‘La Bella Otero’ llega al Teatro Circo de Albacete del 30 de septiembre al 2 de octubre. Es la segunda gira de la obra coreografiada y dirigida por Rubén Olmo desde su estreno en julio de 2021 en Madrid. Las tres funciones cuentan como artista invitada con Aitana Rousseau y con la colaboración especial de Maribel Gallardo.
Rubén Olmo ha puesto la danza al servicio de la historia para conseguir la fusión de estilos, desde el folclore al flamenco y la danza estilizada, para contar bailando la historia de una mujer que se inventó a sí misma a partir de un suceso trágico de su infancia y triunfó como artista y cortesana para terminar arruinada por el juego.
“Hace muchos años, cuando ni siquiera había iniciado mi carrera como coreógrafo, encontré unas postales de la Bella Otero en una tienda de segunda mano. Cuando descubrí que una de las mujeres más famosas de su época era de una aldea de Pontevedra tuve claro que tenía que crear un ballet sobre su vida. Pero sabía que necesitaba tener el respaldo de una gran compañía para poder realizarlo como lo imaginaba, como un espectáculo de gran formato; dirigir el Ballet Nacional de España me ha permitido hacerlo realidad”, explica Rubén Olmo sobre el origen de su coreografía.
“Es un espectáculo muy emotivo y también dramático, porque cuenta la historia de una mujer que llega a lo más alto y termina sola y olvidada”, añade el director. El argumento, dramatizado por Gregor Acuña-Pohl, ha seleccionado algunos de los momentos más destacados de la biografía de la artista que pudieran expresarse mediante la danza sin intentar ser exhaustivo. “He intentado ceñirme al personaje histórico y hacer de ello un ballet que emocione al público, sin juzgarla. Lo más importante para mí era mostrar una persona con mucho magnetismo, carisma y fuerza”.
Para Aitana Rousseau, ex bailarina del Ballet Nacional de España, La Bella Otero es “el reto profesional más importante al que me he enfrentado jamás. Es un personaje muy completo que va evolucionando a medida que avanza la obra y conectando con muchas emociones”. Para ella, “el haber estado presente en todo el proceso creativo junto a Rubén, Gregor y Patricia ha sido súper enriquecedor profesional y personalmente. Tener a Patricia como referente ha sido una ayuda tremenda para afrontar este papel “. En palabras de la joven bailarina, para el espectador La Bella Otero es “como una película, hay una puesta en escena brutal y una estética muy ambientada en la época”.
Para encarnar a la protagonista en sus últimos años, Rubén Olmo ha contado con la colaboración especial de Maribel Gallardo, maestra repetidora del Ballet Nacional de España. “Volver a retomar el personaje de Madame Otero, además de lo que supone meterte en la piel de una mujer tan apasionante a pesar de su trágica vida, conlleva revivir la emoción de sentir el escenario y el calor del público. Lamentablemente la vida artística de un bailarín es muy corta y en escasas ocasiones la vida te regala una oportunidad como la que afortunadamente estoy viviendo, intensamente y agradecida”, afirma la bailarina gaditana.
Música, vestuario, escenografía e iluminación
El compositor y director Manuel Busto originario de la localidad sevillana Los Palacios y Villafranca, ha coordinado a los músicos de distintos estilos que han compuesto la música para este ballet, integrándolos en la partitura sinfónica creada por él.
El resto de composiciones de la obra han sido realizadas por: Alejandro Cruz Benavides, Agustín Diassera, el grupo Rarefolk y los guitarristas flamencos Diego Losada, Víctor Márquez, Enrique Bermúdez y Pau Vallet.
Junto a la creación de una partitura tan compleja y variada, otro de los retos de este ballet dramático ha sido el diseño de los cerca de 200 figurines necesarios para vestir a los bailarines en épocas y escenarios tan diversos como una aldea gallega, el París de la Belle Époque, o un café cantante. La diseñadora canaria Yaiza Pinillos está especialmente orgullosa de la reelaboración personal que ha realizado del traje de pedrería de inspiración bizantina que la Bella Otero viste en uno de sus retratos más icónicos. A la dificultad de diseñar un vestuario que refleje una época pero que permita bailar y cambiarse fácilmente entre escenas se suma el uso de pelucas, barbas, bigotes y sombreros que exigía la caracterización de los personajes.
Para el escenógrafo Eduardo Moreno, el desafío ha sido diseñar un solo elemento arquitectónico que ayudara a identificar temporalmente y geográficamente cada una de las escenas con unos simples añadidos. La iluminación diseñada por Juan Gómez-Cornejo, por su parte, arropa a los bailarines aportando un elemento emocional a cada ambientación.
La Bella Otero desde su estreno en el Teatro de la Zarzuela de Madrid en 2021, también había salido de gira la pasada temporada a Sevilla. Esta semana se estrenará en el Teatro Circo de Albacete y a finales de octubre se presentará en el Teatro Cervantes de Málaga.