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Descubrir los vinos de Tenerife
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Descubrir los vinos de Tenerife

Hablar de vinos de Tenerife es hablar de vinos únicos. Y es, a partir del 29 de noviembre, cuando los expertos en la materia confirmarán, un año más, su extraordinaria calidad, avalada por numerosos premios internacionales.

Se trata, la víspera de San Andrés, de una noche en la que, además, municipios del norte de la isla, como Icod de los Vinos, celebran sus tradicionales ‘tablas de San Andrés’; los más pequeños en La Orotava o Puerto de la Cruz corren el cacharro y en San Juan de la Rambla, los carros. Todo ello, enmarcado en la gran fiesta del descorche del vino.

Se conoce, entonces, el resultado del laborioso trabajo, realizado con mimo, de viticultores y bodegueros de las seis denominaciones de origen que existen en la isla.: Valle de La Orotova, Ycoden-Daute-Isora, Tacoronte-Acentejo, Valle de Güímar, Abona y D.O.P Islas Canarias.

A partir de ahora, tener la oportunidad de viajar a Tenerife permitirá a los afortunados vivir la experiencia de disfrutar de su gastronomía, caracterizada estos días por la introducción de productos de proximidad como la castaña, el pescado salado, el queso y la miel. Pero, también, catar la nueva cosecha de vinos de la isla.

El origen de los vinos de Tenerife

Para conocer el inicio del cultivo de la vid tenemos que remontar al siglo XV, cuando los castellanos llegaron a la isla e introdujeron las parras. El origen diverso de los pobladores provocó la introducción de distintas cepas, desarrollándose distintos tipos de vinos.

Pero, además, la naturaleza volcánica de Tenerife, su complicada orografía y a la influencia de los vientos Alisios generan una curiosa diversidad de microclimas a lo largo y ancho de su superficie. El resultado de esta combinación es una gran variedad de cultivos adaptados a los diferentes suelos y altitudes, entre los que destacan los viñedos que cubren las laderas de altas montañas.

Se pueden encontrar plantaciones de vid en, prácticamente, cualquier municipio de la isla. Para conocer sus curiosidades e hitos, lo ideal es acudir a la Casa del Vino (‘Casa Museo Insular de la Vid y el Vio de Tenerife’) en el Sauzal. Este museo está formado por una antigua casona del siglo XVII denominada ‘Hacienda de San Simón’, una hacienda rústica construida para centralizar la actividad agraria de las fincas cercanas.

Se trata de una antigua casona del siglo XVII que consta de un patio central junto a un antiguo lagar de madera, donde se pisaba y prensaba la uva para obtener el mosto. Alrededor de este patio, se disponen las distintas estancias de la hacienda que antiguamente funcionaron como bodega, cuarto de las papas, cocina, dormitorios… que, hoy en día, albergan el museo, la vinoteca o una sala de degustación.

Tenerife, crisol de paisajes y vides

Tenerife es, en sí misma, un crisol de paisajes, dependiendo de la zona que se visite. Igual son sus vinos y las maneras en la que se cultiva la vid. Un ejemplo, llamativo a la vista de cualquier viajero que se adentre en el Valle de La Orotava, es observar el cordón trenzado, único en el mundo. Un sistema elaborado por los primeros viticultores locales con el fin de aprovechar el limitado terreno útil. Tras la vendimia, se retiraba el cordón y se destinaba la tierra a otros cultivos, como el grano o los tubérculos.

Gracias a la variedad de suelos que tiene la isla, se generan uvas con elevada graduación alcohólica y cosechas tempranas, así como cosechas más tardías y con menor graduación. Entre ellas se encuentran el listán blanco, gual, malvasía blanca, torrontés, forastera, vijariego, marmajuelo, moscatel, verdello y Pedro Ximénez entre otras.

La razón por la que Tenerife conserva un gran número de variedades de vid, desaparecidas en otros lugares del mundo, es gracias a que no llegó la filoxera, una plaga devastadora que asoló Europa a finales del siglo XIX.

Visitar una bodega

Adentrase en una bodega (normalmente, bajo reserva), y conocer el proceso de elaboración del vino, de mano de los bodegueros, tomar un brunch entre sus viñedos o, incluso, vivir una experiencia multisensorial en ellas, es una opción enormemente recomendable en cualquier época del año. Pero, especialmente ahora, que comienzan a descorchar sus primeras botellas.

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