El Camino de Santiago es una de las rutas más populares en toda Europa. Miles de peregrinos de todos los rincones del mundo viajan desde diversos enclaves para llegar hasta la Catedral de Santiago. Pero no solo lo hacen a pie o desde algún lugar de España, sino que también existe la peregrinación vía marítima y, en esta modalidad, el Camino Irlandés es uno de los más importantes; algo que demuestra la fuerte vinculación entre Irlanda y Galicia.
Los peregrinos irlandeses del siglo XII eran muy religiosos y desarrollaron un gran culto por el apóstol Santiago. Así, se enfrentaban a temporales, piratas o riesgos de salud, con tal de llegar a Santiago a rendir devoción al apóstol. Un claro ejemplo de este espíritu es la Puerta de Santiago (St. James Gate) que se encuentra en Dublín, que toma su nombre de los hostales de peregrinos que se construían a la ribera del río Liffey, donde se hospedaban antes de comenzar su viaje a España.
De Dublín a Santiago, tendencia desde el siglo XII
La peregrinación a Santiago de Compostela cobró más importancia en Irlanda a finales del siglo XII, a raíz de la invasión anglonormanda. Hay constancia de que los irlandeses salían de puertos del sur, entre los que destacaban Cork, Waterford y Wexford y llegaban en barco hasta los puertos franceses o cantábricos para continuar su peregrinación a pie. Además de la Puerta de Santiago (St. James Gate)-que estaba situada justo al lado de lo que hoy en día es la entrada a la fábrica de cerveza Guinness en Dublín y era el acceso al centro para comerciantes y granjeros-, el arzobispo Henry of London fundó en Dublín la parroquia de Saint James y un hospital de peregrinos. Y al otro lado, en Santiago de Compostela, se fundó un colegio irlandés en 1605, generando así más enlaces entre los dos países. A partir del siglo XIV aumentaron las conexiones comerciales y, con estas, los barcos que llegaban directamente a Galicia, lo que hizo más fácil la peregrinación.
Existe además otra evidencia de la peregrinación irlandesa a Compostela. Santiago es uno de sus santos más populares en Irlanda: James, o Séamus en irlandés, es un nombre que continúa siendo común hoy en día en la isla, y existen iglesias dedicadas a Santiago en toda la isla.
La peregrinación revive
Ese sentimiento de gratitud que se siente al terminar el viaje y recibir el certificado del Camino, se sigue viviendo desde Irlanda. Aunque los certificados oficiales del Camino solo son garantizados por la Iglesia española a los caminantes que completen 100 km de la ruta del Camino en la península, la Catedral ha acordado conceder una Compostela también a los peregrinos que completen el Camino Celta: una peregrinación certificada de 25 km en Irlanda, sumada a una ruta de 75 km del Camino Inglés desde A Coruña hasta Santiago.
De tal forma, para adquirir el certificado oficial tras haber completado el Camino empezando en Irlanda, primero hay que obtener el Pasaporte del Peregrino en alguno de los puntos de compra oficiales. Luego hay que escoger una ruta en Irlanda de un mínimo de 25 km, tener un sello de esta etapa, llevar el pasaporte al Centro de Información en Dublín para la verificación y allí certificar la finalización del Celtic Camino Compostela. Luego, hay que recomenzar la peregrinación en A Coruña, obtener dos sellos por día, y al finalizar enseñar el Pasaporte del Peregrino con los sellos de A Coruña y el Celtic Camino Compostela (o una copia) en la Oficina del Peregrino de Santiago.
Algunas de las auténticas rutas de peregrinos en Irlanda pasan por localizaciones como Wicklow, conocido como el jardín de Irlanda, es el camino más popular y a mitad se puede encontrar la ciudad monástica de Glendalough; Kerry, que va desde Tralee hasta la St James’ Church en Dingle; Mayo, donde destaca la impresionante vista de la bahía de Clew o Dublin, donde se puede sellar el pasaporte en la Guinness Storehouse. Otros lugares donde se pueden obtener sellos son iglesias, cafeterías, bares, hoteles u oficinas de turismo.
Además de las rutas oficiales del Camino, en Irlanda existe una alternativa: Pilgrim Paths of Ireland, una colección de antiguas rutas religiosas que utilizaban los peregrinos desde la antigüedad y que ponen en relieve la herencia cristiana en Irlanda, contribuyen al turismo sostenible y al desarrollo de las comunidades que las componen. La ruta más popular, y una de las más antiguas, es la de San Declan, que traza el supuesto recorrido que hizo este santo entre Ardmore, en Waterford, y Cashel, en Tipperary, para reunirse con San Patricio.