Qatar no se puede entender sin un recorrido por su arte y cultura. El país, que ha sabido mezclar con acierto sus tradiciones con las costumbres y estilo de vida actual, lleva años haciendo una fuerte apuesta por el arte y la cultura, ofreciendo tanto a visitantes como a residentes una amplia oferta artística de calidad. Desde museos y galerías que son un emblema en sí hasta obras de arte urbano que visten sus calles, Qatar regala un sinfín de opciones para todos los gustos.
Museos de primer nivel
Diseñado por el arquitecto Jean Nouvel, el Museo Nacional de Qatar es uno de los principales reclamos en el país. Ya a simple vista, su arquitectura, inspirada en las rocas conocidas como “rosas del desierto”, adelanta un viaje único por la historia del país. Sus galerías interconectadas crean un viaje visual y sensorial por Qatar, descubriendo sus orígenes y tradiciones, desde la Prehistoria hasta la era moderna.
Siguiendo con el patrimonio histórico del país, Msheireb Musemus también conmemoran la historia de Qatar. Lo hacen en el barrio del mismo nombre -un proyecto que ha pasado de ser la zona más antigua de la capital a un referente en modernidad y sostenibilidad-, a través de cuatro casas patrimoniales restauradas y convertidas en museos que exploran la cultura y desarrollo de Qatar.
A diez minutos en coche se encuentra uno de los centros artísticos de referencia, que involucra a la comunidad local y alimenta el talento emergente a través de su programa de artistas referentes. Es la Fire Station Gallery, una antigua estación de bomberos de estilo industrial que aún conserva la fachada de panal de abejas original desde los días en los que el edificio era parte de la autoridad de defensa civil. Así cumple con su premisa inicial, “traer el pasado al futuro”, además de acoger importantes exposiciones temporales de importantes artistas a nivel mundial.
Otros museos y centros que bien merecen una visita son: Mathaf (Museo Árabe de Arte Moderno), que descubre la riqueza del arte árabe moderno; Qatar Museums Gallery, en Katara Cultural Village, un lugar de corte intimista dedicado a proyectos de arte público; o el Souq Waqif Art Centre, situado en el mercado central de Doha, que exhibe arte tradicional islámico y ofrece talleres y espacios de estudios para futuros artistas.
Arte público en las calles
Pero el arte no solo puede estar encerrado entre cuatro pareces. Y es que el compromiso de Qatar con la excelencia cultural se extiende por todo el país a través de numerosas e impresionantes instalaciones artísticas públicas de artistas internacionales, que se pueden disfrutar desde que el viajero pone un pie en el Aeropuerto Internacional de Hamad (como Lamp Bear, el osito de peluche que es ya todo un emblema) hasta el desierto qatarí, con East-West/West-East, obra megalítica de Richard Serra, cuatro planchas de acero que se extienden a lo largo de un kilómetro.
Serra también dejó huella en MIA Park con 7, una imponente estructura de acero que representa el significado del número siete en la cultura islámica. Muy cerca, en el mismo parque, está Enchanted East, un divertido carrusel obra de Dia al-Azzawi, así como Smoke, de Tony Smith, una escultura profundamente geométrica que en el pasado fue portada de la revista Time, ubicada en el distrito financiero de Doha.
En el Souq Waqif, zoco de Doha, maravilla el Pouce o “El pulgar”, del artista francés César Baldaccini, un pulgar de bronce pulido que marca una intersección del famoso mercado; mientras que Gandhi’s Three Monkeys, del artista indio Subodh Grupa, lo hace en Katara Cultural Village. Se trata de una representación del proverbio “no veo, no oigo, no digo ningún mal” y que aborda de forma desafiante la guerra. Al otro lado de Katara, The Force of Nature II, de Lorenzo Quinn, muestra la madre naturaleza en reluciente bronce y acero inoxidable.
Ya en Education City, que alberga varias universidades, galerías y centros de investigación, cerca se encuentra una de las obras de arte más cautivadoras y rompedoras: The Miraculous Journey, una monumental serie de 14 esculturas gigantes de M.F. Husain, que hace hincapié en el progreso de la humanidad y vida humana.