes rurales marcados por el silencio y la calma, merecen ser disfrutados en todo momento, incluso mientras se duerme. Por ello, en la región pueden encontrarse diversos alojamientos concebidos para mantener un contacto estrecho con la naturaleza sin tener que renunciar a la elegancia y el diseño. En el Glamping Skies de Veiros (Estremoz), se puede disfrutar plenamente del descanso desde sus cúpulas individuales de techos acristalados, que ofrecen una vista privilegiada del entorno y de las luminosas estrellas desde la comodidad de la cama.
Pasear a caballo al atardecer en los campos alentejanos
Los amantes de los animales y las excursiones no pueden abandonar la región sin dar un paseo a caballo durante las últimas horas de la tarde, cuando los dólmenes y castillos del Alentejo se iluminan con las doradas puestas de sol. Además de visitar los puntos de interés histórico de la región, el viajero puede dirigirse a la Coudelaria de Alter, una Yeguada Real dedicada a los históricos caballos de raza lusitana que ofrece la oportunidad de pasar el día conociendo a sus equinos y aprendiendo sobre su cuidado. De similar manera, Torre de Palma, un hotel y bodega que dispone de centro ecuestre, es otra muy buena opción si se desea montar a caballo o tomar clases de equitación.
Aprender a leer el cielo nocturno
La reserva de Dark Sky Alqueva, reconocida como Destino Starlight, asombra a los visitantes con sus oscuros cielos nocturnos salpicados de millones de estrellas. Pero maravillarse con el espectáculo es solo una parte de la experiencia: por la zona pueden realizarse talleres para aprender a mapear los astros, cursos de orientación, talleres de astrofotografía o rutas senderistas idóneas para los amantes del turismo activo que no estén dispuestos a hacer excursiones bajo el sol estival. Los monumentos prehistóricos de la zona, como el crómlech de Xerez, también se transforman bajo la luz de las estrellas, pues a través de visitas guiadas puede descubrirse su estrecha vinculación con la astronomía.
Convertirse en un experto enólogo
El vino del Alentejo, que cuenta con ocho zonas vinícolas con Denominación de Origen, es uno de los orgullos de la región. Existen varias rutas para empaparse de su tradición vitivinícola, como la de San Mamede, concentrada en los pueblos del norte; la ruta histórica, centrada en Évora y otros viñedos de la zona central; o la Ruta del Guadiana. Tras recorrer las bodegas y conocer todas las experiencias que ofrecen alrededor de sus caldos (como recorridos por sus instalaciones, catas guiadas, talleres de enología…) es indispensable probar el Vino de Talla, elaborado en ánforas de arcilla según dictaba la técnica romana.