“Nos apena que aún no nos conozcáis, ya que solo queréis venir a nuestros pequeños negocios en la noche, cuando no estamos. Somos vuestras víctimas, libreros humildes a pie de calle, padres y madres de familia, abuelos y, en muchos casos, hijos y nietos de libreros, un oficio que desempeñamos casi por romanticismo y tradición, y que queremos sepáis el tremendo esfuerzo que conlleva: apenas nos hemos recuperado económicamente de los efectos de la crisis por COVID; batallamos contra la venta de libros por internet, ofreciendo nuestra dedicación y amor por el libro al lector en persona; levantamos a diario tableros y cajas muy pesadas; aguantamos un sol azotador en verano y temperaturas y lluvias gélidas en invierno, en solitario y sin vender un euro en el día.
Somos la resistencia cultural de esta ciudad, las casetas de libros de la Cuesta de Moyano que grafiteáis están a punto de cumplir cien años de historia. Una historia de felicidad, sin prejuicios, para lectores de todas las edades, raza, procedencias o ideologías. Sin conoceros, hoy nos preguntamos: ¿alguno de vosotros ha disfrutado alguna vez leyendo un libro? El libro es el vehículo de la palabra, es libertad, es conocimiento y encuentro. Nuestros padres y abuelos se han jugado la vida vendiendo libros que antes estaban prohibidos; hoy alegramos a lectores ofreciéndoles historias al alcance de todos los bolsillos, libros que incluso llevan buscando toda una vida, y cómics, catálogos de arte, poesía…Por si no lo sabéis, el gris neutro de nuestras casetas es el color de esa historia feliz, representa una labor de cien años, es la memoria de nuestras familias y la de millones de lectores anónimos que aún hoy encuentran en la Cuesta el mejor bálsamo ante la crudeza de la vida.
No entraremos a juzgar si las intervenciones que realizáis a escondidas en nuestras casetas son “arte”, pero sí queremos quejarnos de que nunca nos preguntéis si nos gustan. Tampoco habéis preguntado a nadie más: simplemente imponéis vuestros colores y palabras sobre sus frontales. Y lo peor: quizás pensáis que vuestras acciones son una manifestación de habilidad frente al “sistema”. Pero no, porque somos nosotros, humildes libreros, quienes tenemos la obligación por ley de costear su limpieza, con un dinero y esfuerzos que no tenemos.
El nombre de instagram “writersmadrid” sugiere que sois “escritores de Madrid”. Fue a través de ese canal donde algunos grafiteros anunciasteis orgullosos – “el viernes promete” - que vendríais el fin de semana a inundar de spray nuestros pequeños negocios. Si de verdad la palabra es vuestra herramienta, respetad el poder que tiene más allá de una simple firma. Por favor, dejadnos continuar con nuestra labor en paz. No tenemos recursos suficientes para mantener nuestras librerías abiertas si no hacemos otra cosa que ocuparnos de recuperarnos de vuestras acciones. Sabed que, cuando venís a grafitear nuestras librerías, no hacéis más que daño a quien menos lo merece. Y más que brillar por vuestros nombres, lo único que lograréis, finalmente, será matar las palabras. No vengáis de noche, a escondidas, solo a imponer vuestras firmas. Nada nos gustaría más que vinierais de día a conocernos y hablemos. Entonces os prometemos que os regalaremos algo mucho mejor: el goce de una lectura.”