La ciudad de Burgos ha sido paso estratégico en las primitivas rutas Jacobeas del Camino de Santiago, siglos atrás. Fue tal la importancia de la ciudad burgalesa en los primeros siglos de peregrinación a Santiago que se calcula que la otrora capital del Reino de Castilla llegó a contar hasta con 32 albergues para peregrinos hasta llegar a convertirse en la ciudad más hospitalaria de Europa. Todas sus instituciones y edificaciones religiosas, incluida su Catedral, giraban en torno a los peregrinos.
Este año, como continuación del Año Xacobeo, el Camino de Santiago a su paso por Burgos mantiene la esencia y muchas de las paradas obligadas que ya recogía en su origen. Por ello, PROMUEVE Burgos -la Sociedad para la promoción y desarrollo de la ciudad de Burgos- ha preparado un listado de paradas imprescindibles que cualquier peregrino, viajero o turista debe visitar en su recorrido por el llamado “Camino francés” a su paso por la ciudad burgalesa. Un listado a modo de recomendación de algunos de los elementos más significativos de la ciudad, de incalculable valor histórico y patrimonial, que no podrían entenderse sin su estrecha relación con el Camino de Santiago.
Iglesia de Santa María la Real
En la entrada de la ciudad, por el popular barrio de Gamonal, nos encontramos la primera parada de nuestra ruta: la iglesia de Santa María la Real y Antigua, más conocida como la Antigua de Gamonal. Se trata de una construcción de origen románico del siglo XI, aunque su aspecto actual es un templo gótico del siglo XIV. Fue construido en el pueblo de Gamonal, que actualmente está anexionado a Burgos como barrio. Parada indispensable para cualquier peregrino por su incalculable valor arquitectónico.
La plaza de San Juan. Parada obligada. Esencia jacobea
Si continuamos el camino urbano, la calle de las Calzadas nos guiará hasta el centro histórico burgalés y una de las paradas indispensables para cualquier peregrino: la plaza de San Juan. Un conjunto arquitectónico que alberga algunos de los monumentos y edificaciones claves del Camino de Santiago a su paso por Burgos: La Iglesia de San Lesmes (patrón de la ciudad), el puente y el arco de San Juan, el Monasterio de San Juan y el Hospital de San Juan (antiguo hospital de peregrinos). Un espacio abierto que combina a la perfección diferentes épocas artísticas con las nuevas adaptaciones de arquitectura del siglo XXI que renuevan la esencia de elementos góticos originales.
El alma de esta plaza es la Iglesia de San Lesmes, un templo de estilo gótico construido en el siglo XIV que destaca por su sencillez exterior. Vive a la sombra de la joya incalculable del gótico burgalés, la Catedral, pero no desmerece su visita al interior por su alto valor histórico y patrimonial. En esta plaza, aunque delimitado por una calle asfaltada, también nos encontramos un antiguo puente de piedra que cruza el río y que regentan 4 leones que sostienen escudos de la ciudad, el llamado Puente de San Juan. Al otro lado del puente, se halla uno de los accesos de la antigua muralla de la ciudad de Burgos: el Arco de San Juan.
Un monasterio medieval del siglo XI y un antiguo hospital adyacente completan la visita a este enclave jacobeo burgalés. El Monasterio de San Juan se ha convertido en el Museo Municipal Marceliano Santa María, destinado a obras pictóricas. Mientras que el antiguo Hospital de San Juan, donde los peregrinos reposaban y curaban sus heridas, tan sólo perdura su portada. Hoy es sede de la Biblioteca Pública.
Calle San Juan y Calle Avellanos, avituallamiento necesario
Abandonando la plaza de San Juan, y atravesando el Puente de San Juan, la siguiente parada implica un avituallamiento necesario. La calle San Juan y su continuación la calle Avellanos, son una parada obligada para hidratarse, alimentarse y reposar. Coger fuerza para lo que queda de ruta. Un buen peregrino merece degustar la gastronomía y los vinos y cervezas burgalesas. Una cervecita bien fresquita, un delicioso pincho y continuar el camino. Y si hace frío, nada mejor que la tradicional sopa castellana para entrar en calor.
La calle Fernán González nos guía el camino hacia la Iglesia de San Gil.
Es sin duda la arteria principal de Burgos, siendo paso obligatorio desde la Edad Media del Camino de Santiago. Lleva el nombre del conde Fernán González, conocido por sus gestas como primer héroe castellano. En sus inmediaciones encontramos la Iglesia de San Gil y por supuesto la majestuosa Catedral de Burgos. La Iglesia de San Gil es otra de las paradas obligadas, un ritual para cualquier peregrino y turista que se precie, debido a las maravillosas obras de arte tardo góticas y renacentistas que alberga, fruto de los grandes maestros burgaleses. Otro de los puntos interesantes del recorrido es el Arco de Fernán González, arco del triunfo de estilo herreriano erigido sobre las ruinas de la casa señorial de Fernán González, previamente encontramos la posibilidad de visitar la Iglesia de San Nicolás de Bari con su impresionante retablo tallado en piedra.
El Arco de San Martín y el Puente de Malatos.
Llega el momento de abandonar el casco histórico y la ciudad amurallada. Para ello, dejaremos atrás la histórica calle de Ferrán González y continuaremos el camino atravesando el Arco de San Martín. Más adelante, transcurriendo por las calles Emperador y Villalón, cruzaremos el río Arlanzón por el histórico Puente de Malatos.
El Hospital del Rey
Fuera de la ciudad amurallada nos encontramos con la última y quizá más significativa parada imprescindible: el Hospital del Rey. La actual sede de la Facultad de Derecho de Burgos fue en su momento el centro de acogida de peregrinos más importante de toda Europa. Fue fundado por el rey Alfonso VIII y todavía conserva todavía la Puerta de Romeros, obra plateresca del siglo XVI, que da acceso al patio del mismo nombre.
La Capilla de San Amaro, santo al cuidado de los peregrinos
Escondida, pero adyacente al Hospital del Rey se encuentra la Ermita de San Amaro el peregrino. Casi pasa inadvertida, pero esta ruta por el Burgos más jacobeo no puede terminar sin una visita a este pequeño templo. En su interior, la tradición dice que está enterrado este santo que dedicó su vida al cuidado y a la asistencia de los peregrinos jacobeos.