Visitar la Costa Brava y el Pirineo de Gerona no es solo cosa del verano, cuando las playas y calas son las protagonistas, o del invierno, cuando la nieve cubre las montañas convirtiéndolas en un paraíso para el esquí. Recorrer el territorio en otoño es todo un lujo; el sol sigue brillando, pero las temperaturas algo más frescas son ideales para el senderismo, el ciclismo, las escapadas enogastronómicas o las visitas culturales.
Cuando los bosques se llenan de tonos ocres y rojizos, el territorio se inunda del olor de las castañas asadas y del dulce sabor de los panellets, esos pastelitos caseros de almendra, azúcar, yema de huevo y patata o boniato, que se consumen como postre el día de Todos los Santos. El otoño también es época de recogida de setas, de degustar la cocina volcánica de la Garrocha y de vivir experiencias únicas por toda la región; como estas cinco, ideales para explotar lo mejor del otoño gerundense.
Asistir a alguno de los eventos del festival Temporada Alta
Diversión, entretenimiento y un calendario de artes escénicas con grandes artistas internacionales que comparten escenario con el talento nacional y las propuestas emergentes. El festival Temporada Alta, que se lleva a cabo entre octubre y diciembre en Gerona y Salt, es un espacio de exhibición de propuestas escénicas y una plataforma de apoyo a la creación y producción de espectáculos. La edición de 2022 contará con 107 espectáculos repartidos en 21 escenarios a lo largo de 10 semanas, con propuestas de todo tipo, desde circo y danza hasta música en directo y cine.
Contemplar el extraordinario paisaje volcánico de la Garrocha
Cerca de cuarenta volcanes cubiertos de vegetación componen el emblemático Parque Natural de la Zona Volcánica de la Garrocha; en el que, además, se entremezclan los campos de cultivo, que recortan sinuosamente los bosques, con poblaciones integradas en el territorio. Descubrir esta preciosa zona del Pirineo de Gerona es posible gracias a la ruta circular de senderismo, de medio día o de un día entero, en la que se puede llegar a ver hasta 10 volcanes. Siempre acompañada por un guía especializado de la agencia de viajes Trescàlia.
Aprender a cocinar un arroz típico en una masía del siglo XIX
Los más gourmet y amantes de los platos tradicionales de la zona disfrutarán de esta experiencia gastronómica en una masía del siglo XIX. La actividad comienza con un paseo guiado por los arrozales de Pals y una visita privada del molino en la que se podrá comprar su arroz. Luego, tras la clase de cocina con la chef Pilar Latorre, tendrá lugar un aperitivo con embutidos de Rupiá y quesos locales seguido de un almuerzo con el arroz elaborado en clase y crema catalana de postre. Una experiencia deliciosa, acompañada de excelentes vinos locales.
Vivir una noche de astroturismo
En la región se pueden encontrar múltiples formas de apreciar las estrellas y el firmamento. Una de ellas es desde el Observatorio Astronómico Albañà, que ofrece una experiencia sensorial única. Se trata de un bautizo astronómico en el que se hará un recorrido audiovisual por el firmamento con la música de Pep Sala, especialmente compuesta para la ocasión. La experiencia combina la proyección de imágenes en directo captadas por el telescopio del observatorio con contenido audiovisual sobre astronomía. Por otra parte, La Rectoría de San Miguel de Pineda, un alojamiento situado dentro del Parque natural de la zona volcánica de la Garrocha, propone una noche de manta y estrellas en el espacio sacro de la Iglesia de San Miguel de Pineda. La actividad incluye una estancia para dos personas con desayuno, cena y un taller de astronomía a cargo de Vinpertour-Turismo Astronómico.
Recorrer en bicicleta el mejor paisaje gerundense
Esta ruta en bicicleta de tres días y cuatro noches, ideal para hacer en familia (niños mayores de 10 años), recorre el mejor paisaje gerundense por vías no transitables. Una aventura que transcurre por múltiples paisajes, bajadas con vistas a la costa, llanuras, parques nacionales, contrafuertes de los Pirineos, pueblos medievales, lagos, montañas verdes y playas de la Costa Brava. Todo ello sin tráfico rodado y adaptado por los más pequeños de casa. El recorrido comienza y termina en Gerona, enfilando hacia la costa por Vías Verdes —pistas ciclables construidas en la vía del antiguo ferrocarril—, y pasando por Sant Feliu de Guíxols, Calella de Palafrugell y otros pueblos pequeños con un gran encanto.