Mallorca cuenta parajes naturales de indescriptible belleza natural y algunos pueblos, como Valldemossa, Deià, Pollensa, Sóller o Fornalutx son una parada obligada en la isla.
La Sierra de Tramuntana, situada en el noroeste de Mallorca, engloba 90 kilómetros de paraje natural, desde Calvià a Pollença. Rodeada de bosques frondosos, escondiendo calas exclusivas y repleta de acantilados, atrae con su luz a visitantes de todo el planeta, en busca de un lugar donde perderse, encontrarse e inspirarse. La Tramuntana, catalogada como Patrimonio de la Humanidad desde 2011, ofrece la posibilidad de conocer la esencia de la isla a través múltiples actividades y rutas senderistas o la posibilidad de disfrutar de la gastronomía autóctona. Alberga también algunas de las referencias históricas y culturales más importantes, así como un entorno natural mágico.
Algunos pueblos de la Sierra se encuentran entre los más visitados de Mallorca. Lugares únicos que salpican estos 90 kilómetros de espacio puramente mediterráneo.
Valldemossa, la coca de patata
Es uno de los pueblos más visitados de España, y acoge un tesoro oculto: los yacimientos arqueológicos de Son Matge, un entorno único para percibir la esencia de la Mallorca prehistórica. Otra de las joyas de esta pequeña villa es el precioso palacio de la Cartuja, uno de los lugares más reconocidos del pueblo y de la isla por su historia. Entre otros moradores de la Cartuja de Valldemossa se encuentran Chopin y su pareja, la escritora George Sand, pasaron un invierno en una de sus celdas, algunas de las cuales hoy se pueden visitar.
La gastronomía exquisita es otro sello de Valldemossa, en concreto, la receta autóctona de la coca de patata, dulce ligero y esponjoso de delicioso sabor.
Deià, una atmósfera que te atrapa
La naturaleza y la calma son las protagonistas de este pueblo situado entre el mar y la montaña, en el corazón de la Sierra de la Tramuntana. Un lugar que, por su encanto y especial atmósfera, ha sido fuente de inspiración de diversos artistas a lo largo de la historia. Deià bien se merece una parada para disfrutar de algunas de las panorámicas más bellas de Mallorca, bien sea para pasear o en el transcurso de alguna de las rutas que pasan por este pueblecito de montaña, ciclista o a pie.
Pollença, senderismo y cicloturismo
De nuevo, es un pueblo conocido por la presencia de artistas y artesanos, donde las rutas de senderismo y el cicloturismo son una parte imprescindible de la visita. Ofrece rincones llenos de belleza como las escaleras del “Calvario” hacia su iglesia, o Formentor, su faro y el mirador del Colomer.
Pollença cuenta es la combinación perfecta de mar y montaña. Posee diferentes tipologías de terrenos: arenosos, pedregosos, de acantilados, zonas húmedas, pastos naturales y agrícolas, además de pinares, los cuales favorecen a tener una fauna de pájaros mucho más variada. El centro ornitológico de La Gola es uno de los lugares para aquellos que deseen disfrutar de un paseo rodeado de la flora y la fauna más típica de este lugar.
Sóller, un tesoro para descubrir
Rodeado de montañas el imponente valle de Sóller es un lugar cuenta, además, con algunos de los ejemplos más característicos de movimientos artísticos y culturales en Mallorca, como el modernista. Este pueblo de la Sierra ofrece una amplia variedad de posibilidades para una escapada relajada en familia en cualquier momento del año.
Fornalutx, puro encanto mediterráneo
El pintoresco pueblo de Fornalutx, es un paraíso para los senderistas y ciclistas que se aventuran a explorarlo. Dar un paseo por Fornalutx, por sus calles empinadas y sus edificios de piedra, es una propuesta real para disfrutar y empaparse una auténtica población de montaña mallorquina. La plaza España, la iglesia, el ayuntamiento y el Casal de Can Xoroi son lugares emblemáticos, un remanso de paz.