Cada vez es más frecuente que la gente opte por programar sus vacaciones con una autocaravana propia o de alquiler. Esta tendencia ha hecho que el ferri sea una de las mejores opciones para trasladarse a las islas y poder viajar con este tipo de vehículos.
Ferryhopper, plataforma de comparación y reserva de ferris, ofrece la posibilidad de que los viajeros suban a bordo las autocaravanas en los ferris de una forma fácil y sencilla, para así, poder realizar rutas por carretera, tanto en las Baleares, como en las Canarias, y poder descubrir estas islas desde otro prisma.
Además, estas islas cuentan con establecimientos hoteleros, playas, actividades y parajes naturales, a lo largo de su geografía, con lo que este medio de transporte se convierte una forma ideal para recorrerlas a lo largo y ancho de cada una de ellas.
Lanzarote: del paisaje de la Geria al Mirador de Río
Lanzarote merece disfrutarla de forma pausada para sentir el espíritu y esencia de la obra de César Manrique visible a lo largo de toda la isla y por supuesto, de las playas que ofrece la isla. Pero sin duda, una etapa del viaje, debe pasar por La Geria, ya que constituye uno de los paisajes más característicos y singulares, no solo de la isla, sino del archipiélago canario. En los hoyos cónicos excavados en capas naturales de grava volcánica de varios metros de profundidad, se cultivan vides con los que se elaboran reconocidos vinos a nivel nacional e internacional. Continuar por carretera la isla, nos permite llegar al Mirador del Río, en su extremo norte, que ofrece una espectacular vista panorámica de Lanzarote y del archipiélago Chinijo. El Mirador del Río es una de las obras arquitectónicas más representativas de César Manrique por la integración perfecta de arte y naturaleza.
Fuerteventura: de las dunas de Corralejo en el norte, al Morro Jable en el sur
Sus pocos más de 200 kilómetros de distancia de norte a sur, permiten realizar una ruta completa por la isla parando en diferentes puntos. En dirección hacia el norte, desde el Puerto del Rosario, una visita imprescindible son Las Dunas de Corralejo, un parque natural de kilométricas dunas de finísima arena blanca, que transcurre paralelo a la costa con aguas cristalinas y un brillante color azul turquesa.
Desde ahí, y pasando poTarajalejo, se llega a Costa Calma. Unas calas que ofrecen lagunas para desconectar y disfrutar de la tranquilidad del entorno, para acabar en Morro Jable, en la Península de Jandía, situada al sur de la isla, y disfrutar de atardeceres únicos.
Tenerife: un contraste continúo de paisajes
La isla más grande de las Islas Canarias es sinónimo de contraste continuo. Recorrer la isla por carretera permite descubrir puertos de montaña, playas de agua cristalina, acantilados como el de Los Gigantes o bosques como el Parque Rural de Anaga, declarado Reserva de la Biosfera. Y como no, el imprescindible volcán del Teide, que con sus más de 3715 metros sobre el nivel del mar y 7500 metros sobre el lecho oceánico, es el pico más alto de España.
Menorca: de oriente a occidente, pasando por el Camí de Cavalls
La isla más alejada de la península y de apenas 50 km de ancho, es un lugar perfecto para poder recorrer en autocaravana con la tranquilidad que el propio vehículo permite y disfrutarla sin prisas. Comenzar por el puerto de Mahón supone adentrarse en su pasado inglés, a través de una arquitectura de casas de estilo británico georgiano e incluso acercarse al pueblo de pescadores de Binibeca. Atravesando la isla, merece la pena realizar un desvío hacia el norte de la isla, para recorrer por la costa, una etapa del Camí de Cavalls, que permite descubrir el litoral de la isla por su lado norte y sus playas agrestes y desiertas. En el extremo occidental de la isla se encuentra Ciutadella, famosa por su casco antiguo, casas señoriales y sus estrechas calles medievales.
Mallorca: una ruta de paisajes mediterráneos y pueblos en la montaña
Viajar en autocaravana a Mallorca permite realizar una ruta que comienza, como no, desde el puerto de la capital balear. La Seu o Catedral, el Palacio Real de la Almudaina o el barrio judío, entre otros, son lugares que merece la pena visitar. Desde ahí, y hacia el norte, pasando por la Sierra de Tramontana, que fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, se puede realizar una parada en pueblos singulares como Valldemosa, lugar en el que se refugiaron Chopin y George Sand para vivir su amor, bajar hasta Sóller y su pintoresco puerto y adentrase en Deià, uno de los pueblos más bonitos de la isla, ubicado en el corazón de la Sierra. Para terminar en el norte y descubrir dos pueblos costeros con mucha historia como, el Puerto de Pollensa o Alcudia.