Con sus campos de cultivo y sus pequeños pueblos de interior, esta comarca ofrece cultura, tradición e historia. Calles que se llenan de calma, convirtiéndose en el entorno ideal para todos aquellos que buscan tranquilidad.
Situado entre dos cadenas montañosas, la Serra de Tramuntana y la Serra de Llevant, se encuentra Es Pla, zona agrícola por excelencia donde emergen campanarios y típicas casas de piedra que reflejan una pura esencia de Mallorca. Tal como su nombre indica, es una región relativamente llana, aunque no exenta de elevaciones. El macizo de Randa, por ejemplo, se eleva imponente con una altitud de más de 500 metros. Los santuarios, los monasterios y las ermitas, muchos de ellos ubicados en estas zonas más elevadas, ofrecen vistas panorámicas de Mallorca.
Esta comarca formada por 16 municipios destaca por sus edificios religiosos y su legado arquitectónico. Conforman Es Pla los pueblos de Algaida, Ariany, Costitx, Lloret de Vistalegre, Llubí, Maria de la Salut, Montuïri, Muro, Petra, Porreres, Sant Joan, Santa Eugenia, Santa Margalida, Sencelles, Sineu y Villagranca de Bonany. Estas poblaciones son el destino ideal para los visitantes que buscan conocer la cultura y tradiciones de la isla, adentrándose en la esencia mallorquina a través de unos días de tranquilidad y contacto directo con la forma de vida local.
En Es Pla se hallan alguna de las huellas más ancestrales que se encuentran en la isla, como el yacimiento arqueológico de Son Fornés, uno de los legados históricos más importantes de la zona. Es un lugar que permite conocer cómo se organizaban y vivían, en torno a los talayots, los primeros pobladores de la isla.
Los molinos, harineros o de agua, también son muy característicos y forman parte del paisaje del centro de la isla. Existen rutas de molinos que permiten a los visitantes conocer el funcionamiento de este elemento y su rol significativo en el pasado agrícola mallorquín.
Siendo el más antiguo de Mallorca, el mercado de Sineu es otra parada obligatoria para conocer los pueblos y productos de Mallorca. A su vez, en esta zona abundan los cellers, antiguas bodegas reconvertidas en restaurantes de cocina tradicional, que suelen estar decorados con elementos típicos y utensilios de huerta como ruedas de carro, grandes toneles de vino y chimeneas rústicas.
El folklore permanece intacto en Es Pla mallorquín, que mantiene antiguas tradiciones como la danza des Cossiers, práctica que se remonta al siglo XIV y se interpreta en varios municipios, encontrándose entre los más conocidos los de Algaida y Montuïri.