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La Mamounia, el hotel con más historia de Marrakech

Este famoso establecimiento, con casi 100 años desde de su apertura, tiene prestigio internacional y en sus estancias se respira el gusto por la cultura y el arte del país. Concebido en 1923 por los arquitectos Prost y Marchisio, el Hotel La Mamounia (la Grande Dame de Marrakech) desde su origen ha tenido numerosas renovaciones que aúnan el respeto por un lugar cargado de historia y las exigencias de una entidad financiera y moral como la Compañía de Vías Férreas de Marruecos.

La Mamounia es el hotel más mítico de la ciudad de Marrakech. Considerado como uno de los alojamientos más distinguidos de todo el mundo. Sinónimo de lujo, exclusividad y buen gusto, sus estancias han seducido a los numerosos visitantes que durante sus casi cien años de historia lo han escogido como alojamiento.

Concebido en 1923 por los arquitectos Prost y Marchisio, el hotel, denominado la Grande Dame de Marrakech, desde su origen ha tenido numerosas renovaciones que aúnan el respeto por un lugar cargado de historia y las exigencias de una entidad financiera y moral como la Compañía de Vías Férreas de Marruecos.

Adentrarse en La Mamounia es dejar atrás el ambiente bullicioso de la medina de Marrakech para dejarse envolver por un oasis de calma y quietud. Este hotel palacio muestra su ostentosidad sin complejos. Un lugar donde la tradición marroquí da la mano a la modernidad.

Historia: un jardín como regalo de boda

Para encontrar el origen del nombre de La Mamounia hay que remontarse hasta el siglo XVII. Su historia comienza con el rey Sidi Mohamed Ben Abdallah, que tenía por costumbre obsequiar a sus hijos, como regalo de bodas, con una casa con jardín. Sus cuatro hijos, Abdessalam, Mamoum, Moussa y Hassan dieron nombre a los jardines que recibieron del Rey.

Aunque estos jardines «Arsats» aún son conocidos hoy en día, sólo el arsat Al Mamoun que perteneció al príncipe Mamoun alcanzaría la fama, inspirando el nombre de La Mamounia. Se dice que, para divertirse, el príncipe solía organizar en él extraordinarias garden parties (fiestas de jardín conocidas en árabe como “nzaha”), hábito muy popular en numerosas ciudades marroquíes.

El magnífico jardín, recordado por aquellas diversiones reales, es hoy una atracción y un placer para los huéspedes tanto por sus dimensiones (8 hectáreas), como por su particular flora. Dos siglos más tarde y en una superficie de 13 hectáreas se creó el hotel, que muy pronto alcanzaría gran renombre internacional.

En 1925 los arquitectos parisinos Antoine Marchisio y Henri Prost, contratados por la sociedad ferroviaria Compagnie des chemins de fer du Maroc, recibieron el encargo de convertir esta propiedad privada en un hotel de lujo de una sola planta y alrededor de medio centenar de habitaciones. El objetivo era lograr que este lugar exótico fuera un imán para los europeos que, tras la I Guerra Mundial, trataban de olvidar los horrores de la contienda.

Y así comenzó a funcionar La Mamounia y a recibir a sus primeros visitantes. Por la noche, antes de la cena, se podían ver paseando por los jardines a hombres elegantemente vestidos con sombreros de copa, y mujeres enfundadas en joyas y sus mejores galas. Viajeros en busca del exotismo de Marrakech que desde entonces no han dejado de llegar a este hotel de ensueño.

Reformas con el denominador común del lujo

Desde 1946, La Mamounia ha sido sometida a diferentes reformas. La mayor de ellas tuvo lugar en 2006 y estuvo a cargo de Jacques García, un prestigioso decorador que contaba en su currículum con las reformas de hoteles como los parisinos Beaux-Arts y Costes, o el castillo du Champ de Bataille.

Se invirtieron 120 millones de euros en lograr una decoración única, volviendo la vista hacia la tradición árabe y eliminando el art-decó que había sobrevivido a las reformas de los años 50 y 60, pero que ya estaba pasado de moda. Todos los objetos art-decó, desde muebles hasta cuadros o vajillas, fueron subastados y comprados al instante por coleccionistas que vieron en ellos una oportunidad de negocio o quizá la nostalgia de un tiempo que no volvería nunca.

Durante tres años se trabajó a fondo en la renovación del establecimiento para convertir al hotel en uno de los cinco mejores del planeta. Para lograr que cada detalle fuera único, medio centenar de afamados artesanos trabajaron minuciosamente los estucos, los techos de madera, los mosaicos, los azulejos tradicionales y las alfombras. El resultado fue ese ambiente árabe único que el público que acude al hotel va buscando.

La renovación del 2020

Durante algunos meses de 2020, La Grande Dame de Marrakech se entregó a una espléndida renovación y volvió a abrir sus puertas cambiada pero fiel a la herencia y encanto de sus 97 años.

Esta casa siempre ha seducido por su aura, su nobleza y su elegancia. Es una renovación para la que he imaginado hasta el último detalle y en la que Patrick Jouin y Sanjit Manku han dejado su espectacular sello. Una renovación que revitaliza los ambientes y llena cada estancia de una nueva energía.

Han sido necesarios tres meses y 300 artesanos para replantear cada espacio, creando escenarios para nuevas experiencias gracias a un extensivo trabajo a medida.

Se trata de una renovación que prefiero llamar “innovación” por toda la magia deslumbrante que ha añadido respetando el fuerte espíritu de un lugar que todos amamos.

Bajo la dirección apasionada de su Director General Pierre Jochem, el célebre tándem de diseño y arquitectura Patrick Jouin y Sanjit Manku ha sabido brindar una nueva energía a los espacios de La Mamounia creando nuevas dinámicas a través de rincones tan atractivos como cálidos.

Nuevos espacios, también, cuidadosamente pensados para proponer una nueva oferta gastronómica a sus huéspedes.

Los nuevos espacios

Le Salon de Thé par

Pierre Hermé "Le Salon de Thé par Pierre Hermé" está inspirado en los salones marroquíes, con sus bancos corridos y enfrentados a lo largo de la estancia.

Todos ellos se orientan hacia el centro del espacio, donde una fuente de mármol parece emerger del suelo. El agua refleja la enorme lámpara de cristal del techo, punto central del salón y a la vista desde el vestíbulo. Un elemento casi hipnótico que da vida al lugar.

L’ Italien par Jean-Georges

El antiguo restaurante le Français ha sido transformado en "L’Italien par Jean-Georges", una lujosa trattoria con un espíritu chic relajado.

Bajo la estética de un jardín de invierno, la fusión entre el restaurante y el exterior es total, y sus grandes ventanales se abren de par en par a la vegetación dejando entrar toda su luz y encanto natural. Además, un fresco de más de veinte metros reproduce como si fuera un espejo el jardín.

La cocina es abierta, proporcionando un verdadero espectáculo.

Le Churchill

Su completo rediseño lo convierte en un espacio ultra íntimo, como una caja de roble ahumado con mármol negro tallado en el centro. El pasado ferroviario del hotel está también muy presente y las proporciones de este espacio recuerdan a las de un lujoso vagón pullman. La Mamounia ha recurrido a Kaviari y ofrece un excepcional caviar casero y salmón ahumado para sublimar la experiencia.

Le Cinéma

Le Churchill es también la puerta de entrada a una nueva propuesta: Le Cinéma. Una experiencia de ensueño que combina cultura y confort. Aquí mismo Hitchcock rodó "El hombre que sabía demasiado"... Este cálido espacio ofrece proyecciones semanales y una carta de aperitivos especialmente diseñada por Pierre Hermé.

Le Pavillon de La Piscine

Le Pavillon de la Piscine, completamente renovado, representa una oda a la generosidad y el placer. En el centro, una gran lámpara circular de tela y metal domina el conjunto. Y justo debajo, se ubica una bella fuente de cerámica azul, donde se disponen las delicias más apetecibles. Todos los días se sirven un desayuno y un almuerzo tipo buffet, además del famoso brunch de los domingos.

Le Bar de la Piscine

En un precioso nuevo espacio, revestido de cobre pulido martillado, se asienta un gran bloque de mármol en tono melocotón sobre el que descansan las creaciones del genio de la pastelería Pierre Hermé. Junto al Pabellón de la Piscina se encuentra el nuevo bar, diseñado de forma circular para crear una mayor interacción.

Las carpas

Las carpas son una de las novedades más especiales en La Mamounia, y crean una zona de transición entre la piscina y "L'Italien par Jean-Georges". Pueden utilizarse para comer, cenar o simplemente leer un buen libro. Allí, cómodamente sentados y protegidos del sol, los invitados pasarán un rato muy agradable.

La Enoteca

Una de las carpas conduce al visitante a la Enoteca. Allí, en el subsuelo, se encuentra uno de los tesoros mejor guardados por los sumilleres de La Mamounia: más de 2.000 botellas excepcionales y únicas dispuestas alrededor de una magnífica mesa con capacidad para 12 personas.

La gran abertura cenital deja pasar la luz a través de un candelabro de cuerda iluminando los vinos y revelando sus secretos. Una obra llevada a cabo por las excepcionales manos de los artesanos marroquíes cuya ambición es hacer de La Mamounia un ejemplo vivo de la reinvención perpetua de su cultura.

En el corazón del parque, ubicado en un riad, se encuentra Le Marocain: un lugar en donde disfrutar de la cocina local, y que combina tradición y modernidad.

Distribuido en tres niveles, cuenta con una magnífica terraza en la planta baja y un flamante salón en la planta superior. Su decoración es de una riqueza excepcional.

Ubicado en el segundo piso del restaurante marroquí, Le Club combina un ambiente vibrante con una vista espectacular de los opulentos jardines de La Mamounia, para disfrutar de tapas marroquíes a la carta y saborear cócteles especiales preparados por un equipo de expertos.

El DJ residente ofrece las noches de los jueves, viernes y sábados, sesiones en las que mezcla ritmos electrónicos con sonidos de inspiración oriental.

El corazón de La Mamounia también se ha beneficiado de la renovación, con un nuevo mobiliario y concepto, sobrio y opulento a la vez, discreto y audaz, pero con su alma intacta.

En Le Bar Majorelle es donde los clientes pueden reunirse para tomar un café, un cóctel o un plato del chef Pierre Hermé que, desde octubre de 2020, firma la carta dulce y salada.

La opulencia del puro lujo

Todas las cifras que se refieren a La Mamounia dan idea de su opulencia. Desde que el visitante atraviesa los arcos que dan la bienvenida al establecimiento y es agasajado con dátiles y leche de almendra, al más puro estilo bereber, sabe que ha llegado a un hotel donde el lujo es, simplemente, una de las excusas para disfrutarlo.

La Mamounia es mucho más que un hotel y tiene como objetivo hacer soñar a sus huéspedes. Más un hotel convencional pretende ser una residencia, donde el huésped se encuentre realmente cómodo. Por este motivo en su entrada no aparecen las estrellas que posee. Y una vez dentro, tampoco se pueden encontrar las típicas indicaciones de dónde se encuentran las habitaciones. Para ello se ha formado a un grupo de 20 trabajadores, cuya única misión es acompañar a los huéspedes a las estancias que están buscando.

Espacios a lo grande

El hotel acoge 136 habitaciones, 71 suites de hasta 212 m2, tres riads de 700 m2 cada uno, cuatro restaurantes, un spa de 2.500 m2, un huerto de 1.500 m2, y decenas de espacios comunes en sus más de 15 hectáreas, de las que más de 8 hectáreas pertenecen al jardín. El exotismo, la sensualidad y el lujo están presentes en cada rincón.

En La Mamounia puedes encontrar espacios dedicados al arte, donde admirar los cuadros y las fotografías de artistas locales e internacionales, que exponen sus obras en las diferentes exposiciones temporales que utilizan como marco algunas de las mejores salas del hotel.

Además, el hotel también dispone de lugares para organizar eventos profesionales y celebraciones a medida, desde reuniones de negocios a bodas o cumpleaños. Siempre en un ambiente de lujo y a la vez acogedor.

Suites y riads con detalles que marcan la diferencia

Mucho espacio y detalles muy cuidados son dos de los valores añadidos de las estancias de La Mamounia, desde sus habitaciones clásicas a las suites de excepción, todas ellas diferentes entre sí. Cóctel y productos de bienvenida, servicio de cobertura nocturna, terrazas, balcones, botellas de vino, cestas de fruta, champagne, dulces marroquíes, habitaciones con vistas a los jardines, el Atlas o la ciudad, traslados desde el aeropuerto en Jaguar… el objetivo es que el visitante se sienta realmente especial.

Existen seis suites de excepción, cada una con su propia personalidad: la romántica suite Baldaquin con su cama con dosel, perfecta para un fin de semana romántico en Marrakech; la suite Koutoubia, con sus techos altos de madera tallada; la suite Churchill, con su combinación de estilo inglés y arte marroquí; la suite Majorelle con sus juegos coloristas y sus maravillosas vistas; la Suite Marqueterie, donde predomina el trabajo artesanal de la marquetería; y la Suite Al Mamoun, con su mobiliario asiático y europeo de época.

Otras personas, sin embargo, prefieren la intimidad que proporcionan los riads, con patio, terraza y piscina privada, y una organización de estancias que recuerda las construcciones árabes, en torno a un patio central.

El paraíso del descanso y el relax

El Spa de La Mamounia está pensado para dejar atrás la rutina y las preocupaciones, y centrarse solo en las sensaciones positivas que transmite un espacio pensado para el descanso de mente y cuerpo.

El hammam se combina con la sauna, el jacuzzi, la piscina cubierta a 28º C y tratada con ozono, los masajes con aceite de argán, los tratamientos corporales con el ghassoul extraído del valle del Moulouya o el jabón negro. Un lugar que parece sacado de un sueño, con una decoración intimista que invita al descanso, y rituales de belleza y relax que han pasado de generación en generación. Y todo ello con marcas de reconocido prestigio, como Valmont, MarocMaroc o Christophe Robin.

Quien prefiera disfrutar de las instalaciones en privado puede reservar el Spa y disfrutarlo lejos de las miradas indiscretas, y quien quiera dedicarse al deporte puede hacer uso de un completo gimnasio. Las instalaciones dedicadas al cuidado personal se completan con una barbería, salones de belleza y una zona de tiendas de lujo, para quien quiera llevarse el espíritu de La Mamounia a casa. Allí se pueden encontrar desde objetos artesanales a prendas de vestir tradicionales, marroquinería del Atelier Nihal, accesorios para prácticas deportivas, productos naturales o velas con el perfume característico de la casa Fragonard. Compras que, una vez de vuelta al hogar, te recordarán la esencia de unos días inolvidables.

Huerto y jardines: un auténtico vergel

Más 5.000 rosales, 700 naranjos, 200 olivos de más de 700 años, 6 especies diferentes de palmeras y 21 de cácuts, limoneros, chumberas, adelfas, pinos carrascos, buganvillas… El jardín de La Mamounia reúne más de 1.200 especies vegetales que un equipo formado por 70 jardineros cuidan día tras día para que luzcan en todo su esplendor. Este vergel es un auténtico paraíso que ha servido de inspiración a literatos, pintores y poetas.

Paseando por los jardines se llega a un huerto de 1.500 m2, donde a ciertas horas del día coinciden los jardineros que se ocupan de su cuidado y los chefs que se acercan a él para escoger ejemplares de sus 15 variedades de tomates, o bien alguna de las especies o hierbas que aquí se cultivan, como cilantro, hierbaluisa, violetas o menta Borji. Condimentos necesarios para sus exquisitos platos que constituyen, a su vez,uno de los secretos mejor guardados de los sabores de La Mamounia.

Personajes rendidos a sus encantos

La Mamounia enamora a todo aquel que se introduce en su universo onírico. Numerosos personajes ilustres han caído rendidos a sus encantos, convirtiéndose sin proponérselo en los mejores embajadores del hotel. Quizá el primero de ellos fue Winston Churchill, quien vivió en La Mamounia durante las largas temporadas que se refugiaba en la pintura para huir del foco mediático.

Fue él quien describió a La Mamounia como “uno de los lugares más hermosos del mundo” en una conversación mantenida con el presidente norteamericano Franklin D. Roosevelt, a quien aconsejó alojarse en el hotel durante la conferencia que ambos mantuvieron en Marruecos justo antes del final de la contienda mundial. Un auténtico flechazo que también han sentido otros personajes que también se han alojado en sus estancias, procedentes de todas las esferas artísticas, políticas o culturales, como Orson Welles, Yves Saint Laurent, Édith Piaf, Paul Bowles, Josephine Baker, Bill Clinton, Nelson Maldela, Carolina de Mónaco, Julio Iglesias o los Rolling Stones.

Otro de los personajes públicos que más publicidad le hicieron al hotel en su día fue el director de cine Alfred Hitchcock, cuando en 1956 grabó en el vestíbulo algunas escenas de la película “El hombre que sabía demasiado”, protagonizada por James Stewart y Doris Day. Tras el estreno de la película cientos de estadounidenses se trasladaron a Marrakech solamente para conocer el majestuoso hotel que aparecía en algunas de las escenas de film.

En este sentido, otra de las estelares apariciones de La Mamounia en el cine fue en la película “Alerta en el sur”, de Erich von Stroheim. En vista de su fama, numerosos actores como Kirk Douglas, Charlon Heston, Nicole Kidman, Richard Gere, Sharon Stone o Tom Cruise lo han elegido para sus vacaciones privadas.

Todas las personalidades públicas que han pasado por La Mamounia han contribuido a la hora de convertir este hotel en un alojamiento a medio camino entre el mito y la leyenda. Una fama que se refleja en los numerosos galardones que ha ido cosechando con el paso de los años.

HOTEL LA MAMOUNIA

Avenue Bad Jdid

40040 Marrakech-Medina, Marruecos

Tel.:+212 524 388 600

Email: [email protected]

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