Desde el pasado 11 de octubre, ya se puede viajar a Japón como turista individual y sin visado. Además, desde el 21 de octubre los viajeros españoles no necesitan presentar el certificado de vacunación ni una PCR negativa a su llegada a España. La relajación de las condiciones y requisitos, así como la tradicional atracción de los viajeros españoles por Japón, ha favorecido la rápida reactivación de las reservas al país nipón esta temporada.
Los datos de Kiwi.com, empresa en tecnología de viajes online, apuntan que las reservas de viajes a Japón se han multiplicado por siete en octubre respecto a septiembre en España. La semana en la que se anunció la reapertura, las reservas se incrementaron un 110 % en comparación con la semana anterior. El auge de las reservas se ha notado también en el conjunto de Europa: durante octubre, han aumentado un 92,2 % respecto al mes anterior y un 52,8 % la semana del anuncio.
Madrid-Tokio y Barcelona-Tokio son las rutas más solicitadas en Kiwi.com por los españoles, quienes planean viajar, principalmente, en noviembre y diciembre de este año y en marzo del año que viene. Ambas rutas encabezan el ranking europeo, en el que siguen París, Roma y Londres como destinos de origen para conectar con la capital japonesa. España es, de hecho, el país europeo que más reservas ha generado este otoño con destino Japón —un 84,6 % más que Francia, el segundo país en la lista—.
El precio medio de los billetes aéreos en España se sitúa en 701 euros en la actualidad, un 11,3 % menos que en octubre de 2019, en época prepandemia. La ventana de reserva es de 115 días, con un 35% de reservas de tres semanas a dos meses de antelación y otro 27% de reservas para viajar de cuatro a seis meses de anticipación. Siendo Japón un destino lejano para los españoles, la duración media de los viajes de ida y vuelta es de casi dos semanas (13 días). Un 43 % de las reservas corresponde a viajes de entre una y dos semanas y se ha registrado incluso un 13 % de reservas para estancias más largas, de entre tres semanas y dos meses.
Para muchos, esta es una de las mejores épocas del año para visitar el país. He aquí cinco planes irresistibles para pasar un otoño al más puro estilo nipón con Kiwi.com:
Admirar el encanto del momiji o kōyō
El cambio de tonalidades de las hojas es un espectáculo de la naturaleza digno de ver que, durante los meses de octubre y noviembre, se puede disfrutar en mayúsculas en Japón. De hecho, cada año la Agencia Meteorológica de Japón y la Japan Meteorological Corporation publican un pronóstico fiable para saber dónde y cuándo las hojas del arce japonés se “ruborizan” hasta alcanzar un rojo carmesí. Lugares como el Templo Daigoji o el Templo Eikando, en Kioto, son solo algunos ejemplos para ver el momiji en todo su esplendor. Por otro lado, el Parque de Nara es un enclave sorprendente donde avistar ciervos en cautividad, con la coloración de las hojas como telón de fondo.
Sentirse como un local en un onsen
Japón cuenta con unos 2300 onsen (aguas termales), muchos de ellos situados en el interior de posadas tradicionales, conocidas como ryokan. En otoño son especialmente recomendables los baños exteriores, o rotenburo, para relajarse en plena naturaleza. Como muestra, alrededor del lago Kawaguchi hay numerosos ryokan para bañarse contemplando el vívido follaje con vistas al monte Fuji. Asimismo, en el corazón de Hokkaido se esconde el pueblo de Jozankei, conocido por sus fuentes termales rodeadas de bosques impregnados de la mágica aura otoñal.
Perderse en un bosque de bambú milenario
En el oeste de la ciudad de Kioto, cerca del río Hozu, se halla el bosque de bambú de Arashiyama, una de las mayores atracciones turísticas de Japón. Pasear por este santuario vegetal —formado por troncos de bambú de más de 20 metros de altura— es una experiencia inefable.
Arashiyama ofrece múltiples opciones de ocio y entretenimiento: desde interactuar con macacos japoneses en la reserva de Iwatayama; subirse al “Sagano Romantic Train” para enamorarse de las estampas otoñales; o disfrutar de un tour privado a bordo de un rickshaw tradicional, un carruaje de tracción humana. Además, para celebrar el cambio de color de las hojas, el segundo domingo de noviembre el festival de Arashiyama Momiji Matsuri recrea el ambiente de la época Heian sobre el agua en cinco barcos, cuyos pasajeros llevan vestimentas de la corte imperial, tocan instrumentos tradicionales y recitan obras de teatro noh y kyogen.
Saborear la gastronomía de temporada
La gastronomía japonesa en otoño se caracteriza por ofrecer elaboraciones tradicionales que difícilmente se pueden encontrar el resto del año. Por ejemplo, las castañas asadas de Kioto son famosas en todo Japón, y se pueden degustar por el barrio de Gion o en el mercado Nishiki, ubicado en el centro de la ciudad. El arroz hervido con castañas mochigome o los pasteles de arroz prensado con castaña son algunos de los platos de temporada más deseados.
Una experiencia culinaria muy especial es la de comerse el momiji a bocados, literalmente: durante esta época del año las hojas de arce se convierten en aperitivos mediante un rebozado de azúcar, harina y semillas de sésamo. Este apetecible tentempié se puede encontrar fácilmente en distintos puntos de Japón, como en la isla de Miyajima, en la prefectura de Hiroshima o el parque Minō, en Osaka. Otros ingredientes de temporada son el pescado sanma o paparda del Pacífico —todo un símbolo de la cocina estacional— y las codiciadas setas Matsutake, cuyo precio puede alcanzar hasta los 2000 euros el kilo, ya que su producción en los bosques de coníferas es muy escasa.
Participar en tradiciones y festivales
En otoño tienen lugar numerosos festivales que vale la pena vivir en persona. Algunos de los más representativos son los siguientes:
Bailes de geishas: es un espectáculo de baile y música tradicional, organizado en cinco barrios de Kioto, que se realiza únicamente dos veces al año (en primavera y otoño, respectivamente). Empieza a principios de octubre con los bailes Onshukai, y se extiende hasta mediados de noviembre, con los bailes Gion Odori como broche de oro.
Shichi-go-san o Festival de las edades: el 15 de noviembre se celebra un auténtico ritual cuyos protagonistas son los niños de siete, cinco y tres años. Ellos lucen chaquetas haori y pantalones hakamaa a la manera tradicional; y ellas van vestidas con llamativos kimonos, mientras acuden a los santuarios para dar gracias a los dioses y pedir salud, protección y bienestar para el futuro.
“Tokyo Ramen Show”: los foodies están de enhorabuena porque este festival gastronómico de renombre mundial, que se celebra entre el 26 de octubre al 5 de noviembre, ofrece la oportunidad de degustar una amplia variedad de platos de uno de los protagonistas indispensables de la cocina nipona. Desde su primera edición en 2009, este festival lleno de sabor ha promovido la cultura gastronómica de las regiones a través del ramen.
Tori-no-ichi o Festival del Gallo: tiene lugar del 11 al 13 de noviembre en los templos budistas y sintoístas con el objetivo de pedir éxito comercial y buena fortuna. Los festivales más relevantes se llevan a cabo en el barrio de Asakusa, en los templos Chōkoku y Ōtori.