El restaurante Rocacho, ubicado en la calle Padre Damián, en su carta destacan la mayor selección de cortes de El Capricho de Madrid, los pescados a la parrilla y los arroces, especialidades que se completan periódicamente con productos de temporada y jornadas gastronómicas en torno a determinados ingredientes.
Fiel a esta filosofía de ofrecer materias primas de gran calidad y en su mejor momento de consumo, el restaurante Rocacho incorpora a su propuesta, por tiempo limitado, un plato protagonizado por el bacalao, ingrediente rey del periodo de Cuaresma y de la Semana Santa. Concretamente, un bacalao skrei marcado al carbón con un toque de sal, acompañado de una salsa de ajo negro y un crujiente de tinta de calamar. Estará disponible hasta fin de existencias, aproximadamente hasta finales de abril.
El bacalao skrei (del noruego antiguo skrida, andar, en referencia a su migración reproductiva) o Gadus morhua es una de las joyas gastronómicas que nos dan las gélidas y cristalinas aguas de los mares del Norte. Esta especie salvaje emprende, cada año, un larguísimo viaje desde el mar de Barents –al norte del Círculo Polar Ártico– hasta las costas de Noruega en las que nació, nadando a contracorriente, para desovar en ellas y partir de nuevo, cerrando el ciclo. Se caracteriza por su apreciada carne blanca, firme y sabrosa –con más musculatura y menos grasa que los bacalaos que no van a desovar–, si bien se puede aprovechar la pieza entera: las huevas, el hígado, las cocochas, las carrilleras, los callos e incluso la piel. Por su calidad, el skrei se emplea fresco, sin haber sido sometido a procesos de congelación ni salazón. Desde que se captura, se mantiene a temperatura muy baja y constante, debiéndose consumir en los días inmediatos. Su corta temporada de captura –llega a los mercados solo desde mediados de febrero hasta abril– y las estrictas normas oficiales que regulan su captura y conservación hasta que llega al resto de países a los que se exporta hace que se considere un manjar bastante escaso.
ROCACHO, DE SOBREMESA Y TERRAZA
En línea con su vocación de espacio de máximo hedonismo culinario, el restaurante ha incorporado, para rematar la comida, una selección de diez de los destilados más exclusivos del mercado que se ofrecen tanto por botellas como en vaso tipo old fashioned y en formato shot.
Todo ello puede disfrutarse en su salón interior –incluye un reservado para ocho comensales–, en la elegante terraza acristalada ubicada en el porche del restaurante –una extensión de la sala con mesas vestidas que ahora funciona en dos turnos al mediodía– o en su terraza al aire libre, donde se puede comer y cenar sin turnos –aunque sí es recomendable reservar–, tomar unas copas o picar algo a cualquier hora en mesas altas sin mantel.