Con la incipiente llegada de la primavera, son muchos los viajeros españoles que sueñan con contemplar los idílicos campos de tulipanes en Holanda, o visitar los pintorescos pueblos de la campiña francesa. Transavia se presta a hacerlos realidad con vuelos directos desde España a Francia (Nantes, Montpellier, Lyon y París) y Holanda (Ámsterdam, Róterdam e Eindhoven) y Bélgica (Bruselas).
Rincones desconocidos de Francia
Aquellos que busquen ver más allá de los “clichés” parisinos, pueden recorrer las muchas galerías y pasajes cubiertos como Passage Jouffroy, un rasgo distintivo del París del siglo XIX, o bien fotografiar la colorida calle peatonal Rue Crémieux en el distrito 12, convertida en toda una célébrité en redes sociales. Otros sitios de lo más peculiares en la Ciudad de la Luz son su Gran Mezquita, donde admirar la arquitectura hispano-morisca inspirada en la mismísima Alhambra de Granada, y el Museo de las pulgas, considerado el mercado de segunda mano más antiguo del mundo.
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Por otro lado, Nantes, la capital de la región del Loira, apuesta por el arte contemporáneo e invita a dejar volar la imaginación al más puro estilo Julio Verne en su atracción turística “Las Máquinas de la Isla”, inspirada en el ilustre escritor francés, o entrar en modo zen mientras se escucha el relajante rumor del agua en las cascadas de su jardín japonés, en la Île de Versailles.
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Con más de 2000 años de historia, la ciudad de Lyon —declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO—, invita a hacer un viaje atrás en el tiempo. Una parada casi obligatoria es la de sumergirse en los más de 500 traboules o pasajes que se ocultan en el casco antiguo. Por si fuera poco, las vistas panorámicas desde el Jardín de las Curiosidades no tienen nada que envidiar a las del mirador de Fourvière, y además no son tan conocidas.
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Lugares insólitos de Holanda
Quienes deseen alejarse del bullicio turístico de Keukenhof, el parque floral más grande de Europa, situado a 40 km de Ámsterdam, pueden ir hasta Bollenstreek —conocida como la región de los bulbos—, o bien recorrer la famosa “Ruta del Tulipán” en Flevoland. La mejor opción para vivir la auténtica experiencia holandesa es alquilar una bicicleta, a fin de evitar las zonas más concurridas. Por otro lado, en la costa de Zelanda hay granjas que cultivan tulipanes, como Pluktuin La Fleur en Yerseke, Noordgouwe, 's-Heer Hendrikskinderen y Serooskerke, donde la entrada incluye la posibilidad de confeccionar un ramo personalizado con flores frescas recién cortadas.
Sin embargo, no solo de tulipanes vive Holanda. Por ejemplo, Róterdam presume de romper los estereotipos en cuanto a arquitectura se refiere. Desde sus innovadoras casas cúbicas, hasta la curiosa Book Mountain, una biblioteca pública en forma piramidal que contiene cinco pisos de estanterías, conectadas por 480 metros de escaleras, que llevan a una cúspide acristalada.
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En el corazón de Ámsterdam hay un rincón que suele pasar desapercibido entre la multitud. A solo unos pasos de la Plaza Spui, se esconde un remanso de paz con nombre propio: Begijnhof. Asimismo, el número 34 de este plácido vecindario alberga la casa más antigua de la ciudad, que data de alrededor de 1420, y es una de las dos únicas casas que mantienen su fachada de madera original.
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Entre las cosas que uno no espera encontrarse mientras deambula por un moderno museo europeo, sin duda se encuentra un antiguo templo egipcio. El Templo de Taffa, actualmente conservado en el Museo de Antigüedades de Leiden, fue donado a los Países Bajos en el año 1960 como señal de reconocimiento por su labor en la preservación del patrimonio afectado por la presa de Asuán. Como curiosidad, otro de los 4 templos donados fue el Templo de Debod, destinado a España.
Por su parte, la ciudad de Vaals, a una hora de Eindhoven, cuenta con un atractivo turístico para perderse (literalmente): el gran laberinto de Drielandenpunt, una obra de Adrian Fisher —quien ha batido récords tras haber diseñado más de 700 laberintos—, que pone a prueba la orientación de los viajeros más intrépidos.
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