A pesar de que aún no está instalado como uno de los sitios que los turistas suelen visitar dentro de la hermosa ciudad de Praga, pocas semanas antes de que estallara la pandemia, el prestigioso diario inglés The Guardian calificó a Holešovice como uno de los diez barrios más cool de Europa.
Se trata de uno de los barrios más importantes del distrito de Praga 7, que recién se integró a la ciudad en noviembre de 1990. Con un pasado lleno de industrias y pescadores, en la actualidad es una de las zonas más pujantes de la capital checa, a tal punto que algunos lo comparan con el barrio de Karlín que, en las últimas décadas, vivió un proceso similar.
El barrio de Holešovice se encuentra en un meandro del Moldava, que rodea el barrio por tres de sus lados
Separada del casco antiguo por el inmenso Parque Letnà, y rodeada por el río Moldava, Praga 7 es una inusitada isla en medio de la capital Checa. Desde hace un tiempo, sin embargo, Holesovice que es como ahora todos lo conocen, se ha convertido en un laboratorio de tendencias, en el centro de la modernidad y la vanguardia de la República Checa.
El barrio de Holešovice se encuentra en un meandro del Moldava, que rodea el barrio por tres de sus lados. El vínculo directo que unía la ciudad con el río ha desaparecido desgraciadamente estos últimos años, a causa de las nuevas edificaciones, pero el papel que juega el río sigue siendo esencial. La estructura regular del barrio recuerda el gran periodo industrial, en el siglo XIX. El carácter dinámico y precipitado de esta época se muestra en diversas edificaciones: recintos industriales junto a edificios burgueses y casitas modestas que recuerdan por su parte los orígenes agrícolas del lugar.
Estos últimos años, Holešovice se ha convertido en uno de los centros culturales más activos de la capital checa. Los antiguos locales industriales han sido ocupados de nuevo y se han convertido en centros de cultura alternativa, como por ejemplo, la galería de arte contemporáneo DOX, el teatro La Fabrika o el escenario teatral Jatka 78, que recibe a compañías de circo y de teatro de toda Europa. El antiguo matadero en el que se encuentra esta sala de teatro se llama actualmente “el mercado”, y es el epicentro de la vida del barrio. En estos grandes edificios, encontrarás entre otras cosas un excelente mercado de productores y tiendas de muebles de segunda mano, así como tiendas asiáticas que a menudo venden imitaciones, formando así una especie de ecomuseo de los años 80 y 90…
La parte oeste de Holešovice está separada de la parte este por el descampado de una antigua estación que, sin duda alguna, será algún día una de las obras más grandes de Praga. Pero a la espera de que esto ocurra, se puede aun degustar el ambiente indescriptible de los paisajes postindustriales que han permanecido milagrosamente intactos en mitad del tumulto de la metrópolis.
En Holešovicese han rehabilitado muchos de sus edificios modernistas, antiguas fábricas se han transformado en centros culturales o sedes de empresas tecnológicas, a los museos se les ha dado una vuelta y el antiguo puerto de mercancías es ahora una flamante Marina rodeada de lujosas residencias. Ahora sólo es una cuestión de tiempo para que este barrio de el gran salto a la fama.
Holešovice se encuentra cerca de Stromovka, el espacio verde más grande de Praga, una ciudad que, dicho sea de paso, se caracteriza por tener mucho verde. En su enorme extensión es posible caminar, trotar y correr, practicar deportes, descansar, tomar sol y también descubrir algunos tesoros de la ciudad como, por ejemplo, el planetario, el museo lapidario que alberga algunas de las estatuas originales del Puente de Carlos y hasta un taller de la Escuela de Bellas Artes donde reconstruyen y arreglan varias estatuas de Praga y otras ciudades del país que sufren los efectos del vandalismo o, simplemente, la erosión del tiempo.
Antes mencionamos otro de los lugares destacados de esta zona: el DOX, novedoso museo de arte contemporáneo. El DOX tiene una hermosa terraza coronada por una especie de zepelín que ya es un elemento característico del barrio y donde también suelen hacerse algunos eventos y presentaciones.
Estos últimos años, Holešovice se ha convertido en uno de los centros culturales más activos de la capital checa
En cuanto a la gastronomía, se recomiendan algunos lugares, por ejemplo el Cross Club, sitio grunge diseñado con accesorios de motores que ofrece distintas fiestas cada día, y también el Vnitro block, un hermoso bar hípster que, si bien tiene precios un poco elevados, optimiza el diseño a base de estética industrial y ofrece un café excelente.
Metamorfosis a bajo costo
Pero además Holešovice se caracteriza por ser un barrio con opciones muy recomendables para bajos presupuestos, con algunos lugares secretos que, de empezar a difundirse, harían llegar a esos turistas que suelen quedar atrapados entre Malá Strana y el Puente de Carlos.
Uno de esos lugares es un mercado que ofrece gran variedad de frutas, verduras, carne y pescado. En realidad, en Holešovice es posible encontrar, al menos, un negocio en cada especialidad ideal para bajos presupuestos: locales de ropa de segunda mano con mercadería súper cuidada y a precios increíbles, comedores que ofrecen los típicos platos checos mucho más baratos que en el centro y una escuela de peluquería ubicada en la bella calle Osadní, en la que es posible obtener un cuidado corte de pelo por la módica suma de 40 coronas, un precio alucinante en comparación con las peluquerías convencionales y teniendo en cuenta, además, la gran concentración y profesionalismo de esos chicos que están terminando de formarse en su oficio.
Esas son sólo algunas recomendaciones acerca de un barrio de Praga que, si bien aún no cuenta con la fama de otros lugares, vale la pena recorrer aunque sea durante algunas horas, porque es uno de esos sitios que, para utilizar una palabra querida por muchos amantes de Praga, se encuentra en plena metamorfosis.
Monumentos:
Entre los monumentos, destaca especialmente el recinto del antiguo matadero, ya mencionado, diversos centros industriales (las antiguas fábricas Ferona, entre otros) o el excepcional puente de Libeň, obra de Pavel Janák, un ejemplo notable de arquitectura a medio camino entre los últimos ecos del cubismo arquitectónico y el entonces incipiente movimiento purista.