La Navidad, que ya comienza a invadir cada rincón de nuestras vidas, llama a una escapada para desconectar y disfrutar de esta época tan especial en compañía de nuestros seres queridos. Paisajes de ensueño, actividades culturales, deliciosa gastronomía y una tradición navideña perfectamente conservada a lo largo de los siglos confluyen en el Alentejo, que durante las fechas más señaladas del año ofrece a los visitantes un acercamiento cálido y amable a sus costumbres. La cercanía de la región, a la que se puede acceder fácilmente en coche, invita a llevar a cabo varios planes perfectos para entrar de lleno en el espíritu navideño alentejano:
Disfrutar del ambiente navideño en los pueblos alentejanos
Con la compañía del embriagante olor a chimenea y vino caliente, y el lejano sonido de música folclórica interpretada con instrumentos tradicionales, el mejor plan para una tarde invernal es perderse entre las históricas callejuelas de los pueblos alentejanos, coloreadas con luces y ornamentos para la ocasión. Haciendo gala de su artesanía local e impresionante patrimonio histórico, cada localidad prepara sus propias actividades durante la época festiva.
Una de ellas es el encantador pueblo amurallado de Marvão. Tras unas compras en su mercadillo inspirado en la época prerromana, se puede reponer fuerzas en los puestos repletos de exquisiteces alentejanas como la carne a la brasa. Y, para terminar con el paseo, es obligatorio subir por sus calles empedradas a ver las impresionantes vistas desde el Castillo de Marvão, que quedan completamente transformadas cuando hay suerte y la nieve cubre con su manto blanco la Sierra de San Mamede.
A un corto viaje en coche se encuentra Portalegre, que en su programación navideña incluye múltiples opciones para sumergirse en su pintoresca cultura: mercados de vinos y quesos con Denominación de Origen; espectáculos con grupos de canto e incluso actividades para los más pequeños, que entre juegos, cabalgatas y teatro también podrán disfrutar de una Navidad a la alentejana. Si uno sigue su ruta por ciudades tan bellas como Évora o Elvas, reconocidas como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, podrá escuchar los primeros días de enero las llamadas “Janeiras”, animados villancicos cantados por los alentejanos a las puertas de las casas de sus vecinos.
Recorrer las escenas de los grandes belenes locales
En el recorrido por la región portuguesa no puede faltar la visita a ciudades como Beja, conocida por su impresionante Belén viviente de la parroquia de la Trinidad. También representando escenas bíblicas y con más de 40 personajes (desde hilanderas hasta camellos), Monsaraz coloca por todo el municipio un curioso Belén a tamaño real elaborado por los artesanos de la zona con cerámica y ropajes confeccionados con paños. En lo alto del pueblo, en el Castillo de Monsaraz, se encuentra el nacimiento y, de paso, se pueden observar las sorprendentes vistas desde su mirador, orientado hacia un lago de Alqueva, que en invierno se cubre de niebla y se transforma en una estampa mágica.
Prender hogueras para “dar calor al Niño”
Tras la Misa del Gallo del 24 de diciembre, numerosas localidades alentejanas sorprenden con un espectáculo de gran recorrido histórico: enormes y crepitantes hogueras son encendidas en las plazas centrales de los pueblos, delante de las iglesias. Esta curiosa costumbre lusa tiene por objetivo calentar al recién nacido, aunque también existen creencias relacionadas con el poder purificador del fuego, que quema todo lo viejo para promover el renacer de todos los asuntos.
Estas asombrosas hogueras, alimentadas con las maderas que los lugareños acarrean hasta el lugar de la quema desde inicios de diciembre, son alimentadas con leña hasta el 6 de enero, día de Reyes. Sin embargo, si uno se pierde el evento del encendido en Nochebuena, aún está a tiempo de verlo: en localidades como Castelo de Vide, la fogata se prende el 31 de diciembre.
Recorrer los transformados paisajes invernales
Aunque durante el invierno los viajeros elijan con frecuencia la ruta en coche, los más aventureros podrán tener un contacto más estrecho con los excepcionales paisajes alentejanos también durante esta época del año gracias al suave clima de la región. Con una temperatura media que no suele descender de los 10ºC y un número considerable de días soleados, existe oportunidad de recorrer muchas de las rutas de la Red TransAlentejo del interior de la región.
Incluso si ya se está familiarizado con el relieve de la zona, las amplias llanuras, los bosques y los montes ofrecen una panorámica muy distinta una vez los árboles han mudado sus hojas. El senderista quedará maravillado con los pasajes naturales de la Sierra d’Ossa, con la aletargada flora y fauna en increíble quietud; y los recorridos por los lugares históricos de la región, como la ruta por los molinos de Alvito.
Degustar la exquisita gastronomía navideña
El frío del exterior llama a saborear un plato reconfortante regado con un buen vino que ayude a volver a entrar en calor. El guiso por antonomasia de la cena de Nochebuena, generalmente muy austera, se elabora a partir de productos frescos del litoral como el cazón, la merluza o el bacalao, a menudo acompañados de patatas, nabo o col.
Por el contrario, la Navidad está marcada por suculentos asados de cordero o cerdo perfectamente armonizados con galardonados vinos tintos regionales, y delicatessen como el pavo relleno con salchichas, cerdo o vacuno marinado con limón y naranja. Los deliciosos postres no se quedan atrás: los alentejanos sirven en sus mesas dulces rellenos de boniato y coscorões, finas y crujientes pastas fritas con azúcar y canela. Por supuesto, tampoco puede faltar el Bolo Rei, el Roscón de Reyes portugués.